Se venden muchas pastillas y métodos para rejuvenecer, pero hasta ahora nada ha demostrado alargar más la vida que comer lo justo y ayunar si es necesario.

Según un dicho ayurvédico, en la vida se tienen unas cuantas respiraciones, unas cuantas pulsaciones y unas cuantas raciones de comida, y cuando se acaban te vas. Si es mejor consumirlas rápido o despacio depende de los gustos.

Las poblaciones más longevas del Cáucaso, el Karakórum y los Andes consumen casi un tercio menos de calorías que un ciudadano occidental. Tienen en común una dieta semivegetariana, baja en calorías y en grasas. Otro factor que contribuye en gran medida a su salud y forma física es, sin lugar a dudas, la práctica habitual de ejercicio.

Un entrenamiento con recompensa

Restringir la ingesta calórica protege las neuronas de la vejez. Además, la capacidad de sobrevivir a periodos de escasez aumenta si se está entrenado a comer poco.

Los animales que sobreviven a periodos de escasez viven más, y las personas también

Un detalle importante: quienes pasan periodos de hambre no deseados, por guerras o escasez, y lo toman como algo perjudicial y con gran enfado tienen menos defensas, mientras que quienes ayunan voluntariamente, o controlan sus dietas, mantienen el buen humor y lo viven como algo fisiológico tienen las defensas más fuertes.

Hoy nos encontramos con la gran paradoja mundial de que muchísima gente muere de hambre y otra vive menos por comer demasiado.

Por otro lado, el no va más de la ciencia actual en esta sociedad de consumo son los trabajos de investigación sobre “restricción calórica mimetizada”, que buscan una molécula que imite los efectos fisiológicos de la ingesta hipocalórica aunque se siga comiendo demasiado.

Ante este panorama solo se me ocurre poner un poco de sentido común y dar una receta dietética no habitual: lo saludable es comer lo justo.

Ahora bien, ¿dónde está “lo justo”?

Te recomiendo que…

  • Sigas una dieta que suponga una reducción de un 10-15% del denominado peso establecido.
  • No ingieras menos de 0,5 g de proteínas al día ni más de 1 g de grasas por kilo de peso corporal.
  • Comas los hidratos de carbono necesarios para alcanzar las calorías precisas, pero de los complejos.
  • Evites en lo posible el azúcar blanco.
  • Practiques el ayuno con regularidad en función de tu experiencia.