Las sopas han sido utilizadas tradicionalmente alrededor del mundo como remedio para cualquier enfermedad o malestar. Y con toda la razón, ya que la sopa nos rehidrata y calma molestias como las de garganta o barriga. El secreto es su facilidad para digerirse y que, al prepararse en casa con ingredientes naturales, nos aporta una gran variedad de vitaminas y minerales.
Para preparar un buen caldo vegetal de base podemos usar todo tipo de restos de verduras que vayamos guardando (raíces de puerros, troncos de brócoli y coliflor...), así como verduras enteras (zanahoria, cebolla, puerro y perejil). Se ponen en una olla con agua a fuego lento y se esperan unos 45 minutos.
Podemos agregar unas setas deshidratadas y un trozo de alga kombu o wakame para aumentar los minerales. Después lo colamos y ya está listo el caldo para hacer una sopa muy rica y sustanciosa.
Cómo hacer las sopas de verduras más completas
Si al caldo le añadimos pasta, otros cereales (arroz integral, copos de avena, quinoa, mijo, trigo sarraceno o cebada) o cualquier tipo de legumbres, tendremos un aporte extra de nutrientes. Un ejemplo es hacer la típica sopa de cebolla pero con avena, como te constamos en este vídeo:
Otra opción muy recomendable es agregar verdura cortada al caldo. La sopa será más ligera, pero también se puede saltear antes, añadir el caldo después y dejar que se cocine todo junto.
Sopa de verdura: recetas con sabor y textura
Cualquier hierba aromática o especia que se cocine con la verdura añade sabor, pero también se puede experimentar con salsa de soja, zumo de limón, vinagre o levadura nutricional para gustos más completos, e incluso añadir natas y cremas vegetales.
Además de añadir hierbas frescas (perejil, albahaca o cilantro), los picatostes (de pan, garbanzos semillas tostadas...) aportarán un punto crujiente.