Un viaje en avión representa un cierto estrés para el organismo. Para la mayoría de personas no representa un gran riesgo, pero algunas pueden sufrir un accidente vascular como consecuencia de estar sentado e inmóvil durante un buen número de horas.

¿Qué es el síndrome de la clase turista?

El síndrome de la clase turista o trombosis del viajero es la consecuencia de que un coágulo tapone total o parcialmente la circulación de la sangre en una vena, normalmente en una pierna o un pie.

Las personas con afecciones del sistema circulatorio tienen un mayor riesgo, pero la trombosis puede ser el primer síntoma para muchas personas.

Las causas de que el riesgo aumente al viajar en avión es la inmovilización prolongada (lo que implica la ralentización del flujo sanguíneo). Esto ocurre en los aviones, pero también pude suceder en coche, tres o autobús. El riesgo en avión es algo mayor debido a la contribución de los cambios de presión y la deshidratación por la sequedad del aire.

Se denomina "de la clase turista" porque normalmente en las butacas más baratas se mueven menos y tienen menos espacio para mover las piernas, lo que aumenta el riesgo.

Los factores de riesgo que también favorecen el desarrollo de la trombosis incluyen:

  • El tabaquismo
  • La obesidad
  • La edad
  • Tomar hormonas anticonceptivas
  • La menopausia
  • El embarazo
  • Los trastornos de la coagulación de la sangre
  • La insuficiencia cardíaca
  • El cáncer

Síntomas de la trombosis del viajero

Las molestias pueden aparecer durante el viaje, inmediatamente después o, incluso, semanas más tarde. Algunos de los síntomas son:

  • Hinchazón de la pantorrilla o el muslo
  • Enrojecimiento o amoratamiento de la zona
  • Aumento de la temperatura de la piel
  • Dolor, que puede afectar también al muslo.
  • Dificultad para caminar.

Es importante diferenciar la sensación de pesadez o ligera hinchazón de los tobillos tras un viaje largo, que suele ser bilateral (en las dos piernas), de la de la trombosis, que suele ser sólo en una pierna.

Si los síntomas indican que puede tratarse de una trombosis es importante mantener la calma y acudir al médico en cuanto aterrice el avión. El médico administrará muy probablemente anticoagulantes y ordenará las pruebas oportunas.

Consejos para prevenir una trombosis al viajar en avión

1. Bebe más agua que habitualmente

No importa si estás en un avión o no, beber abundante agua es importante para tu cuerpo. Necesitas una ingesta suficiente de líquidos para que puedan realizarse los procesos metabólicos que mantienen la salud.

Beber mucha agua también es esencial para mantener el flujo de sangre y prevenir los coágulos de sangre. Por lo tanto, desde el día anterior, el día del vuelo y durante este, bebe aproximadamente el doble de agua o infusiones sin azúcar de lo habitual.

Evita el alcohol, ya que dilata los vasos sanguíneos, lo que hace que la velocidad de la sangre sea más lenta y favorece que la sangre se acumule en las piernas.

2. Viste ropa adecuada

La ropa adecuada también nos protege del desarrollo de una trombosis. Usa ropa holgada y quítate los zapatos durante el vuelo para facilitar la circulación de la sangre.

Además de ropa holgada, también puede tener sentido usar medias compresivas, que promueven el flujo venoso de retorno al corazón. Si tienes antecedentes de trombosis o sufres alguna afección vascular, consulta con el médico si es una buena idea para ti.

3. Haz suficiente ejercicio

El hecho de que las piernas estén dobladas a la altura de la rodilla y de la ingle al sentarse en un avión dificulta que la sangre fluya desde los pies hasta el corazón.

Esto hace que la sangre se acumule en las piernas. La mejor manera de contrarrestar esto es el ejercicio regular, por lo que debes levantarte al menos una vez cada hora, especialmente en vuelos de larga distancia.

Un viaje al baño puede ayudar a moverte. Además, también se recomiendan los siguientes movimientos específicos:

  • Mientras estás sentada, de vez en cuando tensa los músculos de las piernas y de los pies durante unos segundos y luego relájalos. Repite varias veces.
  • Haz este ejercicio de balancín con los pies: apoya los talones y levanta los dedos, a continuación apoya los dedos y levanta los talones. Repite de 15 a 20 veces, alternando los pies. También puedes variar la velocidad del movimiento.