La culebrilla es una infección que suele manifestarse con ampollas que reptan por la piel en forma de culebra, de ahí su nombre. Pueden ser dolorosas y, en función del lugar donde aparezcan y la edad o estado de salud de la persona, comportar algunos riesgos.

Además, la culebrilla puede repetirse a lo largo del tiempo y hay algunos factores que pueden desencadenar un brote y conviene conocer.

¿Qué es la culebrilla?

La culebrilla o herpes zóster es una infección causada por el virus de la varicela-zóster, el mismo que causa la varicela. Una vez que la persona se recupera de la varicela, el virus queda latente en los ganglios nerviosos y puede reactivarse tiempo después y provocar la culebrilla.

Suele ser una erupción con ampollas dolorosas que aparecen formando una franja en un lado del cuerpo o de la cara, y sus síntomas más habituales son dolor, hormigueo, picor, fiebre, dolor de cabeza y malestar estomacal. Hay que tener especial cuidado cuando la culebrilla ocurre en la cara porque puede afectar al ojo y provocar la pérdida de visión.

Una duda habitual cuando se tiene herpes zóster es si aplicar calor es una buena estrategia para aliviarlo. En este vídeo resolvemos tus dudas:

En las personas mayores o con el sistema inmunitario debilitado la culebrilla puede ser especialmente grave y provocar complicaciones como la neuralgia posherpética, un dolor intenso y persistente en la zona donde apareció la culebrilla que dura incluso después de que la erupción haya desaparecido.

Culebrilla por estrés: ¿mito o realidad?

La culebrilla puede aparecer en cualquier momento y todavía no se conocen en detalle los mecanismos por los que se desencadenan lo brote, pero se cree que hay determinados factores que ayudan a la reactivación del virus y el estrés es uno de ellos.

El estrés sostenido durante largos periodos de tiempo puede debilitar el sistema inmunitario y favorecer los brotes de virus latentes, como el causante de la culebrilla. En consecuencia, controlar o reducir el estrés, por ejemplo, mediante el ejercicio físico o técnicas de relajación como la meditación, puede reducir el riesgo de nuevos brotes, además de mejorar la salud en general.

Otros factores que favorecen la culebrilla son:

  • Tener el sistema inmunitario debilitado, ya sea por una enfermedad, por el uso de determinados medicamentos, por el envejecimiento…
  • La edad, pues se sabe que el herpes zóster es más común en personas mayores de 50 años.

¿Cómo empieza la culebrilla?

Lo primero que se suele notar cuando va a aparecer la culebrilla es un hormigueo, picor, dolor o sensibilidad en la piel. A veces puede haber síntomas parecidos a los de la gripe (como fiebre, escalofríos, dolor de cabeza o malestar estomacal) antes y durante el brote.

Al cabo de entre uno y cinco días, aparecerá la erupción, que suele manifestarse en principio como pequeños puntos rojos que se después se convierten en ampollas.

Las ampollas suelen convertirse en costras a los 7 o 10 días y desaparecen en unas dos semanas o un mes.

Hay que tener en cuenta que el contacto con el líquido que desprenden las ampollas puede contagiar el virus a quien no ha pasado la varicela antes o no está vacunado contra ella.

Remedios naturales para la culebrilla

El tratamiento temprano de la culebrilla puede ayudar a reducir su gravedad. Los médicos pueden recetar algunos fármacos para aliviar los síntomas, reducir el riesgo de complicaciones y acelerar la curación, pero también hay algunos remedios naturales que pueden ser de gran ayuda:

Conviene limpiar la zona con agua y un jabón natural suave para evitar que se infecte y es importante que no te rasques.  

Por otro lado, aumentar la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas y minerales, y evitar aquellos que debilitan el sistema inmunológico puede ayudar en el proceso de recuperación.

Ten en cuenta que, ante cualquier duda o complicación, o en caso de que la culebrilla afecte a la cara y pueda llegar al ojo, conviene consultar al médico.