Muchos motivos para incluir fruta en tus recetas
Las frutas tienen una diversidad de colores, texturas y sabores que supera a la de cualquier otro alimento y, además, están repletas de nutrientes.
Te nutren con abundantes minerales y vitaminas
Son una buena fuente de vitaminas hidrosolubles (B y C), aunque algunas –como la mandarina, las moras o los melocotones– también contienen provitamina A, que es liposoluble
Aportan potasio, magnesio e incluso calcio, como los higos y las frambuesas, y son aliadas contra el envejecimiento prematuro gracias a su riqueza en antioxidantes como los carotenos.
Cuidan tu salud digestiva y te ayudan a depurar
Al contener mucha agua, hidratan fácilmente nuestro cuerpo, facilitan las funciones depurativas del riñón y, exceptuando algunas como el aguacate, son muy ligeras.
Suelen ser muy digeribles y su riqueza en fibras solubles ayuda a reducir el colesterol, evita el estreñimiento y hace que sean saciantes.
Cómo cocinar con frutas
Comerse una chirimoya o una simple manzana en la sobremesa, tal cual, sin ninguna preparación, es una saludable forma de completar una buena comida, y nadie pone en duda que la fruta es un ingrediente ideal para preparar deliciosos postres. Pero hay otras maneras de poner estos alimentos en nuestra mesa.
Es cierto que podemos perder algunos de sus valiosos nutrientes cuando las cocinamos. Sin embargo, según la visión de la medicina oriental, sabemos que la fruta es un ingrediente de naturaleza energética yin, y que cuando la cocinamos la podemos llevar a una condición más yang. Cuando eso pasa, el cuerpo necesita menos energía para digerirla.
En todo tipo de preparaciones
A la hora de utilizar la fruta en la cocina, existen muchas posibilidades. Podemos, por ejemplo, añadir unas naranjas a una crema de calabaza o incluir unos higos en una ensalada de espinacas frescas.
No importa la preparación, porque se pueden incluir en un entrante, en una apetitosa salsa agridulce o como ingrediente de lujo en una ensalada.
Para dar un contrapunto de sabor
Hay que perder el miedo a usarlas en un plato principal, porque el dulzor de las frutas puede realzar ciertos sabores salados o atenuar el picante, sobre todo si empleamos cítricos.
También equilibran el amargor que a veces sueltan las alcachofas, coles de Bruselas, coliflor… O para corregir la acidez, como cuando ponemos manzana en una salsa de tomate.
En cualquier momento del año
Por su frescura, son ideales para el verano, pero nada impide emplear una deliciosa pera en un humeante plato de invierno.
Además, podemos aprovechar la fruta más verde para cocinarla.
Un método de cocción para cada fruta
Casi todas las que tienen hueso se pueden cocer como verduras, y otras, como la piña, el plátano o la sandía, se llevan mejor con la parrilla.
Pero de todos los métodos de cocción habituales, el horno es uno de los mejores para las frutas porque realza su dulzor y les da una textura muy rica, aunque conviene envolverlas en papel sulfurado para que no se resequen en exceso.
Especias para potenciar su sabor
Casi todas las frutas se llevan bien con las especias exóticas (jengibre, canela, vainilla…). Una mezcla que funciona es la combinación de pimienta de Jamaica, canela, anís estrellado, nuez moscada y menta.
La proporción dependerá de si queremos la receta punzante o dulzona.