"El oro falso existe porque hay oro auténtico". Esa cita que abre su libro A mitad de camino (Ed. Kairós), es toda una declaración de principios por parte de la autora.
Mariana Caplan no reniega de la verdadera espiritualidad, pero sí previene contra las decepciones y callejones sin salida que aguardan en el camino a la iluminación, una montaña mucho más ardua de escalar de lo que prometen la mayoría de gurús.
Mariana Caplan vive en Berkeley. Sus libros se han traducido a doce idiomas y, además de ser psicóloga, antropóloga y escritora, imparte clases en el California Institute of Integral Studies de San Francisco.
Con una sonrisa tan amplia como sus miras me habla de su infancia, cuando empezó a plantearse preguntas existenciales que sus padres no eran capaces de responder.
Esto hizo que a partir de los 17 años se implicara en una búsqueda espiritual que la llevó a convivir con toda clase de chamanes y gurús en México, Costa Rica, El Salvador y la India, donde conoció a su actual maestro, Lee Lozowick.
–¿Qué dijo Lozowick cuando decidiste "volver a la civilización" y dejar el ashran de Arizona?
–Sencillamente que debía encontrar mi propio destino, y que así tendría la oportunidad de poner en práctica todo lo que había aprendido esos años. Un verdadero maestro siempre quiere que su discípulo disfrute de toda la libertad del mundo.
–¿Cuáles son las lecciones más importantes que aprendiste de Lozowick?
–He aprendido muchas cosas bajo su dirección y como fruto de la práctica espiritual. Son verdades sencillas, pero a menudo las olvidamos. Aprendí, por ejemplo, que soy una persona completa y buena, capaz de amar y ser amada. Aprendí que mi capacidad para crecer y servir a los demás era mucho mayor de lo que yo suponía. De hecho, fue mi maestro el primero que me sugirió que escribiera un libro cuando tenía 25 años.
¡En ese momento pensé que se había vuelto loco! Me ayudó a entender mi mente, la naturaleza de los pensamientos y las emociones, a manejar mi vida interior. También me enseñó valores como la amabilidad y la compasión, más allá del sueño místico de poder y trascendencia. Ha sido una gran suerte estar cerca de alguien que ama sin condiciones, sin pedir nada a cambio.
Nadie puede andar el camino por nosotros, pero él me ha mostrado un mapa y me guía por los parajes difíciles, enseñándome a ayudar a otros en su camino y eso es un gran privilegio.
La cima del alma
En A mitad de camino, Mariana usa la imagen de la montaña, cuya cumbre es la iluminación, para hablar de los diferentes grados de sabiduría espiritual:
"Raros son aquellos que han subido a la cumbre de la montaña. A menudo viven solos y desde esa perspectiva perciben el mundo que los rodea (...) Son un ejemplo de que la montaña puede escalarse. Algunos viven vidas activas, recibiendo visitantes, otros acampan y no a traen la atención hacia sí mismos (...).
Aún más raros son quienes habiendo alcanzado la cumbre descienden y viven una vida de constantes ascensos y descensos, ayudando a los otros a atarse las botas, llenando botellas de agua para ellos, echándoles cuerdas, ayudándoles en los desniveles y escalando colinas, animándolesa seguir en los momentos de desánimo. Nunca se detienen a descansar, pues están siempre guiando a otros a subir la montaña."
–¿Qué es para ti la iluminación?
–En los últimos años el término "iluminación" se ha vuelto tan popular, comercial incluso, que ha dejado de ser útil. Además, no es una meta que tenga un fin en sí misma. Es un proceso interior que no tiene fin y que aspira a perfeccionar cualidades como la humanidad, la compasión, la ayuda a los demás, el compromiso con la vida, la integridad. No podemos poner límites a un proceso que es ilimitado.
–En un breve retiro que hice en un centro budista, me sorprendí al escuchar de boca de los lamas que ellos no habían alcanzado la iluminación. La pregunta que me hice inmediatamente después fue: "Si ellos, que consagran toda su vida a la práctica espiritual, no están iluminados. ¿Qué hago yo aquí?"
–Eso está relacionado con la visión que los occidentales tenemos de la iluminación. Nos imaginamos que estar iluminado supone entrar en un paraíso donde reina la calma y todos nuestros problemas desaparecen. Es nuestro sueño de una vida sin sufrimiento, lo cual no es posible.
Para mí la iluminación es más bien un cuestión de despojarse de viejas pieles, comprender y eliminar progresivamente nuestras ilusiones y engaños, porque siempre suelen acarrear emociones dolorosas, y aprender a ser verdaderamente humanos.
–A veces tengo la impresión de que muchos líderes espirituales representan más un freno al crecimiento interior que un estímulo. ¿Qué opinas al respecto?
–No podemos generalizar en esta cuestión, porque en la senda espiritual se encuentran tanto líderes que adormecen la conciencia como maestros capaces de promover el desarrollo en sus discípulos. Existen maestros que ayudan de manera decisiva a la transformación del estudiante, pero encontrar un maestro así requiere mucho esfuerzo, y hay que estar dispuesto a comprometerse en las prácticas que conducen a la transformación.
En todo caso, es natural y hasta saludable equivocarse para encontrar la verdadera sabiduría. El camino está lleno de alegrías y sufrimientos, de avances y autoengaños. Hay momentos extraordinarios y otros de tediosa cotidianidad. Hay que ser muy consciente de eso para no desistir a mitad de la cuesta.
–En tus libros hablas de la importancia de formularnos preguntas sobre cuestiones existenciales. Disculpa mi ingenuidad, pero ¿crees verdaderamente que esa clase de preguntas nos ayudan a vivir? ¿No estaríamos más tranquilos sin someter el mundo y nosotros mismos a constante análisis?
–Sin duda es posible vivir en la más completa ignorancia, pero así nunca conocerás la verdadera felicidad. La mayoría de los seres humanos desean y necesitan saber quién son en realidad. Tenemos derecho a entender nuestra mente y nuestras emociones, a descubrir la alegría y la plenitud en nuestro interior, en medio de los vaivenes de la vida.
Por otra parte, el mundo está sufriendo unos cambios tan importantes que ya no podemos mantenernos al margen. El planeta nos necesita para su transformación. Es casi imposible vivir sin cuestionarse la realidad, porque no es lo que siente la gente en el fondo de su corazón.
Cuestiones existenciales
–Aunque suene a pregunta tópica, ¿cuál es tu definición personal de felicidad?
–Yo lo resumiría en tres puntos: desarrollarte lo máximo posible como persona, vivir sinceramente contigo y con el mundo y encontrar el modo de servir a los demás.
–¿De qué manera podemos superar el miedo a la muerte?
–Viviendo con alegría cada día y cada momento, arriesgando, amando lo más posible. Nadie, ni siquiera lo mejores maestros, saben qué sucederá en el momento de morir. Por eso todo lo que podemos hacer es ocuparnos del ahora.
–¿Cómo ves la situación espiritual actual?
–Te contestaré con una frase que considero importante: todo el mundo busca la verdad, pero pocos están dispuestos a pagar el precio.
–¿Qué consejos darías a los que se inician ahora en la búsqueda espiritual?
–Ese tipo de camino exige paciencia y capacidad de discernimiento, ya que en la búsqueda del fuego corremos el riesgo de quemarnos. ¿Por dónde empezar, entonces? En primer lugar, necesitamos mirar honesta y profundamente en nuestro interior. Hay que preguntarse qué es lo que verdaderamente uno quiere en la vida. A continuación debemos formarnos, hay muchas maneras de hacerlo: leer y aprender de las diferentes tradiciones y prácticas es pirituales, acudir a centros de enseñanza, ir a conferencias, empezar a practicar regularmente la meditación básica.
Cuando llega el turno de los maestros espirituales, hay que extremar las precauciones y no precipitarse. Pero afirmo con certeza que existen verdaderos maestros que pueden ayudarnos y nuestra tarea es reconorcerlos.
Para terminar, personalmente desaconsejaría casi todo lo que tiene que ver con la espiritualidad tipo "nueva era". Es mucho más útil y poderoso hacer las paces con uno mismo y portarse con humanidad que canalizar ángeles, ver auras y todas estas cosas.
Libros de Mariana Caplan
- A mitad de camino. Ed. Kairós
- Tocar es vivir. Ed. La Llave - D.H.
- ¿Necesitas un gurú? Ed. Hara Press (México)