Perder algún kilo, verse mejor, vivir la vida sin molestias físicas y con claridad mental... son algunas de las razones que llevan a las personas a probar las dietas y tratamientos detox.

Sin duda, las "curas de desintoxicación" pueden hacer que te sientas mejor cuando sustituyes la cafeína y los ultraprocesados por frutas, smoothies y sopas. Enseguida la piel muestra un aspecto mejor y te sientes, en general, más ligera.  Si además te estás tomando unos días de descanso y te acuestas a dormir más temprano, puedes sentirte eufórica. 

¿Pero qué pasa cuando acabas tu tratamiento detox? Si vuelves a tus rutinas anteriores que no eran las más saludables, si vuelves a descuidar tu alimentación porque ya no sigues al pie de la letra las indicaciones de un terapeuta... entonces volveras a sentirte pesada y con poca energía.

Por eso, lo que realmente necesitas es introducir hábitos saludables, no intoxicar tu cuerpo para luego tener que desintoxicarlo. Como sabes, si lo tratas bien, tu cuerpo está perfectamente preparado para "limpiarse" y realizarse un buen mantenimiento constantemente.

1. Bebe lo suficiente

En general se recomienda beber 1,5 litros al día. Si haces ejercicio, llevas una dieta rica en proteínas o sal y estás expuesta a condiciones climáticas extremas (frío/calor), tus necesidades de líquidos pueden aumentar.

Esta cantidad de agua es vital para que los procesos fisiológicos que nos mantienen sanos se desarrollen sin dificultades. En cuanto falta agua todo se complica. 

Si bebes lo suficiente, también tendrás menos hambre y tendrá una tasa metabólica basal aumentada (quemarás más calorías), aunque sea ligeramente. Investigadores de la Universidad Charité de Berlín descubrieron que cada vaso de agua de 0,2 litros consumes alrededor de 20 calorías, porque el organismo necesita energía para incorporar el agua a los procesos metabólicos.

2. Come más frutas y verduras

Los alimentos frescos son un combustible importante para nuestro organismo. Las frutas y verduras no sólo contienen nutrientes esenciales, sino también fibra, que es importante para una digestión activa y una microbiota intestinal saludable.

Investigadores de la Universidad de Stanford han descubierto que una dieta baja en fibra provoca daños tan duraderos en la flora intestinal que afectan incluso a las generaciones futuras.

Pruébalo, sírvete una buena variedad de frutas y verduras locales y de temporada, come una ensalada con ingredientes crudos con tu comida habitual, añade una manzana a tu muesli e  incorpora inteligentemente verduras y varios superalimentos en tus platos.

3. No comas ultraprocesados

Si miras en tu refrigerador, probablemente encontrarás algunos comestibles ultraprocesados. Tomemos como ejemplo el postre lácteo de frutas. Huele como la fruta que aparece en la etiqueta, pero lamentablemente no contiene las vitaminas ni los fitoquímicos de la fruta, pero sí edulcorantes y otros aditivos.

Si evitas durante unos días los alimentos ultraprocesados, cargados de azúcares añadidos, grasas refinadas y aditivos, ​​y te centras en el sabor puro de los alimentos naturales enteros, notarás cómo disfrutas más comiendo y cómo en tu cuerpo todo funciona mejor. 

4. Reduce o elimina el consumo de carne

¿Salchichón por la mañana, escalope al mediodía y hamburguesa por la noche?Quien come carne a diario consume demasiados nitritos conservantes, hierro hemo que favorece la aparición de compuestos nitrogenados en el intestino, benzopirenos, aminas e hidrocarburos policíclicos... todos son compuestos inflamatorios o, incluso, cancerígenos, como la propia Organización Mundial de la Salud reconoce. 

Sustituir la carne, sobre todo la roja, por otros alimentos ricos en proteínas, como las legumbres, los frutos secos y las semillas solo te puede traer buenas consecuencias.

Además, al reducir o prescindir de la carne, reduces tus emisiones de carbono y contribuyes a la lucha contra el cambio climático.

5. elimina el consumo de azúcares añadidos

¿Podrás consumir tan solo 6 cucharaditas de azúcar al día, ya sea en alimentos, bebidas o dulces? Según la OMS, esta cantidad, que corresponde a 25 gramos, no debe superarse si no se quiere correr el riesgo de sufrir diabetes y caries.

La dificultad está en que el azúcar está escondido en todas partes, por ejemplo en los platos preparados, en las especialidades de café, pero también en alimentos supuestamente saludables, como los batidos verdes ya preparados.

Mira bien las etiquetas y da preferencia a las comidas que preparas en casa y sabes lo que llevan.

6. Elimina el estrés

El estrés es probablemente una de las razones de que tus hábitos no sean del todo saludables, porque das prioridad a otras cosas, como el trabajo.

Incluye el tiempo para pasarlo en familia, con los amigos, en la naturaleza o contigo mismo en tu agenda y en tu lista de tareas ineludibles. También necesitas hacer pausas, ejercicio físico y dormir. Todo eso es lo que realmente no puede esperar.

Si aún quieres hacer más por recuperar el equilibrio psicológico, regálate tiempo para recibir un masaje que elimine contracturas o ves a la sauna para ofrecer a tu cuerpo un estímulo saludable.