Los romanos ya elaboraban el pullentum, con harina de trigo, cebada o castaña, pero cuando el maíz llegó de América se convirtió en su ingrediente básico.

La polenta, una sémola de maíz, es hoy muy popular en Italia y una excelente opción sin gluten para las personas celíacas. Como más tienta es frita –por ejemplo, en el crostini de polenta italiano–, pero también se come horneada, en lugar del pan, en puré, en papilla con leche y como ingrediente de muchos postres. Su sabor suave agradece un buen aderezo.

La polenta es rica en hidratos de carbono (74%) y proteínas (8,3%). Además, aporta pequeñas dosis de hierro, calcio y vitamina A, B1 y B3. Es saciante y nutritiva.

Cómo cocer y cortar la polenta

  1. Hervir 20-25 minutos: Se echa la polenta, en forma de lluvia, en agua o leche vegetal hirviendo (cinco veces su volumen) y se sala. Se cuece a fuego lento removiendo de vez en cuando hasta que absorba el agua.
  2. Extender y cortar: Se añade aceite a la polenta, se extiende en una bandeja y se aplana. Se puede hornear y cortar o bien cortar y freír. Con un cuchillo o un aro se pueden hacer círculos, placas para lasañas, etc.