John Demartini es un conferenciante incansable que viaja por todo el mundo para transmitir sus ideas revolucionarias acerca de la percepción humana.

Estudioso de disciplinas tan diversas como la quiropráctica, la filosofia, la astronomía, la teología o la física cuántica, ha elaborado una herramienta de transformación psicológica que puede ser aplicada en múltiples ámbitos.

Demartini es un experto en inspirar a las personas para descubrir y conseguir sus metas en campos diversos. También posee una gran habilidad para eliminar el lastre del pasado y abrir las puertas del amor y la gratitud.

Dos obras suyas (Dar gracias a la vida y La experiencia descubrimiento, Ed. Urano) describen su método de trabajo y sus principales aportaciones.

Charlamos con él durante una visita a España y en esta entrevista compartida entre Cristina Llagostera, Kike Baeza y Óscar Durán-Yates fuimos testigos directos de la inspiración y la novedosa percepción que despiertan sus ideas.

Emociones positivas y negativas y sentimientos

–¿Cómo se pueden distinguir las emociones de los sentimientos?
–Cuando se tiene la mente en equilibrio se produce un sentimiento; cuando no se está equilibrado, experimentamos una emoción. El amor es un sentimiento perfectamente equilibrado, sin embargo, las emociones son sentimientos perfectamente desequilibrados. Definiría la emoción como un estado de la mente y un sentimiento que está cargado y polarizado. Muchas personas definen el amor como una emoción, pero yo no estoy de acuerdo. El amor verdadero es una síntesis de las emociones complementarias polarizadas.

Cuando vemos las cosas en perfecto equilibrio, vemos todo en su lugar y cuando esto sucede nos sentimos agradecidos. Entonces, la gratitud actúa como la llave de entrada a nuestro corazón permitiendo que salga el amor, que debo decir que se encuentra eternamente en nuestro corazón, esperando a salir y mostrarse en todo su esplendor. Por todo esto, la gratitud es una percepción perfectamente equilibrada, que sirve como llave para abrir la puerta de nuestro corazón, que es donde reside el amor. No creo que existan formas diferentes de gratitud, pero creo que se puede sentir gratitud por cosas diferentes. Puedes sentirla hacia personas, lugares, cosas, ideas, acontecimientos de la vida; no obstante la esencia de la gratitud es una experiencia espiritual o divina, que se produce en el interior de los seres humanos y que es común a todos ellos.

–¿Por qué es tan crítico con el llamado "pensamiento positivo"?
–Lo positivo y lo negativo funcionan como una unidad. Son inseparables. No hay un lado sin el otro, y esta ley de conservación está presente en todos los ámbitos de la vida. El placer y el dolor se conservan en equilibrio. Cuando vemos sólo una parte estamos siendo ignorantes. Cuanto más intentas centrarte sólo en lo positivo, que es precisamente lo que propugna esta filosofía, más atraes también lo negativo. Es una locura querer ver sólo una parte de la realidad. Es una ilusión que tarde o temprano producirá mucha frustración.

No puede haber vida sin muerte, alegría sin tristeza... y pretender ver solo lo positivo puede ser tan pernicioso como contemplar sólo el lado negativo de las cosas. Si no reconocemos este equilibrio funcionamos de manera local y reactiva, sin verdadera consciencia. Cuando estás eufórico entonces aparece algo para equilibrarte, algo que desinfla tu ego hinchado. Quizá te sientes fantástico porque has dado una buena conferencia y te han felicitado por ello, pero llegas a tu casa y entonces tu mujer te recuerda que no te has acordado de comprar tal cosa, o que de nuevo has llegado tarde. Puedes enojarte, pero en realidad este comentario te está ayudando a equilibrarte y puedes agradecerlo.

Preguntas de calidad: un juego de espejos

–¿Qué le diría a una persona que se siente "perdedora" en la vida?
Nunca ganamos ni perdemos, siempre existe un equilibrio en cada momento vital. Es una ley universal. Está presente en la naturaleza, en el universo, en las relaciones, en los acontecimientos, en el interior de cada persona... Nada se pierde ni se gana, solo cambia de forma. Esta persona, por ejemplo, puede darse cuenta de que en cualquier momento de su vida recibe tanto apoyo como desafío de su alrededor. Si vive un acontecimiento doloroso puede pararse a pensar y ver que también hubo ganancias en esa situación. Si se sintió herida por una persona también apareció alguien que le ofreció ayuda... Y si sufrió una pérdida importante es posible que a partir de entonces su vida se enriqueciera con nuevas oportunidades y responsabilidades.

La mayoría de las personas manifiestan que cuando se produce un acontecimiento, se sienten traumatizadas por él y no dejan de preguntarse: "¿Por qué ha sucedido esto? ¿Por qué a mí?" Considero mucho más efectivo preguntar: "¿Cuáles son los beneficios que me reporta esto?" "¿Cuándo he hecho yo algo similar anteriormente?" y "¿Dónde está el evento opuesto que está produciéndose simultáneamente en este momento?" Si las personas se hacen estas tres preguntas o unas similares, el acontecimiento traumático desaparece. Si no lo hacen así, gobernará sus vidas. Yo intento hacer preguntas de calidad a las personas, para que equilibren sus mentes y les hagan sentirse agradecidos con la vida, además de para que extraigan el significado de su existencia.

"Si nos vemos reflejados en los demás ya no podemos juzgarlos,pues son un reflejo de nosotros".

–Supongamos que algo o alguien nos incomoda o desagrada por alguna razón. ¿Qué propone hacer?
–Cuando etiquetamos algo como negativo o positivo no es porque lo sea en sí, sino porque lo estamos interpretando según nuestra escala de valores. Todo lo que ves a tu alrededor eres también tú mismo. Por lo tanto, sea lo que sea lo que veas en otra persona, también está en ti. Mi investigación al repecto muestra que todo el mundo tiene los mismos rasgos esenciales. Lo que nos hace únicos son nuestros valores, la forma en que valoramos y etiquetamos como positivos o negativos esos rasgos. Cuando veo algo en otra persona que no me gusta tengo que intentar percibir de qué forma o en qué momentos yo también puedo tener esos rasgos, o cuándo otras personas han visto esos rasgos en mí, aunque adoptaran otra forma. Así accedemos a la conciencia reflexiva, a vernos reflejados en los demás.

Entonces ya no puedo juzgarlos, pues son un reflejo de mí. En mi método del colapso cuántico se tiene que escoger a una persona y detallar qué rasgos se admiran y se rechazan de ella. Después hay que intentar descubrir de qué manera aquello que nos fascina o detestamos también está presente en nosotros. Puede resultar difícil y hay que dedicarle tiempo, pero cambia por completo la perspectiva que se tiene de las situaciones.

–¿Qué diría a quien vive un proceso de duelo?
–No hay que prolongar innecesariamente la pena y el dolor, podemos resolverlo antes si equilibramos nuestra percepción. Parece una locura, pero muchas personas lo han comprobado. Pensemos por un momento que pudiésemos preguntar al fallecido: "¿Qué elegirías para tus seres queridos? ¿Qué mantuvieran el dolor durante años después de tu muerte, o que prosiguieran su vida recordándote con amor?" El mejor homenaje a ellos es continuar nuestra vida de la mejor forma posible. El amor que sentimos por los seres que partieron y el ejemplo de su vida nos acompaña. Eso, de alguna manera, equivale a su presencia.

La razón oculta tras la depresión y las adicciones

–¿Cómo ve el problema actual de la depresión?
–La depresión suele ser el resultado de comparar la realidad con la fantasía de una emoción positiva o negativa. Es como decir: quiero sólo un polo del imán, quiero el dolor, no el placer. Pero si solo abrazas una parte no tienes toda la perspectiva de la vida. La depresión, por lo tanto, es el resultado de ver lo negativo sin lo positivo... pero también de esperar lo positivo sin su contraparte negativa. La mente humana mantiene un equilibrio. No puedes tener una pesadilla sin tener una fantasía positiva.

Cuando alguien dice que está deprimido yo no le creo literalmente, porque sé que en su mente abriga una expectativa demasiado elevada que equilibra esa depresión. Si intento tratar la depresión sin ver la fantasía que hay detrás es inútil. Pero si disolvemos esas fantasías irrealizables, entonces la depresión desaparece. Mucha gente, por ejemplo, es adicta al placer. Es el opio moderno. Lo que queremos es placer, paz, iluminarnos para siempre... Estas falsas expectativas son las que provocan depresión y frustración.

"Cuando alguien es adicto a algo, la sustancia o la conducta compulsiva no es tan importante como el que a través de esa adicción la persona obtiene determinadas ventajas,"

–¿Las adicciones pueden tener una raíz común?
–Cuando alguien es adicto a algo raramente lo importante es la sustancia o la conducta compulsiva. Lo importante es que a través de esa adicción la persona satisface sus valores. Conozco adictos al sexo, a la cocaína, a las compras, a la comida, a la bebida... A veces acuden personas a mí diciéndome: "Quiero dejarlo, ayúdame a parar". Pero no es cierto. Dentro de su sistema de valores, inconscientemente, eso les está reportando demasiados beneficios.

No es la sustancia la que nos hace adictos, sino nuestro deseo de volver a sentir ese placer. Cuando alguien tiene una adicción suelo preguntarle: "¿Cuáles son los beneficios?". Quizás la persona puede descubrir, por ejemplo, que si come demasiado engorda, y entonces eso le evita tener relaciones de pareja, o recibe más atención, o el sobrepeso le proporciona excusas para no hacer ciertas cosas... No me interesa que la persona se sienta culpable, ni asustada, sino agradecida a sí misma. Si percibe todos los beneficios inconscientes que se hallan detrás de su adicción verá que era su estrategia para conseguir lo que deseaba.

Trabajamos entonces para encontrar modos alternativos de conseguir esos beneficios, y se vinculan estas alternativas a valores más elevados. De esta manera hay más opciones, más eficaces y potentes y la persona puede elegir. La adicción ya no dirige su vida. Por otra parte, y esto es importante, todo el mundo que tiene una adicción tiene también una subadicción. La adicción es aquello que quieres tener. La subadicción es algo de lo que quieres huir. Siempre que se busca algo de manera ansiosa también se está evitando algo a la vez. Utilizo mi método hasta que la persona es más consciente de la situación y llega a amarla, hasta que vea que no tiene nada de lo que huir y agradezca sus experiencias tal como son.

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¿Cómo se abre el corazón?

–¿Abrir el corazón puede ser lo mismo que hablar con sinceridad?
–Cuando tenemos una percepción perfectamente equilibrada, somos capaces de ver los aspectos positivos y negativos en perfecto equilibrio, y si no estamos encaprichados o resentidos con las cosas, se genera gratitud. Ése es el resultado, la gratitud. Cuando sentimos gratitud, ésta actúa como la llave de acceso a nuestro corazón, no a un corazón físico que se abre y mana sangre, sino que abre lo que se denomina el corazón espiritual, el verdadero centro y la verdadera naturaleza de nuestro ser y, cuando tenemos una percepción perfectamente equilibrada, sentimos gratitud. Esto es lo que nos abre y que algunos místicos orientales llaman el chahra del corazón, mientras que las enseñanzas cristianas u occidentales lo denominan el corazón espiritual.

Cuando tenemos ese sentimiento, en realidad se trata de la energía espiritual que es liberada; las intenciones de nuestro cuerpo se liberan cuando abrimos el corazón y surgen en forma de palabras sinceras. Si no tenemos absolutamente nada que decir, en algunas ocasiones permanecemos en silencio y simplemente sentimos el amor, pero en otras ocasiones tenemos una conversación muy sincera, nos sentimos poéticamente inspirados, tenemos grandes revelaciones, obtenemos soluciones a los problemas, nace la genialidad, nace la música. Los grandes descubrimientos y los grandes logros de la vida, en algunas ocasiones, se presentan en esos momentos de apertura del corazón.

–¿Y cómo se puede prolongar esa apertura?
–Cuando ponemos en equilibrio nuestra mente lo que se produce es un salto cuántico, en el que sentimos y pensamos la vida de una forma más profunda y desde una perspectiva mucho más elevada, a través de los ojos del amor. Ahí no podemos retroceder, sino que uno pasa a otro estadio y encuentra nuevos desafíos. Pueden aparecer entonces nuevas emociones, nuevos conflictos, hasta que uno vuelve a equilibrarse mental y emocionalmente, y entonces vuelve a dar otro salto al próximo estadio. La clave es no torturarse uno mismo pensando que tiene que llegar a un punto en el que todo es casi perfecto. Un punto en el que conseguirá la paz completa, mantener siempre equilibradas sus emociones .. . Esto es falso.

Lo que tenemos que hacer es tener la visión de que a cada fase, a cada nueva percepción de equilibrio, le seguirá un nueva percepción de desequilibrio que habrá que enfrentar, pues precisamente ésa es la manera en que podemos crecer y seguir aprendiendo. También es importante no etiquetar la situación, no decir «es toy mejor», porque con ello se abre la puerta para luego decir «estoy peor». El quid radica simplemente en sentirse cada vez más consciente, procurando vivir cada instante con apertura, amor y gratitud, sin juzgarlo.

"Dentro de lo más recóndito de nuestro ser tenemos un sentido y un propósito en la vida, pero las máscaras, penas y emociones que nos rodean hacen difícil distinguirlo."

La vida como misión

–¿Todas las personas tienen una misión en la vida?
–Me gusta considerarlo de esta forma: que dentro de lo más recóndito de nuestro ser, nuestra alma, nuestro corazón, tenemos un sentido, un propósito y una misión. Pero nosotros nos convertimos en farsantes o en máscaras que ocultan y velan el auténtico significado del propósito que tenemos en nuestro corazón.

Creo que todo el mundo tiene algo a lo que poder dedicar su vida, algo que podrían considerar su misión, su llamada en la vida, pero que tienen demasiadas máscaras, emociones y penas que rodean su auténtica naturaleza, que hacen que la pierdan de vista, o sencillamente les resulta difícil despertar y reconocerla. Pero yo creo que dentro de cada persona hay una misión. Siempre existe el deseo de dedicar la vida a algo.

–¿Cómo puede una persona descubrir su misión en la vida y tener la certeza de que no es un error?
–En lugar de la palabra error yo prefiero usar la palabra retroalimentación (feedback). En nuestra naturaleza, tenemos sistemas de retroalimentación positivos y negativos, que nos guían y nos dirigen, como un cohete que abandona la Tierra con un destino que podría ser la Luna y que dispone de unos mecanismos retroactivos de corrección.

Por tanto, en lugar de la palabra error, prefiero decir retroacción o retroalimentación. ¿Cómo descubrimos nuestra misión? Podemos sentarnos en silencio y preguntarnos interiormente: ¿A qué me gustaría dedicar mi vida? ¿Qué es lo que más me gustaría conseguir? ¿Cuáles son las partes más profundas de mi corazón que deseo encontrar? ¿Qué servicio me gustaría proporcionar? ¿Qué es lo que tiene más sentido para mi? Y si seguimos preguntando, descubriremos algunos componentes o quizá la misión en sí.

Otra cosa es observar aquellos aspectos de nuestra vida que han sido más satisfactorios, para los que hemos servido, extraerlos y colocarlos como en un puzzle, y se nos revelará por sí sola. Otra forma es prestando atención a nuestros momentos de inspiración, porque yo digo siempre que cuando aparecen esos momentos estamos siendo dirigidos hacia nuestro propósito. Eso puede suceder escuchando música o viendo una película especial, o asistiendo a una boda, o en cualquier momento en que nos sintamos inspirados.

Es necesario prestar mucha atención a ello, porque será lo que nos oriente hacia nuestro propósito. Otra opción es simplemente escribir en un papel aquello a lo que nos gustaría dedicarnos en la vida y leerlo todos los días, de forma que lo depuremos cada día viéndolo, por tanto, cada vez más claro hasta que nuestro corazón cante con ello. Y entonces es cuando lo sabemos, cuando alcanzamos un punto en el que estamos bastante seguros con ello y la vida se convierte en un viaje de certidumbre más que en un destino.