El movimiento Ugly Food, "comida fea", es muy activo en países como Gran Bretaña, Escandinavia o Alemania. Intenta convencernos de la necesidad de no dejar fuera a las frutas o verduras no perfectas en nuestra compra, pues son frutas y verduras que, si no, irán a parar a la basura.
Es un movimiento que se dirige a nosotros como consumidores, para concienciarnos de los motivos por los que es importante aprovechar las frutas y verduras feas y por la responsabilidad que tenemos cuando vamos a comprar. Trata de que cambiemos una mentalidad muy arraigada que responde a premisas falsas, porque, además, este cambio ayuda a abaratar nuestra cesta de la compra.
Sin embargo, esta iniciativa va mucho más allá, porque busca beneficiar a toda la cadena alimentaria, empezando por el agricultor. Si todos compráramos frutas y verduras "feas", los agricultores podrían dar salida a aquella producción que, aunque sea perfectamente válida para el consumo, acaba siendo rechazada atendiendo a los cánones de aspecto que impone el comercio. Incluso podría dar salida a cosechas ligeramente dañadas por eventuales efectos meteorológicos.
También saldrían beneficiados el distribuidor y el mayorista. En algunos casos, incluso puede promover determinadas iniciativas solidarias, como es el caso de las empresas que fabrican productos derivados de la fruta desechada contratando a mano de obra de colectivos desfavorecidos.
Y es que los distintos movimientos de Ugly Food se alinean con algunos de los objetivos de Desarrollo Sostenible auspiciados por la ONU en 2015, cuyo propósito principal es la erradicación de la pobreza en el mundo, al tiempo que se asegura el bienestar de las poblaciones desfavorecidas a través de un desarrollo económico sostenible y acorde con los ritmos de la naturaleza.
Aquí tienes una selección de estos movimientos, para que puedas conocer su labor y apoyarlos:
Iniciativas de Ugly Food en Europa
Por todo el continente se van multiplicando las iniciativas que impulsan el buen aprovechamiento de la comida que se desecha injustamente, con objetivos y planteamientos muy diversos.
En Oddbox recuperan las frutas y verduras dañadas de los propios productores, las ordenan y empaquetan sin utilizar envases innecesarios; cuando los utilizan, son siempre envases reciclables. Las frutas y las verduras las sirven a sus clientes en envíos individualizados. Además destinan un 5% de sus ganancias a dar apoyo a entidades de lucha contra la pobreza en Londres, como City Harvest.
Esta empresa está en la misma línea que la anterior y su lema reza así: "En The Wonky Food Company creemos que el tamaño, la forma y el color no importan, que lo verdaderamente importante es el sabor".
Es la iniciativa de dos personas que han dedicado muchos años a profundizar sobre la viabilidad de la alimentación sostenible, y que han creado la empresa uniendo esfuerzos. En Eat Grimm (Grimm significa 'feo' en danés) trabajan directamente con productores locales, en especial de agricultura ecológica, que reciben una remuneración justa por su labor. Se valen en parte de la ayuda de voluntarios para el transporte de los productos a sus destinatarios y evitan el uso de envoltorios no reciclables.
Iniciativas de Ugly Fruit and Veg en España
También tenemos algunas iniciativas interesantes en España, algunas ya con un largo recorrido:
Esta empresa catalana nació en 2019 y vende en toda España. Apuesta por apoyar a los agricultores locales y evitar el derroche alimentario vendiendo la fruta que no se puede colocar en el mercado a un precio ventajoso tanto para el productor como el consumidor.
Fomenta la venta de proximidad, no utiliza invernaderos y compra directamente al productor. Venden productos como cajas de frutas y verduras, como manzanas, peras, melocotones, coles, lechugas, espinacas, acelgas, etc.
Esta empresa tipo startup, con sede en Barcelona, se fundó en septiembre de 2019 y forma parte de una cadena internacional homónima. Cuenta con el asesoramiento de la red Netmentora y aprovecha la fruta muy madura o desechada para elaborar zumos de fruta 100% naturales, con la lucha contra el derroche alimentario y energético como filosofía.
Con 2.000 kilos de verduras y frutas rescatadas, informan, se llegan a ahorrar 3.800 kilos de CO2. Y la compañía, por cada litro de zumo elaborado reutilizan hasta dos kilos de alimentos que habían sido rechazados. Ahora operan en Barcelona, pero pronto se extenderán a Madrid y a otras ciudades españolas. Suministran zumos a restaurantes, servicios de catering y coworkings.
Esta iniciativa, fundada en 2014, tiene como objetivo fomentar el aprovechamiento alimentario y lo hace a través de la actividad del espigamiento (espigolament en catalán), una práctica milenaria que ha querido recuperar y que no es más que la de cosechar aquellas frutas y verduras que los agricultores y agricultoras no pueden comercializar a causa de las políticas estéticas o de caídas de precio.
Cuentan con equipos de voluntarios, con un gran trabajo de sensibilización sobre el valor del trabajo del sector primario, y promueven estudios y actividades de sensibilización para fomentar la implicación de las personas en la lucha contra el desperdicio alimentario. Se basan en los principios de la economía circular y buscan dar apoyo a colectivos en riesgo de exclusión social.
Actualmente la red de Espigoladors cuenta con más de 100 productores comprometidos con el aprovechamiento alimentario y han firmado un convenio de colaboración con dos de los principales sindicatos agrarios catalanes, la Federació de Cooperatives Agràriàs de Catalunya y Unió de Pagesos.
Actualmente, la Fundación Espigoladors trabaja en distintos territorios catalanes. La mayor parte de su actividad la desarrolla en el Parque Agrario del Baix Llobregat, un parque agrícola muy cercano a la ciudad de Barcelona. Asimismo, el modelo de Espigoladors se ha replicado recientemente en Navarra a través del proyecto Buruxka.
Venden conservas vegetales que se elaboran con frutas y verduras descartadas del circuito comercial: mermeladas tanto de frutas como de verduras, patés vegetales y salsas. Todos los productos son veganos y sin gluten, no tienen conservantes ni colorantes, y en el caso de las mermeladas, con pocos azúcares añadidos.
Esta empresa murciana recolecta de la propia huerta murciana gracias a la colaboración de cooperativas agrícolas de la región. Se recicla, se le da una presentación vendible y se destina a objetivos solidarios. Sus principios: contribuir a la erradicación de la pobreza y el hambre, al tiempo que se da apoyo al agricultor local.
Directamente de la huerta valenciana, esta empresa busca dar una segunda oportunidad a las frutas que por su aspecto no se pueden comercializar en supermercados y fruterías. Sus objetivos: reducir el derroche alimentario, apoyar a la agricultura local, contribuir a reducir el impacto ambiental de la agricultura.
Recolectan naranjas de la huerta valenciana procedentes de árboles de primera calidad.