Existen ciertos momentos a lo largo del día en los que el cerebro se encuentra en un estado de conciencia ideal para conectar con la intuición y poder acceder a ideas creativas y originales. Uno de estos instantes ocurre, al despertar, tras haber descansado durante la noche.

Hace tiempo, os expliqué en un artículo todo el trabajo que realiza nuestro cerebro, aunque no seamos conscientes de ello, cuando dormimos. El descanso ayuda a organizar y guardar toda la información del día anterior, pero también nos puede servir para encontrar formas nuevas de resolver nuestros problemas o conflictos.

Al despertar, antes de que se desvanezca, podemos recoger los frutos de ese trabajo nocturno para poder incorporar las nuevas ideas a la vida cotidiana y aprovechar toda la sabiduría de nuestra intuición.

Existe un momento, cuando estamos despertando, en el que el cerebro ya no está dormido, pero aún no está completamente activo. Este es un estado de especial lucidez, en el que es mucho más fácil conectar con la intuición. Este trance puede durar unos segundos o varios minutos.

Si, nada más sonar el despertador, saltas de la cama, apenas serás consciente de esta transición. Sin embargo, si te tomas un tiempo para disfrutar de este momento, los beneficios pueden llegar a ser considerables.

Ejercicio para conectar con tu intuición, paso a paso

  • 1. Busca el momento ideal

Para poder aprovechar este momento especial, debes planificarlo con anterioridad. Si es necesario, adelanta tu despertador para tener un margen de seguridad y poder dedicar 10 o 15 minutos a este ejercicio. El beneficio merece la pena.

Mucha gente, nada más despertarse, aprovecha los primeros minutos de la mañana para revisar el móvil en la cama (para comprobar el email o repasar las redes sociales).

El problema es que, tras realizar esta actividad, la mente ya está demasiado activa como para poder tener la conexión con la intuición que estamos buscando. Es mucho mejor hacer el ejercicio que te propongo antes de comenzar a revisar el móvil.

  • 2. Imagina un libro y escribe lo que se te ocurra

Al despertar, antes de saltar de la cama, tómate unos minutos para seguir relajada o relajado, sin hacer esfuerzo por moverte.

Imagina una biblioteca personal, tranquila, sin ruido ni gente. En el centro de esa biblioteca hay una mesa o un atril con un libro y una pluma.

Acércate a ese libro y comienza a escribir la primera frase que se te ocurra sobre el tema que quieras investigar. Esto puede variar mucho entre cada persona. Unos pueden buscar una solución a algún problema, otros, encontrar un diseño original para un cliente, etc. Las posibilidades son infinitas.

Recuerdo un chico, en terapia, que comenzaba escribiendo “Querida intuición, ¿cuál es el informe de esta noche?”

A continuación, deja que la pluma flote en el aire, apoyada sobre su punta y comience a escribir. En ocasiones, escribirá una palabra o una frase, pero también puede trazar un dibujo o, simplemente, tomar la forma de una idea en tu cabeza.

  • 3. Anota las ideas en un diario de intuiciones real

Cuando hayas terminado este ejercicio, estírate, levántate y anota las ideas que hayan aparecido en un diario de intuiciones.

  • 4. Analiza las ideas anotadas

Una vez anotadas, analiza las ideas que hayas obtenido y busca la mejor manera de llevarlas a la práctica. Este es el momento en el que la parte racional puede aprovechar y aplicar las intuiciones que, de otra forma, pasarían desapercibidas y se perderían.

De vez en cuando, revisa tu diario de intuiciones. En él encontraras la información, las soluciones y a creatividad que verdaderamente necesitas para tu día a día