Siempre se ha dicho que por donde pasa la cabeza pasa el resto del cuerpo, o que la curación se produce de arriba abajo.
Es importante que en un proceso vital o de curación se imagine previamente cómo va a suceder para ayudar a que suceda.
A veces la preocupación o los problemas se instauran en la imaginación, nos invaden y nos enferman. Si modificamos la imaginación, si logramos instaurar imágenes nuevas, el proceso cambia.
¿Cómo se cambian las imágenes del cerebro?
A veces, curiosamente, aceptando las que en ese momento están o preocupan, prestándoles atención, porque esas imágenes tienen su porqué e incluso a veces las claves para salir de allí.
Todo lo que sucede es lo mejor que podría suceder: indagar en positivo, llevar la imaginación a circuitos cerebrales que llevan al optimismo, ayuda a salir de la enfermedad o a encontrarle un sentido positivo, a poner luz donde hay oscuridad.
Con la resonancia magnética se observa que, cuando se imaginan objetos, acontecimientos, música o palabras, se activa la corteza occipital del mismo modo que cuando cualquiera de esas cosas sucede en la realidad.
¿Imaginación y salud están relacionados?
Cuando se hace algo, la activación cortical envía señales a los centros inferiores del cerebro, que pueden activar o desactivar respuestas de estrés y modificar aspectos como la presión arterial, la coagulación y la inmunidad.
Del mismo modo, a nivel clínico, se sabe desde hace años que cuando alguien se preocupa –una función imaginativa– también puede activar la fisiología del estrés, lo que con el tiempo acarrea agotamiento fisiológico, conductas desadaptadas y vulnerabilidad a enfermedades.
Y, a la inversa, si se imagina en un lugar bonito, apacible y seguro, y se concentra en lo que ve, oye y siente, tiende a relajarse como si estuviera ahí.
Las imágenes aportan una perspectiva de conjunto, muestran cómo se conectan los acontecimientos de la vida. Las emociones y los síntomas físicos hacen evidentes esas conexiones.
Imaginar cómo se relaja un músculo ayuda a relajarlo e imaginar regularmente la activación del sistema inmunitario estimula el número y la agresividad de los linfocitos citolíticos naturales.
Esta conexión explica la utilidad de visualizar mejoras si se tiene asma, rinitis alérgica, cefalea tensional o migrañosa, dolor cervical y lumbar, colon irritable, disforia premenstrual, dismenorrea, síndrome de Raynaud, ansiedad, depresión, hipertensión...
También han demostrado aliviar complicaciones en algunos procedimientos médicos y quirúrgicos, y en el parto.
Ayudan a prepararse para los cambios en el estilo de vida, la enfermedad e incluso la muerte.
¿Cómo practicar la visualización?
- Deja que las imágenes se sucedan y presta atención a lo que enseñan.
- En personas emocionalmente frágiles, con antecedentes de psicosis o traumas, las imágenes pueden resultar difíciles de manejar o digerir.