Después del éxito de Ikigai, el libro tributo a la sabiduría japonesa que ha sido traducido a más de 65 idiomas, llega Namasté. La vía índia a la felicidad, la realización y el éxito (Ed.Urano), el nuevo libro de Héctor García y Francesc Miralles que pone el foco en otra gran fuente de conocimiento espiritual: la India.
El por qué se han aventurado a lanzar este nuevo libro resulta, ya de por sí, interesante: "De todos los idiomas y lugares donde nuestro libro Ikigai ha sido publicado, la India es donde más éxito ha tenido. Durante el 2020 y el 2021 fue número 1 en todas las listas. Nos hacíamos la pregunta: «¿Por qué un libro de cultura japonesa gusta tanto a los indios?", nos cuenta Héctor García.
–¿Y descubristeis por qué?
–Sí. Tras visitar la India para hacer presentaciones y conferencias, nos fuimos dando cuenta de lo mucho que tienen en común la forma de pensar india y la japonesa. La espiritualidad y la filosofía japonesas, chinas y de otras muchas culturas en Asia tienen un pasado común que se puede situar en lo que hoy conocemos como el subcontinente indio. Sentimos que era nuestro deber escribir un libro como tributo a la India, analizando y explicando desde los orígenes hasta la actualidad el que pronto va a ser el país más poblado del mundo.
–Namasté, el título del libro, me recuerda una frase del pensador indio Satish Kumar: «Tú eres, luego yo soy». Puede traducirse como «Me inclino ante ti» o «Mi alma saluda a la tuya» y va más allá de la cordialidad occidental de un hola o adiós. Apela a ese sentido de interdependencia, de reconocimiento de nosotros en el otro, para generar armonía...
–«Generar armonía», o al menos tener la intención de evitar el conflicto, es otro de los puntos comunes en la mentalidad asiática. En japonés, la palabra wa, «paz y armonía», está considerado como uno de los conceptos clave de la forma de ser japonesa.
Asia no está falta de conflictos. Quizás es por eso, al conocer y ser conscientes de la tendencia de la naturaleza humana al conflicto, por lo que es tan importante recordar la importancia de que todos somos una gran familia.
El saludo indio, Namasté, es una invitación a reconocer que todos somos Uno, que tenemos las mismas necesidades y los mismos anhelos. Viajamos en la misma nave y, por lo tanto, nuestra felicidad depende siempre de la felicidad de los demás.
–El libro se publica en un momento en que en Occidente están cayendo todos los velos del capitalismo. ¿Qué enseñanzas aporta la cultura india en este sentido?
–Modernizarse y mantener a su vez las tradiciones y valores es una de las claves para una sociedad armónica. Japón es un ejemplo de esta dicotomía que a simple vista puede parecer contradictoria: ves a gente paseando por templos milenarios vestida con kimonos y con teléfonos móviles de última generación. La India también combina lo tradicional con lo moderno. Gracias a ello, va ahora camino de convertirse en líder tecnológico y económico, además de exportar cultura, al igual que han hecho Japón o Corea.
Para los indios, los rituales son más importantes que los objetivos. Y no solo para cumplir con la tradición, sino también a nivel personal, social y en el mundo empresarial.
El problema no es el capitalismo, sino la actitud predadora de algunas grandes corporaciones. En vez de moverse por objetivos financieros, ¿por qué no cambiar la filosofía y el comportamiento de las grandes corporaciones para centrarse más en crear buenos procesos (rituales) que ayuden no solo a los accionistas, sino a la sociedad en general?
–El individuo en la India, pese a los grandes contrastes, ha vivido de cara a la espiritualidad y lo sagrado, y ahora despunta a nivel tecnológico y democrático. ¿A qué crees que se debe?
–Una de las primeras cosas que me sorprendieron al llegar a la India es el aparente caos que reina en el país. Sin embargo, cuando te paras a observar o trabajas con ellos durante un tiempo, te das cuenta de que su cultura es una mezcla de disciplina, respeto a las tradiciones y creatividad.
Tienen, además, una gran perseverancia y ambición. Puedes sentir la ilusión por crear un futuro mejor. Francesc y yo, durante la escritura del manuscrito, tratamos de reflejar todo eso en el capítulo que dedicamos a los líderes indios actuales. Y no solo en multinacionales como Microsoft. Por primera vez en la historia, el primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak es de origen indio y de religión hindú.
–¿Qué os ha sorprendido o qué os ha cautivado más de la India?
–La India siempre ha sido un destino alquímico para los occidentales. Mucha gente en crisis personal ha viajado hasta allí en busca de inspiración y transformación. En el caso de Francesc, en un viaje a la India escribió su primera novela. Otros descubren la espiritualidad o, al menos, la necesidad de un cambio de vida cuando regresan a casa. En mi caso, ha transformado mi vida como escritor. Ya no veo las cosas del mismo modo.
–Los Beatles cuando viajaron a la India popularizaron algunos aspectos de la espiritualidad india. En Jamaica los rastafaris tomaron las «rastas» de los sadhus indios… ¿La cultura india está más presente de lo que pensamos?
–Sin duda, la India se popularizó en los años 60 y 70 a partir de los viajes y descubrimientos de los hippies. Antes de aficionarse a Japón, Steve Jobs fue a la India en 1974 y estuvo siete meses viajando y en un ashram con su amigo Daniel Kottke, que acabaría trabajando con él en Apple. A su biógrafo Isaacson le dijo: «Lo más importante que aprendí es la intuición, que la gente de la India no son solo pensadores racionales, ya que el mundo espiritual trabaja la intuición».
Jobs es solo un ejemplo; son incontables las inspiraciones que nos han llegado de la India. Gran parte de la filosofía de Hermann Hesse, que popularizó con sus novelas el orientalismo en el siglo XX, bebía de la India, pues procedía de una familia de misioneros.
–En el libro mencionáis obstáculos que nos desvían de nuestro propósito vital y dais el antídoto. Por ejemplo, contra la pereza, los deseos sensoriales o el odio...
–Contra la pereza o letargo (thina-middha), el antídoto es pensar en la acción, examinar las razones por las que necesitamos ser proactivos y salir de la inercia, del piloto automático.
Contra los deseos sensoriales (kama), la solución es concentrarnos en una sola cosa importante. Poner foco.
Contra el odio, resentimiento y hostilidad (byapada), se trata de dirigir nuestra atención hacia las cosas buenas que tenemos ahora mismo en nuestra vida, así como a las virtudes de las personas que nos rodean.
–Otros son la preocupación y la duda...
–Contra la preocupación e inquietud (uddhacca-kukkucca), cultivar nuestro espíritu, aprender sobre el mundo a través del estudio de libros o maestros, desarrollar habilidades artísticas, o cuidar de nuestros seres queridos también nos ayudará a sentirnos bien.
Contra la duda (vicikiccha), solo necesitas analizar la situación con detalle. Hacer una simple lista de ventajas y desventajas nos aportará claridad en ese sentido.
–La India es la cuna del yoga, la respiración consciente, el tantra, la meditación o la medicina ayurvédica. Las llamáis «prácticas de la felicidad». ¿Tanto es así?
–Nuestro actual estilo de vida hace que cada vez estemos más dentro de nuestras cabezas. Podemos incluso tener la sensación de que nuestro cuerpo no es importante. No obstante, tan fundamental para la felicidad personal es cuidar la mente como el cuerpo.
Lo interesante de estas prácticas indias es que son sencillas. No es necesario ser un atleta o ir al gimnasio. Todos podemos practicar yoga, respiración consciente o meditación en el salón de casa. La meditación, por ejemplo, no es una práctica que tenga lugar solo en la mente; su propósito es sentir todo nuestro cuerpo como una entidad. Eso se logra a través de lo que en el mind-fulness se conoce como «escaneo corporal».
–¿Qué podemos hacer para tener y generar un buen karma?
Tanto si creemos o no en vidas pasadas y futuras, el karma está siempre presente en nuestra vida porque somos consecuencia de miles y miles de pensamientos, palabras y acciones que van configurando nuestra realidad. Al asumir que todo efecto tiene su causa, podemos tomar el 100% de responsabilidad sobre nuestra vida y dejar de señalar fuera, o achacarlo a la mala suerte, cuando las cosas nos van mal. El buen karma se construye día a día, momento a momento, siendo conscientes de todo lo que hacemos y de sus consecuencias. Es así como vamos creando nuestra existencia.