La irritabilidad, la tirantez, el enrojecimiento y la descamación son características propias de la piel sensible. Se trata de una piel frágil y vulnerable en la que la capa hidrolípidica ha dejado de cumplir su función protectora y, por eso, reacciona desmesuradamente ante los estímulos –calor, frío, agua u otros–, enrojeciendo e inflamándose.
Aunque la piel seca sea más propensa, también la grasa puede sufrir sensibilidad. Y, si no se pone remedio a tiempo, puede derivar en dermatitis.
Del mismo modo, la piel masculina puede sensibilizarse, ya que el afeitado, sobre todo si es diario y se realiza con espumas u otros cosméticos con mucho alcohol, resulta agresivo e irritante.
Asociados a la sensibilidad pueden surgir problemas circulatorios como la cuperosis, las telangiectasias o la rosácea, en que aparecen venitas muy marcadas en la zona de las mejillas.
Por qué tengo piel sensible
La sensibilidad puede aparecer por causas externas, como la contaminación, el clima o el uso de cosméticos agresivos, o bien internas, por ciertos medicamentos, una alimentación poco sana o desequilibrios emocionales.
Qué cosméticos tengo que elegir
Todas las pieles son susceptibles de hacerse reactivas si se tratan con cosméticos inadecuados, se exponen demasiado al sol o se ejerce sobre ellas cualquier tipo de agresión física, como el afeitado o una exfoliación excesiva.
Es importante tener esto en cuenta al elegir los productos que se aplican en la piel. Las pieles sensibles necesitan cosméticos que disminuyan la irritación, calmen y refresquen.
Si además se sufren problemas microcirculatorios, conviene aplicar activos vasotónicos y descongestivos que faciliten la circulación y regulen la permeabilidad de la piel.
Qué tengo que evitar
Si tienes la piel sensible puedes protegerla evitando:
- Cambios bruscos de temperatura
- Cosméticos con sustancias químicas tóxicas
- Los ambientes contaminados
- La comida procesada
- Las situaciones de estrés
Qué crema hidratante he de usar por la mañana
Como parte de la rutina diaria, conviene aplicar por la mañana una crema hidratante que lleve alguna planta adecuada, como las que se indican más adelante, y que no contenga sustancias tóxicas como derivados del petróleo, perfumes sintéticos (altamente sensibilizantes) o filtros solares químicos.
Cómo he de limpiarla por la noche
La limpieza por la noche debe ser suave y con una leche limpiadora fluida, ya que muchas pieles sensibles no admiten la limpieza con jabones sólidos por su pH muy básico.
Luego se aplica un tónico calmante y refrescante y, a continuación, un cosmético rico en ingredientes nutritivos e hidratantes.
Cinco plantas amigas
Estas son algunas de las plantas que pueden ayudar a cuidar la piel:
- Caléndula: planta calmante y antiinflamatoria por excelencia, disminuye el enrojecimiento y la descamación. Se puede usar el aceite de caléndula directamente sobre la piel o incorporado en una crema facial o corporal.
- Vid roja: la uva, rica en antioxidantes, aumenta la microcirculación sanguínea y la resistencia capilar. Muy útil en caso de cuperosis o rosácea.
- Aloe vera: el gel, que retiene mucha agua, calma y refresca. Ideal en caso de enrojecimiento y quemazón.
- Almendras: su aceite da elasticidad a la piel y previene la sequedad.
- Avena: el agua y el extracto calman la piel enrojecida y la irritación. Se usa mucho en cosmética infantil.