A estas alturas todos sabemos que las bolsas de plástico y los plásticos en general constituyen un enorme problema. En España, desde 2021 la ley prohíbe que regalen en los comercios, que ahora solo pueden vender bolsas biodegradables.  Esta medida puede hacer que nos sintamos tranquilos al llevarnos las modernas bolsas recicladas y de "bioplástico", pero no debería ser así, porque estas también son un problema. 

Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), estas bolsas biodegradables ciertamente se descomponen y no representan para el medioambiente el mismo tipo de problema que las antiguas bolsas de plástico, pero contienen aún más compuestos químicos tóxicos que aquellas.

¿Por qué contienen más tóxicos las bolsas biodegradables?

El estudio publicado en el Journal of Hazardous Materials muestra que las bolsas recicladas y las biodegradables contienen más tóxicos que las antiguas de plástico no reciclado. ¿Cómo es posible?

Los investigadores compararon el contenido de tóxicos de las bolsas después de someterlas  a rayos ultravioleta (fotodegración) para emular su degradación y al convertirlas en abono mediante compostaje. Para evaluar la toxicidad, expusieron a células cultivas a las diferentes muestras.

Los resultados indicaron que la luz ultravioleta incrementa la toxicidad de las bolsas biodegradables y que los tóxicos se trasfieren al abono, lo que puede provocar una acumulación de contaminantes con efectos perjudiciales para la salud de las personas.

Los fabricantes añaden aditivos químicos

Cinta Porte, autora principal del estudio, se muestra sorprendida porque el plástico convencional provocó menos alteraciones en las células que las bolsas biodegradables. La razón de que esto sea así es que los fabricantes de bolsas biodegradables utilizan aditivos químicos para mejorar las características de las bolsas que podrían ser “especialmente  tóxicos”.

Estos agentes químicos no han podido ser revelados en el estudio y en muchos casos están protegidos por patentes comerciales. Lo que los investigadores han descubierto es que todas las bolsas biodegradables analizadas muestran niveles parecidos de toxicidad. 

Los científicos piden que se mejoren las leyes

El estudio advierte de que es necesario revisar la regulación para restringir el uso de aditivos en las bolsas. Concluye que la elevada toxicidad de los plásticos reciclados, los plásticos compostables y los plásticos compostables semidegradados resultantes de la desintegración parcial,  subraya la necesidad de  implementar medidas regulatorias.

Se necesitan mejoras, añaden, en los procesos de producción y reciclaje de plástico para generar plásticos más seguros, con especial énfasis en el desarrollo y uso de aditivos más seguros, para mitigar el impacto negativo de la contaminación plástica en la salud humana y el medioambiente.

¿Qué se puede hacer para evitar los tóxicos en las bolsas?

Si no queremos seguir contribuyendo a diseminar tóxicos desconocidos en el entorno es necesario que las personas tomemos medidas ya, en lugar de esperar a que los políticos aprueben normas más estrictas. Nunca debimos utilizar despreocupadamente bolsas de plástico y ahora no debemos utilizar las recicladas o compostables que nos ofrecen.

La solución pasa siempre por reducir el uso de materiales y por conocer, en la medida de nuestras posibilidades cuál es el impacto ambiental de cada uno de los productos que utilizamos. Para comprar las hortalizas y las frutas podemos llevar nuestras propias bolsas de redecilla de algodón, si es posible ecológico. Si las bolsas son de lino o cáñamo aún mejor, porque la producción de estas fibras requiere menos gasto de agua.  

Pasa lo mismo con otros productos reciclados

El problema de las bolsas no es único. Ocurre algo parecido, por ejemplo, con las pajitas de papel, bambú o plástico reciclado biodegradable que han sustiuido a las de plástico. Según una investigación de ..., contienen más PFAS que las que se han prohibido. Los PFAS (compuestos  perfluoroalquilados y polifluoroalquilados) son una familia de casi 5.000 agentes químicos sintéticos que pueden acumularse en el cuerpo humano y en el medioambiente causando distintos problemas de salud.