Hace más de diez años, Adam Martín, conocido en Cataluña por sus trabajos en la televisión autonómica y otros medios, decidió cambiar su manera de alimentarse y se dedicó a la divulgación de la dieta sana a través de una web. Escribió también Comer para ser mejores (Ed. Grijalbo) una guía exhaustiva, repleta de información actualizada para comer de forma natural.

–¿Por qué "para ser mejores" y no "para estar más sanos", por ejemplo?
–Ser me parece más permanente que estar: algunas dietas nos hacen estar bien un tiempo, pero cuando las abandonamos dejamos de estar bien. Luego, porque si comemos bien estaremos libres de las pequeñas dolencias que nos agrian el carácter y podremos ser mejores personas. En tercer lugar, el estilo alimentario repercute en el ambiente, así que el comer bien también es una postura ética y responsable.

–¿Qué te dices cuando estás a punto de ser demasiado estricto con algunas de tus tres hijas?
–Que hay cosas que deben experimentar por sí mismas para que se conviertan en personas libres y con criterio. Claro que todo esto es pura teoría, porque estoy lejos de ser un padre perfecto.

–¿Y si te piden ir a un McDonald’s y tomar una hamburguesa y un refresco?
–Les digo lo mismo que cualquier padre si le piden un vaso de ginebra: que no. Sé que una simple comida de ese tipo no les va a hacer daño. Lo menos sano es más atractivo porque suelen ser alimentos diseñados en un laboratorio para gustar. Al final nos impide apreciar otros gustos más sutiles. La comida rápida es a la comida lo que una marcha militar es a la música.

–¿Hay algo más en lo que seas inflexible?
–Soy beligerante contra el azúcar refinado. Un estudio de la revista Nature lo equipara a las drogas. Está haciendo mucho daño, en especial a los niños.

–¿Se disfruta menos por comer sano?
–No somos mártires que nos privamos de los placeres terrenales para conseguir trascender en vida. Invertimos ahora para seguir disfrutando cuando seamos viejos. Aquello de "que me quiten lo bailao" no va conmigo: yo quiero poder bailar siempre. Pero es que la buena gastronomía y la comida sana van de la mano. ¡Todo depende de nuestra habilidad en la cocina!

–Eres sobre todo un buen periodista. ¿Quién crees que acabará ganando la guerra, la información independiente o la publicidad de la industria?
–Las batallas las gana de calle la publicidad de la industria. La información libre es lenta, pero va calando entre consumidores y, cuantos más seamos, más cambiarán los mensajes de las grandes empresas para adecuarse a nosotros. Fíjate en la cantidad de productos que ya no llevan conservantes ni colorantes. Hace solo cinco años era impensable.