La gente le tiene miedo a la fruta, hay una creencia popular que la ha demonizado. ¡Socorro, socorro! ¡La fruta tiene azúcares y los azúcares son malos y engordan! Espera. Vayamos por partes.
La fruta es el alimento perfecto, solo falta tener un cuerpo en armonía y unos hábitos alimentarios correctos, esto es todo. El problema es que son pocos los que pueden presumir de ello.
Fuente de nutrientes y energía
¿Cuántas veces me han pedido recetas de batidos sin plátano? Temor a que algo natural, perfectamente empaquetado por la Mamá Tierra nos haga ganar peso o sea peor para nuestro cuerpo que una barrita de cereales envasada en plástico o aluminio repleta de saborizantes, edulcorantes y otros “…antes” químicos pero, eso sí, que solo nos aporta 99 kcal.
Está claro que las frutas son una rica fuente de calorías y azúcares naturales, pero también son un “envase” natural de antioxidantes y minerales. Se trata de uno de los grupos de alimentos más depurativos que existen y como tal debemos incluirlas en nuestra dieta.
Los azúcares de la fruta
Los cuerpos sanos tienen la capacidad de gestionar los azúcares de una manera muy distinta a aquellos que padecen desequilibrios como la candidiasis, hongos, diabetes o problemas de hígado. O si al consumir fruta aun tenemos restos de alimentos altamente ricos en proteínas o grasas en el estómago, esto también puede afectar a cómo nuestro organismo va a reaccionar frente a los azúcares de la fruta.
La fruta nos ayuda a limpiar el cuerpo, nos ayuda a mover y estimular el tránsito intestinal, es fácil de digerir, es muy rica en agua y fibra, no tiene almidones densos ni grasas, y su tiempo estimado de digestión es de unos 20 minutos.
Si consumimos fruta después de las comidas, o si comemos fruta indiscriminadamente durante todo el día y no tenemos en cuenta qué es lo que acabamos de comer hace poco y que aún perdura en nuestro estómago, puede que esa manzana, esas fresas, ese trozo de melón, nos sienten mal, nos provoquen gases y nos hinchen la barriga.
Estas mezclas no nos ayudarán a sentirnos más ligeros, provocarán fermentación de los azúcares rápidos de la fruta, y con esto la aparición de toxinas. Como consecuencia, más retención de líquidos y grasa.
Cuerpo en harmonía
¡Atención! La fruta nos hace bien cuando tenemos el cuerpo limpio.
Cuando sufrí de candidiasis (mal de muchos), pasé una buena temporada tomando muy poca fruta. Por suerte puede recuperarme rápido, en tan solo 8 meses, gracias no solo a la alimentación, sino a la meditación y a rebajar el estrés.
Las frutas que comía eran básicamente limones, pepinos, tomates, pomelos, granadas y frutos del bosque, todas ellas con bajo contenido en azúcar, pero aún así la fruta seguía formando parte de mi dieta y fue limpiando aun más mi alimentación, hasta que logré equilibrar los niveles de flora intestinal y vaginal. Pero ahora, que ya estoy completamente “curada”, la fruta está en gran parte de mis comidas desde que me levanto hasta la comida o temprano por la tarde antes de salir a hacer ejercicio, y más ahora que es verano y la naturaleza nos ofrece tanta opciones.
Así que limpia tu alimentación de productos altamente procesados, de harinas y azúcares refinados, de gluten y productos lácteos, y, si comes fruta, cómela sola o como mínimo 20-30 minutos antes de tus comidas, especialmente si quieres perder peso.
Entonces, ¿engorda?
Cabe decir también que, como alimento rico en azúcares rápidos, si después de comer fruta no nos movemos y los gastamos (muchas veces he tenido pacientes que, queriendo adelgazar o eliminar la grasa concentrada en el estómago, solo cenaban fruta), el cuerpo guardará estos azúcares en forma de reservas de grasa. ¿O no había comentado antes que el cuerpo es muy sabio?
Nuestro organismo no desprecia nada que pueda reutilizar, así que transforma los azúcares sobrantes en lípidos ya que es la manera más eficiente de almacenar energía. Recordad que 1 gramo de carbohidratos/azúcares solo nos aporta 4 kcal, mientras que 1 gramo de lípidos/grasa nos aporta 9 kcal. Si adelgazar es tu objetivo, prepárate una deliciosa crema de verduras o una buena ensalada repleta de colores para cenar.
La fruta es el alimento más natural que existe, la podemos comer simplemente encontrándola en el bosque, en la naturaleza. Es un paquete cargado de fibra y micronutrientes que científicamente han demostrado que nos ayudan a contraer menos enfermedades y tienen un efecto protector y antiaging sobre nuestras células. Así que a medida que vayas limpiando tu alimentación, incluye más fruta en tu día a día y ¡abrázala sin miedo!