Los edificios son los responsables de casi la mitad de la energía que se consume en el mundo, así como de la emisión del 40% de gases de efecto invernadero. Para avanzar hacia edificios y viviendas más sostenibles, la nueva directiva europea sobre edificación exige que todos los edificios de nueva construcción y los rehabilitados tengan un consumo casi nulo.
Un primer paso hacia el afianzamiento de las viviendas sostenibles lo constituye el cumplimiento del nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) que entró en vigor el pasado mes de julio y que, de acuerdo con la directiva europea, exige que todos los edificios de nueva construcción y los rehabilitados tengan un consumo casi nulo. Para los inmuebles públicos es obligatorio desde comienzos del 2019.
Además, diferentes iniciativas de certificación privada avalan si una vivienda es sostenible o no. El Breeam o el Well son buenos. En España destaca el sello Verde, una certificación de sostenibilidad en edificios desarrollada por GBCe (Green Building Council España) y basada en la economía circular. Tiene en cuenta el impacto desde que se producen los materiales de construcción hasta que se demuele la casa y se les da una segunda vida.
"En un mundo que, o será respetuoso con el medio ambiente o no será, las viviendas sostenibles se perfilan como la opción de hogar del futuro y conducen a plantearnos el papel de la casa como un espacio flexible y pensado para el desarrollo de las personas, algo de lo que se dista mucho en la actualidad", reflexiona Gabriel Gomera, arquitecto cocreador del concepto de "casas JIA", construcciones modulares y sostenibles de madera inspiradas en la casa japonesa tradicional.
Pero, ¿qué define que una vivienda sea respetuosa con el medio ambiente? ¿Cómo debe ser una casa sostenible?
Casas de consumo casi cero
Reducir la demanda energética de la vivienda sin renunciar al confort y a la salubridad es el camino a seguir. Las estrategias pasan por aplicar criterios de construcción basados en una orientación que favorezca la entrada del sol en casa en invierno y en protegerla en verano mediante recursos simples como un porche, un alero en la zona más insolada o un sistema de persianas regulables que eviten el sol directo.
Igualmente importante para minimizar el consumo energético es contar con un buen aislamiento, que no permita que se escape el calor en invierno, ni que se caliente en exceso durante los meses más cálidos. De este modo se hacen menos necesarios los aparatos para calentar o enfriar las estancias, reduciendo el gasto energético y su huella ecológica sensiblemente. Como mucho, se suele recurrir a la caldera de biomasa o a la estufa de pelets o leña para aumentar la temperatura en las zonas muy frías.
Sistemas de aislamiento natural
En los edificios se produce un intercambio de calor-frío entre interior y exterior a través de sus paredes y techos, explica Gabriel Gomera y, por ello en los sistemas de arquitectura pasiva es muy importante la composición de los materiales de construcción.
En las "casas JIA", por ejemplo, se introduce un sistema de aislamiento natural que puede llegar al 70% del espesor de las envolventes, lo cual facilita la estanqueidad para mantener estable la temperatura interior a pesar de los cambios exteriores.
- Baja conductividad térmica. Pablo Carbonell, arquitecto y fundador de la empresa de arquitectura sostenible Ecoproyecta, con sede en Murcia, explica que en las casas pasivas construidas con criterios sostenibles el aislamiento se puede conseguir de muchas maneras, pero lo habitual es utilizar materiales con una baja conductividad térmica.
- Materiales naturales. Son ligeros, esponjosos y porosos, como la fibra de madera, de cáñamo, de lana de oveja, de corcho natural, de algodón reciclado y, tienen un buen comportamiento térmico. Por ello se usan de forma prioritaria en bioconstrucción.
- Evitar los sintéticos. En la construcción de casas convencionales lo habitual es utilizar materiales sintéticos derivados del petróleo, como el poliestireno expandido o la espuma de poliuretano, más baratos pero muy tóxicos, especialmente en caso de incendio, explica Carbonell.
- Muros y tejados. Otras maneras naturales de aislar son mediante muros gruesos o tejados verdes, que aparte de ser un elemento estético de gran belleza y totalmente integrado en la naturaleza consiguen un efecto «botijo», ya que cuando se riegan en verano se evapora el agua y refresca la casa, señala Carbonell.
Criterios de diseño bioclimático
- Ventilación cruzada. Otro aspecto vital que garantiza una temperatura de confort y un ahorro energético de hasta un 85% en las casas pasivas, tanto en invierno como en verano, es la ventilación, favorecida por la ubicación estratégica de las ventanas y una distribución interior de los espacios que favorece la ventilación cruzada, que se produce, por ejemplo, al abrir una ventana en la fachada sur de la casa y otra en la fachada norte para que el aire pueda correr a través de la vivienda sin el impedimento de puertas, tabiques o compartimentos.
- Forzar la ventilación. El Código Técnico de la Edificación obliga a que las nuevas viviendas cuenten con un sistema de ventilación forzado y mecánico que, aparte de regular la temperatura y la humedad del interior, renueve el aire cargado de CO2 debido a la respiración y a las radiaciones de televisores, ordenadores, electrodomésticos… que van haciendo tóxico el aire en el interior de las casas.
- Recuperar el calor. El aire se debe extraer por cuartos húmedos (aseos) y debe entrar por zonas secas: salones y dormitorios. Este sistema de ventilación, y a la vez de recuperación de calor, hace posible que el aire del exterior que entra intercambie energía con el que sale, con lo cual la casa se mantiene en una temperatura confortable. A pesar de que es el único elemento mecánico en este tipo de casas, resulta muy eficiente.
Un beneficio añadido de este sistema es que reduce las partículas contaminantes del aire gracias al uso de filtros especiales.
- Conectadas con el exterior. Diseñar espacios que conectan el interior con el exterior, a modo de lugares de transición, es otra clave para que se mantenga equilibrada la temperatura del interior de la casa. Así lo cuenta Gabriel Gomera y lo pone en práctica en las casas que realizan en su estudio de arquitectura. Inspiradas en la casa japonesa, se abren desde dentro a un espacio natural, patio o jardín mediante el engawa o zona de transición. Esta no solo aporta la función bioclimática; también tamiza la luz que entra en la casa e invita a la contemplación.
Materiales de KM0 y bajo impacto
- Materiales del lugar. La construcción, para que sea sostenible, se circunscribe a los materiales disponibles y a las técnicas tradicionales de cada lugar. Lo ideal es que los materiales sean naturales y que sean de "KmO", para que no tengan que ser transportados desde otros países, con la huella de carbono que esto implica; es decir, que puedan adquirirse fácilmente en el entorno en el que se va a construir para evitar el impacto ecológico.
- Materiales tradicionales. Se vuelve a recuperar la madera, la piedra, la paja, la arcilla, el bambú, el tapial (tierra compactada con cal) y el adobe (tierra amasada con paja u otras fibras vegetales, que son materias primas abundantes y locales con las que se pueden elaborar bloques de tierra de gran resistencia). Por ejemplo, se pueden construir casas con muros de tierra compactada de gran grosor, de unos 60 cm, que aportan la suficiente capacidad de aislamiento para una temperatura ambiente agradable en el interior, explica Carbonell.
- Paredes que respiran. Materiales como la cal hidráulica, utilizada en el siglo XIX para el revestimiento de las paredes, vuelven a tenerse en cuenta en las casas sostenibles. La cal hidráulica, al ser un material muy poroso, permite que las paredes respiren y aporta sus propiedades como aislante térmico. Además, al no contener aditivos, procura una buena calidad del aire en el interior, libre de contaminantes, al igual que la arcilla.
- Soberanía constructiva. La arquitecta Àngels Castellarnau es la ganadora del Terra Award 2016, el Premio Internacional de Arquitectura Contemporánea en Tierra Cruda por el proyecto de su propia vivienda, una casa sostenible realizada en tapial en el centro de Ayerbe (Huesca). En este proyecto, donde ha llevado al límite todas las técnicas y materiales de bioconstrucción, ha querido materializar el concepto de "soberanía constructiva": materiales "KmO" sin transformar, que luego pueden volver al medio; gestión de residuos independiente de sectores industriales; cuidado de la salud, especialmente de alérgicos e hipersensibles; y construcción más accesible a todo el mundo por ser más económica.
Casas que respetan el paisaje
La construcción sostenible, por otra parte, cuida el paisaje. A la hora de hacer movimiento de tierras, hay una gran sensibilidad con la vegetación preexistente. Gabriel Gomera hace hincapié en el respeto máximo a la vida del lugar donde se va a construir, apostando por entrar en la tierra dialogando con ella, no arrasando.
- La energía del lugar. "Nosotros recomendamos, además, estudiar el terreno para detectar cualquier problema geobiológico que pudiera haber. De esta manera podemos ubicar las zonas de descanso o de trabajo, en las que se suele pasar muchas horas, para que queden libres de radiaciones electromagnéticas (naturales o artificiales) o de problemas que pudieran comprometer la salud de sus habitantes. La casa se organiza en función de esa lectura", explica.
- Más vegetación. Por su parte, Pablo Carbonell afirma que es muy interesante utilizar la vegetación como un material más de construcción. El uso de árboles autóctonos en el entorno de la casa permite beneficios múltiples, como la filtración del aire que estamos respirando; crear sombra cuando nos interesa en verano y que se caliente en invierno con árboles de hoja caduca, que dejan pasar los rayos del sol; fijar la tierra y reducir su erosión por la escorrentía del agua, de manera que esta se puede aprovechar mejor.
- Impacto en positivo. Para Carbonell, la «casa sostenible» es un concepto holístico que reúne muchos aspectos: paisajísticos, de materiales utilizados, impacto ambiental, huella ecológica, etc. Todo hace posible que la casa sea, no solo energéticamente eficiente, sino saludable para los que van a vivir en ella.
Casas sostenibles: por qué invertir en ellas
Una pregunta frecuente es si son más caras las casas con criterios de sostenibilidad. La respuesta es que depende del plazo y de cuáles sean las prioridades.
En estas viviendas sostenibles, el coste del aislamiento térmico puede ser un 20 a un 30% mayor, pero ahorras en máquinas y en consumo a posteriori. Son inversiones que en 7 u 8 años están amortizadas, con un ahorro considerable cada año. "Aquí te gastas en un año lo que te gastas en una casa convencional en un mes, en eso radica la diferencia", explica el arquitecto Gomera.
- Con certificados. Puede haber casas con certificado de vivienda sostenible más caras o más baratas, añade Carbonell, depende de lo que quieras invertir. "La casa geodésica que proyectamos para una pareja en Jumilla costó 45.000 euros. Es una casa muy barata y es autosuficiente, está desconectada de cualquier red urbana de energía y de agua. Dispone de electricidad todo el año, de agua caliente sanitaria, calefacción para el invierno y refrigeración natural en verano, por un precio total de 200 euros al año", detalla.
- Según prestaciones. El precio final depende lógicamente de la dimensión de la vivienda, de si se pretende que sea una casa absolutamente autosuficiente o no del todo, de si es prefabricada o realizada in situ, y también de los acabados y accesorios con los que se la quiera dotar», asegura Gomera.
Rehabilitar: otra forma de actuar
Durante décadas el sector de la construcción ha estado asociado a las burbujas inmobliarias y a la construcción de obra nueva. Actualmente se dispone de un parque inmobiliario construido que precisa renovarse para conseguir edificios y viviendas que consuman menos.
- Mejorar la economía. La reducción del consumo energético va a permitir erradicar las situaciones de pobreza energética, además de mejorar la economía y la salud del planeta. Mientras que el ritmo anual de gran rehabilitación en Europa es del 2%, en nuestro país se reduce al 0,2%.
- Políticas públicas. El presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), Luís Comeron, demanda "políticas públicas que impulsen y aprovechen el potencial de un sector que todavía no se ha recuperado de la crisis anterior".