La fibromialgia es una patología muscular crónica que se acompaña de importantes dolores y limitaciones en la movilidad general.

La medicina convencional no tiene un tratamiento curativo. Normalmente los pacientes salen de las consultas con fármacos analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares e incluso ansiolíticos y antidepresivos.

Los efectos secundarios de un exceso de medicación pueden empeorar la situación del paciente a largo plazo.

Investigadores de la Universidad de Siena han estudiado si los baños con aguas mineromedicinales pueden ayudar a mitigar esos dolores incapacitantes.

Los baños con agua sulfatada son beneficiosos en la fibromialgia

El estudio, publicado en la revista Clinical Rheumatology, se realizó con 100 pacientes afectados de fibromialgia. Se separaron en dos grupos de 50 personas. Una mitad fue tratada con baños casi diarios de 15 minutos en agua sulfatada, altamente mineralizada, durante dos semanas.

La otra mitad recibió baños de la misma duración, pero con agua normal del grifo. Ninguno de los dos grupos sabía el tipo de agua en la que se bañaba.

Disminuye el dolor y mejora la movilidad

Los resultados tras finalizar esas dos semanas fueron sorprendentes. El grupo de los participantes que se bañaron en agua mineralizada había experimentado una disminución de sus dolores, así como una mejora de su movilidad. Lo mejor de todo es que los efectos duraron hasta seis meses.

En cambio, las personas que se bañaron en agua normal no presentaron una mejoría significativa.

El magnesio produce un efecto positivo sobre los músculos

Una posible explicación para los efectos positivos del agua mineralizada es que es capaz de reducir la producción de las sustancias mensajeras del dolor y la inflamación.

Además, los pacientes de fibromialgia suelen sufrir una deficiencia de magnesio, un minieral esencial para el buen estado de los músculos. Un agua con una concentración elevada de magnesio puede desempeñar un papel muy positivo.

Además de la balneoterapia, la medicina natural puede ofrecer más abordajes terapéuticos: cambios en la alimentación, plantas medicinales, acupuntura, masaje y ejercicio físico suave (taichí, yoga y chikung) y técnicas de relajación son algunas de las posibilidades.