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1. Relaciona las manos con tu cuerpo

  • Ponte de pie y observa cómo te cuelgan los brazos, la sensación que tienes en las manos en general y, después, en los dedos.
  • Empieza a caminar con la atención puesta en las manos, y ténsalas. Comprueba qué ocurre en otras partes del cuerpo. 
  • Suelta la tensión y observa a continuación cómo te sientes.
  • Continúa el ejercicio aplicando menos tensión, aunque debes mantener la suficiente como para que puedas identificar que la tienes y comprobar cómo se relacionan y se comprometen zonas distantes de la parte que tensas en cada momento.

También puedes practicar sentado, mientras aguardas en una cola o en una sala de espera…

Sirve para identificar tensiones innecesarias en diferentes situaciones de tu vida diaria, incluso cuando estés trabajando o de ocio.

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2. Estimula los dedos y el cuerpo

  • Siéntate cómodamente con un anillo táctil. 
  • Pasa el anillo repetidamente por cada uno de los dedos de una mano (unas 7 u 8 veces por cada dedo). Si notas sensibilidad especial en algún punto, ve más despacio, sin detenerte. 
  • Levántate y repite la exploración del ejercicio 1. Siente ahora tus brazos y manos colgando. ¿Notas alguna diferencia?
  • Repite el ejercicio con la otra mano. Es importante realizarlo en todos los dedos.

El uso del anillo se apoya en una terapia coreana denominada Su Jok (creada por el profesor Jae Woo Park). Según esta terapia, en la palma de la mano y en los dedos se encuentran representados todos los órganos y las estructuras de nuestro cuerpo.

La estimulación diaria con este anillo ayuda, por tanto, a equilibrar el cuerpo.

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3. Masaje tónico y liberador

  • Úntate las manos con un poco de aceite o crema neutra de masaje. Disfruta de este momento.
  • Rota cada dedo sosteniéndolo por la punta, 5 veces en sentido horario y otras 5 en sentido contrario, ni rápido ni despacio.
  • Dibuja círculos con el pulgar sobre la palma de la mano, con movimientos suaves pero firmes y sin extender demasiado el pulgar. 
  • Con el pulgar y el índice, dibuja líneas en todos los dedos, desde el inicio hasta la punta; 3 veces en cada uno.
  • Con el puño de la otra mano realiza movimientos deslizantes y circulares a lo largo de toda la palma.
  • Masajea el dorso de la mano a continuación. Utiliza la palma entera de la otra mano. Repite 5 veces.
  • Dibuja círculos con los pulgares en el dorso de la mano.
  • Repite la secuencia cambiando de mano. Hazlo más despacio con la mano que te presente mayores dificultades.
  • Cuando termines, vuelve a frotarte las manos como si estuvieras absorbiendo el resto de aceite o crema que queda. Hazlo ahora de forma muy suave, sensual.

Estos masajes mejoran la circulación, la movilidad y la fuerza, y otorgan una mayor armonía a los movimientos.

En nuestra sociedad damos mucha importancia a la cara: la retocamos para que sea seductora, nos gastamos un dineral en maquillaje, nos cambiamos la nariz, nos blanqueamos los dientes y hacemos lo necesario para que se vea que todo es perfecto en ella. Por algo decimos que la cara es el espejo del alma. Pero en verdad son nuestras manos las que muestran la dimensión de la expresión humana.

No somos conscientes de que muchas de las tensiones que sufrimos son, precisamente, fruto de no poder expresarnos y comunicarnos, no solo con palabras, sino con el cuerpo. A través de las manos podemos cambiar y reorganizar muchas de nuestras sensaciones y tensiones.

Movilidad sin tensiones. Los ejercicios y exploraciones que te proponemos sirven para mejorar la movilidad y la fluidez en el gesto cotidiano, así como para prevenir tensiones en las manos y otras que se generan en zonas distantes y que puedes soltar al trabajar en ellas. Mantener las manos fluidas te ayudará, además, a una mejor circulación y prevención de la artrosis y de las retracciones de los tendones de la palma.