El herpes zóster (también conocido como culebrilla) es una reactivación del virus de la varicela que provoca la aparición de un sarpullido que puede ser muy doloroso.

Aplicar calor sobre el sarpullido no es recomendable y puede incluso aumentar la inflamación, la sensibilidad de la piel y el riesgo de que la infección se extienda y se complique. 

¿Qué es el herpes zóster y cómo se contagia?

El herpes zóster está causado por el virus de la varicela zóster, el mismo que causa la varicela. Una vez que una persona ha pasado la varicela, el virus permanece inactivo en los tejidos nerviosos cerca de la médula espinal y el cerebro.

Años más tarde, el virus puede reactivarse y provocar una erupción, normalmente en un lado del cuerpo (a menudo en el torso o la cara).

La culebrilla en sí no es contagiosa, pero una persona con culebrilla puede contagiar la varicela a personas que no la han tenido o que no están vacunadas contra la varicela a partir del contacto directo con el líquido que sale de las ampollas que conforman la erupción.

¿Cuáles son los primeros síntomas del herpes zóster?

El principal síntoma del herpes zóster, como hemos mencionado antes, es una erupción dolorosa que suele aparecer como en un lado del torso, la cara o el cuello. Esta erupción generalmente consiste en pequeñas ampollas que al cabo de un tiempo se rompen y forman costras.

Antes de la erupción, pueden aparecer síntomas como dolor, sensación de ardor, picor u hormigueo en la piel, en la zona donde después saldrá la erupción.

También puede haber síntomas parecidos a los de la gripe (fiebre, dolor de cabeza, cansancio, sensibilidad a la luz, malestar general), antes y durante la erupción.

La complicación más frecuente del herpes zóster es la neuralgia pos-herpética, que según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) aparece en el 10% a 15% de los casos y se caracteriza por dolor intenso y persistente que puede perdurar incluso después de que el sarpullido haya desaparecido. En la cara, la culebrilla puede afectar a los ojos e incluso provocar pérdida de visión, por lo que es necesario contactar con el médico inmediatamente.

¿es bueno el calor para el herpes zóster?

Aunque faltan estudios sobre el impacto de los climas cálidos en el herpes zóster, sí se sabe que la exposición prolongada a la luz solar, que contiene radiación ultravioleta, puede desencadenar o exacerbar las afecciones de la piel, como el herpes zóster.

Además, el calor aumenta la sudoración y una humedad excesiva en la piel puede crear un ambiente propicio para infecciones bacterianas o fúngicas, que si se producen simultáneamente con el herpes zóster pueden complicar el proceso de curación y prolongar los síntomas.

Por otro lado, no se recomienda aplicar calor a las erupciones del herpes zóster como forma de tratamiento, pues aumenta el flujo sanguíneo y puede exacerbar la inflamación y, con ello, aumentar el dolor. Puede, asimismo, aumentar las probabilidades de que la erupción se extienda o se infecte, ralentizar la cicatrización de las llagas y hacer que la recuperación se alargue.

La aplicación de calor también estimula los nervios de la zona afectada, que ya tienen una mayor sensibilidad, y provoca más dolor, picor y molestias.

En cambio, aplicar compresas frías o hielo (envuelto en una tela, nunca directamente sobre la piel) o bañarse con agua fresca puede ayudar a reducir la inflamación, aliviar el dolor y calmar el picor.

¿Qué causa el herpes zóster?

No todas las personas que han tenido la varicela desarrollan herpes zóster. Aunque no se conocen con exactitud las razones por las que el virus varicela-zoster se reactiva en algunas personas y en otras no, sí se sabe que hay ciertos factores que aumentan el riesgo, como:

  • La edad: de acuerdo con los datos de la RENAVE, ocurre en un 30% de la población sobre todo a partir de los 50 años de edad.   
  • Tener el sistema inmunitario debilitado, algo que puede deberse a algunas enfermedades (como el cáncer o el VIH), tomar determinados medicamentos (inmunosupresores, corticosteroides…) o el estrés, entre otros factores.