Los efectos de la crisis global que estamos sufriendo, van mucho más allá del ámbito sanitario o económico. Muchos niños y adultos están pasando una crisis psicológica. Hasta un 78% de la población puede llegar a sufrir algún tipo de trastorno psicológico durante esta crisis por covid-19.

La situación actual de la pandemia es muy similar a la que ya vivimos hace unos meses. Estamos ya, al menos en España, en la segunda oleada de la covid-19.

Ante este panorama, diversos estudios ya nos advierten de que las consecuencias psicológicas de esta segunda oleada pueden ser peores, incluso, que las de la primera. Como se suele decir, llueve sobre mojado.

Cuanto antes detectemos estos problemas, antes podremos trabajar para solucionarlos y evitar que sus efectos aumenten y nos hagan más daño aún.

Covid-19: los efectos psicológicos de la segunda ola

En estos tiempos de pandemia resulta fundamental valorar nuestra salud emocional como algo prioritario. Si nuestro equilibrio flaquea, no podremos estar bien para cuidar de nuestra familia ni para rendir en el trabajo.

Veamos, según estimaciones de diversas asociaciones de psicólogos, cuáles serán los problemas que van a verse agravados en esta segunda oleada de la crisis. Busca ayuda profesional si sientes que estos problemas te superan.

  • Estrés postraumático

En personas que han sufrido pérdidas dramáticas de familiares, con el agravante de no haberse podido despedir de ellos, revivir situaciones similares a las que ya han padecido, puede ser especialmente grave.

Además, muchos profesionales sanitarios que han pasado por situaciones de estrés extremas, a un nivel de ansiedad como nunca antes habían tenido que soportar, también corren el peligro de sufrir episodios de estrés postraumático.

Al revivir, en sus hospitales, las mismas experiencias terribles, su equilibrio emocional puede verse muy comprometido.

  • Depresión

También va a haber un aumento de síntomas depresivos, tales como apatía, desánimo o insomnio. Las personas que quedaron especialmente debilitadas tras la primera parte de la crisis, son más vulnerables a caer en depresión.

  • Agotamiento

Se calcula que, durante la primera oleada, debido al cúmulo de estrés y ansiedad, alrededor de un 40% de las personas se quejaban de cansancio físico.

En esta segunda oleada, puesto que no hemos tenido tiempo para recuperarnos del impacto emocional de la primera crisis, el agotamiento llegará mucho antes y alcanzará a muchas más personas.

  • Aumento de la ansiedad

Más de dos terceras partes de la población puede llegar a sufrir, en grados diferentes, crisis de ansiedad. Incluso personas que nunca la han padecido, pueden experimentar, debido a la acumulación de altos niveles de estrés durante prolongados períodos de tiempo, algún episodio.

Señales como un aumento del ritmo cardíaco, sudoración, respiración acelerada, sensación de agitación y nerviosismo, o miedo ante un peligro inminente, pueden ser indicativos de una crisis de ansiedad.

Ante estas crisis, de ser muy profunda y limitante, puede ser necesaria, en un primer momento, la ayuda psiquiátrica y, tras el pico de ansiedad, el apoyo psicológico.

  • Fobias

Hablamos de fobia cuando las medidas normales de prevención frente al virus se convierten en miedos exagerados a ser contagiados en cualquier momento.

En estos casos la persona puede evitar toda situación que pueda considerar peligrosa y restringir, aún más, su vida social y su actividad fuera de casa, lo que tampoco es saludable.

  • Incertidumbre y dudas

Quizá el mayor daño, a nivel emocional, que estamos sufriendo es el desconocer cuál es la situación real en cada momento, cuánto tiempo más durará esta crisis sanitaria y qué consecuencias económicas y sociales nos dejará.

Esta incertidumbre hace que todos los problemas anteriormente mencionados, se agraven y se prolonguen en el tiempo.