Nuestro cuerpo tiene una reserva de enzimas digestivas, que son proteínas creadas por nuestro organismo para catalizar, es decir, acelerar reacciones químicas que juegan un papel clave en el proceso digestivo. A medida que nos vamos haciendo mayores esta reserva disminuye poco a poco.
En parte, compensamos está perdida con las enzimas de algunos alimentos, especialmente los vivos. De hecho, nuestro aparato digestivo está diseñado para digerir alimentos con enzimas; por eso, si comemos alimentos que no los contienen en suficiente cantidad, nuestro organismo tiene que trabajar más y recurre a su reserva endógena.
Prolonga la juventud de tu organismo
Esta pérdida enzimática favorece el envejecimiento y el desgaste prematuro de la piel, de la sangre y de todos los órganos. Pero si comemos alimentos con enzimas nos mantendremos más jóvenes y saludables y tendremos más energía.
Los alimentos con enzimas podemos comerlos tal cual o someterlos a ciertos procesos naturales: germinación, fermentación, deshidratación, trituración… pero siempre sin exponerlos a temperaturas superiores a 40-45 ˚C para que puedan aportarnos sus nutrientes en el estado óptimo.
No esperes a ver los síntomas del envejecimiento para empezar a cuidarte. Para lucir jóvenes exteriormente necesitamos mantener nuestra sangre joven. ¿Y cómo es una sangre joven? Una sangre oxigenada y libre de toxinas, con un pH equilibrado, ligeramente alcalino.
La dieta de los alimentos crudos
La dieta raw food o dieta de alimentos crudos es ideal, pues aparte de aportar vitalidad y enzimas, la "comida viva" es una extraordinaria herramienta para desintoxicar el organismo y deshacernos de los kilos que nos sobran.
Esta dieta no incluye alimentos con gluten, azúcar o lácteos. Es, por tanto, una opción ideal para personas con intolerancias y alergias a ese tipo de productos, con enfermedades o, simplemente, que quieran cuidarse y comer rico sin necesidad de ingerir animales.
Además, la "comida viva" te conecta con tu lado espiritual y te sensibiliza con los ciclos de la naturaleza. Recuerda que la clave es agrandar la ensalada e incluir en tu plato abundantes alimentos frescos, vivos y llenos de colores. Te encontrarás mejor y verás el entorno con otros ojos.