Las primeras fresas del año en los supermercados lucen seductoramente rojas. Aparecen antes que los días soleados porque se han cultivado en invernaderos con la ayuda de pesticidas, fertilizantes y, a menudo, de agua extraída de pozos. De esta manera España consigue exportar nada menos que 100.000 toneladas de fresas resplandecientes a Alemania. La mayoría se producen en Huelva, donde las fresas ganan terreno a los pinares. Actualmente hay unas 5.300 hectáreas dedicada a la fresa en una de las zonas más secas de la península.

Las plantaciones de fresas convencionales están destruyendo ecosistemas

Las fresas son frutas muy sedientas, de media, un kilo de fresas necesita unos 280 litros de agua para su cultivo. En el sur de España, sin embargo, el agua es bastante escasa. El requerimiento de agua que se necesita para el riego de las plantaciones de fresas y fresones es tan increíblemente alto que es necesario cavar más pozos y cada vez más profundos, muchos de ellos ilegales.

Según estimaciones de WWF, los campos son irrigados por 1.000 pozos ilegales. El Ministerio de Medio Ambiente de España asume que existen alrededor de 500.000 pozos de este tipo en toda España.

La estrategia para combatirlos consiste en posibilitar que los agricultores tengan acceso al agua de los ríos. Así, por ejemplo, el pasado mes de enero se cerraron 170 pozos ilegales en el entorno de Doñana después de que se aprobaran concesiones de riego con agua del Guadalquivir. Pero esta medida no consigue acabar con el saqueo de las aguas subterráneas que alimentan los arroyos y que se está secando las tierra de Huelva a marchas forzadas.

El Parque Nacional del Coto de Doñana, en particular, sufre ahora la escasez de agua. El parque es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es el humedal más importante de España, que recibe millones de aves migratorias durante el invierno y ofrece al lince ibérico, en peligro de extinción, un hábitat.

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Los problemas de las fresas convencionales

Científicos de la Universidad de Bonn han examinado la huella de carbono de las fresas tempranas españolas convencionales. Según ellos, un cuenco de 500 g produce casi 400 g de dióxido de carbono desde el cultivo hasta el consumo, 140 gramos son causados ​​solo por el transporte hasta Alemania. Las fresas orgánicas obtuvieron mejores resultados.

Las fresas del invernadero implican demasiadas emisiones de CO2, aunque las instalaciones estén en el propio país, pues se requiere ucha energía para que funcionen los sistemas de riego.

Debido a que las fresas son frutas tan extremadamente sensibles, se utilizan muchos productos químicos en el cultivo convencional para proteger la fruta de enfermedades fúngicas y podredumbre. Así es como una fruta saludable como la fresa puede convertirse en un riesgo para la salud.

En pruebas realizadas en Alemania con fresas españolas en 2019 se observó que nueve de diez muestra recibieron malas calificaciones ambientales, debido tanto a la carga excesiva de pesticidas como al origen de una región de cultivo eminentemente seca. Algunas de las frutas examinadas contenían pesticidas particularmente cuestionables, algunos de los cuales se consideran cancerígenos.

Las ventajas de las fresas ecológicas

Los agricultores que producen fresas ecológicas no utilizan pesticidas, lo que supone una clara ventaja sobre los productos convencionales.

Sin embargo, las fresas ecológicas se pueden producir en invernadero, lo que aumenta su huella de carbono respecto a las que se cultivan al aire libre.

Tienen mas nutrientes

Según María Dolores Raigón, investigadora de la Universidad Politécnica de Valencia, las fresas ecológicas que se cultivan sin pesticidas ni sustancias químicas contienen una cantidad de polifenoles antioxidantes un 29% mayor que las fresas convencionales. También aportan más vitamina C.

Puedes cultivarlas en tu balcón o terraza

La fresa más sostenible y saludable es la que se produce al aire libre en tu localidad, con métodos ecológicos. Y lo es aún más las fresas de tu jardín, terraza o balcón.

Si plantas fresas en marzo podrás recoger las frutas en mayo. No necesitas más que una maceta o una jardinera, un buen sustrato y las plantas de fresa que ahora puedes conseguir en cualquier centro de jardinería.

Ten en cuenta que precisan de mucha agua ( lo mejor es regarlas cada día al anochecer) y que quieren mucho sol. Para regalar puedes utilizar el agua de los primeros minutos de la ducha o la que te sobra de escurrir la pasta o las patatas (después de que se haya enfriado).

Cuando paladees las fresas de tu propia cosecha puede que descubras por primera vez el auténtico sabor de esta preciosa fruta.