A veces, cuando haces ejercicio, te sientes tan bien que te invade una energía prácticamente infinita. Las endorfinas, hormonas del bienestar, te hacen sentir en la gloria. Tal vez estés trotando por un hermoso parque y el aire fresco y el aumento del ritmo cardíaco te están haciendo mucho bien, o tal vez estés en una clase de spinning con tus compañeras de entrenamiento y disfrutas cada minuto.

Sin embargo, en otras ocasiones, el ejercicio se siente como una obligación desagradable. Si a menudo te encuentras en ese caso, necesitas reevaluar tu estrategia para mejorar tu condición física, de manera que siempre puedas disfrutarlo.

La clave: escucha los mensajes de tu cuerpo

El secreto es ejercitarse intuitivamente; es decir, escuchar a tu cuerpo para saber qué es lo que realmente quiere hacer.

En primer lugar, esto puede significar que deberías ampliar tu idea de lo que significa hacer ejercicio para abarcar todas las posibilidades del movimiento corporal saludable.

Hacer ejercicio no es solo correr, nadar, ir en bicicleta o seguir las instrucciones del entrenador personal en el gimnasio. También se hace ejercicio al caminar, bailar o patinar sobre hielo.

Por otra parte, hacer ejercicio intuitivamente significa que no te hacen falta reglas como “debo ir al gimnasio dos veces por semana” o “debo correr al menos cinco kilómetros para que cuente”. Si te ejercitas intuitivamente, en cada momento decides lo que quieres hacer.

El ejercicio intuitivo no es una excusa para no moverse

Entonces, ¿el ejercicio intuitivo te da una excusa para no hacer ejercicio? No, porque trata de que descubras que tu cuerpo tiene la necesidad fisiológica de moverse y, por tanto, harás ejercicio.

Es similar a la alimentación intuitiva, en la que rápidamente te das cuenta de que, en realidad, si eliminas las supuestas "reglas dietéticas", no comerás pastel para el desayuno, el almuerzo y la cena. Comerás lo que tu cuerpo necesita.

Es posible que en el inicio de tu descubrimiento del ejercicio intuitivo pases un tiempo de transición y hagas menos ejercicio que cuando seguías una rutina que no te gustaba, pero a medio y largo plazo descubrirás qué tipo de actividad física necesitas y te motiva.

El objetivo es que te pongas en forma de la manera que quieres, no porque tengas que hacerlo de cualquier forma, según modas o ideas ajenas a ti. Siguiendo esta idea básica es mucho más probable que experimentes los subidones de endorfinas.

A continuación te ofrecemos algunas orientaciones para incorporar el ejercicio a tus rutinas diarias y adaptándolo a tu estado de ánimo.

Un ejercicio para cada estado de ánimo

Cuando estás aburrido: bailar

Si has perdido el interés en tu rutina de ejercicios o simplemente te encuentras desmotivado para hacer deporte, bailar puede ser la solución que estás buscado. Bailar no solo te pone en forma, sino que es un desafío para la coordinación. Es, por tanto, una actividad beneficiosa para el cuerpo y la mente y no se puede decir que sea aburrida.

Cuando estás cansado: yin yoga

¿Te sientes agotado después de una larga jornada de trabajo? En primer lugar, pregunte si necesitas hacer ejercicio. Es posible que ya te hayas movido lo suficiente. Sin embargo, si realmente siente que tu cuerpo necesita algún tipo de ejercicio, elige una opción suave como el yin yoga. En esta modalidad de yoga se mantienen las posturas durante más tiempo, su objetivo es estirar suavemente la musculatura y aumentar la amplitud de movimiento de las articulaciones.

Cuando estás estresado: natación

Si ha tenido un día difícil, lo último que debe hacer es plantearte una actividad estresante. Sin embargo, el estrés puede reducirse con la activida física. Un tipo de ejercicio recomendable en esta situación es la natación porque conlleva cierto aislamiento social y ensorial. Cuando nadas estás a solas contigoo. Puedes practicarlo como si fuera una forma de meditación y relajación.

Cuando te sientes lento: invervalos de alta intensidad

¿A veces te sientes que vas como a cámara lenta? ¿Tus reflejos no están en forma? Entonces quizá necesitas un tipo de entrenamiento que combine la actividad suave con momentos breves de alta intensidad. Este es, además, un tipo de entrenamiento my beneficioso para el metabolismo y para el sistema cardiovascular.