Los ojos están atravesados por una gran cantidad de vasos sanguíneos muy finos. Estos diminutos vasos o capilares son particularmente sensibles a la presión. Por ejemplo, si estornudas o toses mucho, uno de los vasos sanguíneos sensibles de tus ojos puede estallar y causar un sangrado o derrame visible.

La sangre que escapa del vaso se acumula en el globo ocular. Esto es lo que provoca el enrojecimiento del ojo. En casos extremos, grandes porciones de la conjuntiva se llenan de sangre. Otras causas comunes que pueden llevar a la ruptura de una vena en el ojo:

  • Frotamiento severo.
  • Un cuerpo extraño.
  • Golpes al practicar deporte o por accidente.
  • Movimientos intestinales.
  • Levantamiento de objetos pesados.

¿Un derrame en el ojo puede ser peligroso?

Las venas reventadas en el ojo debido a un breve aumento de la presión intraocular suelen ser inofensivas. Los derrames no suelen ser dolorosos y no afectan a la visión.Sin embargo, también puede haber causas graves detrás del sangrado debajo de la conjuntiva. Entonces es aconsejable una visita a un médico. Las enfermedades subyacentes que se pueden manifestar con un derrame son:

Hipertensión arterial

La presión arterial permanentemente alta puede hacer que las venas finas del ojo exploten fácilmente. Si tienes manchas rojas con frecuencia, definitivamente debes controlar tu presión arterial. Ten en cuenta que podría reventar una vena en el cerebro, lo que es mucho más grave.

Diabetes

El trastorno metabólico debilita los vasos sanguíneos y puede dañar la retina. En consecuencia, en las personas con diabetes las venas revientan más fácilmente que en las personas sanas.

Conjuntivitis

Una infección del ojo o conjuntivitis puede ser responsable de que se rompan los capilares y de que aparezcan manchas rojas y áreas enrojecidas. Los ojos pican, lagrimean y están rojos. Las infecciones gripales y las infecciones oculares son efectos secundarios comunes de la enfermedad.

¿Qué hacer si hay sangrado en el ojo?

En primer lugar, debes mantener la calma. El sangrado en el ojo puede dar miedo, pero en la mayoría de los casos es inofensivo y no produce consecuencias a largo plazo.

Sin embargo, debes evitar usar lentes de contacto y hacer actividades extenuantes (deportivas) durante el proceso de curación para evitar el riesgo de sufrir más lesiones.

Remedios caseros para los derrames oculares

En el caso de venas rotas inofensivas, existen remedios caseros disponibles que pueden aliviar las áreas enrojecidas.

1. Pack de frío

Enfría suavemente el ojo afectado con un pack de gel frío especialmente diseñado para los ojos, lo encontrarás en farmacias. Este tratamiento constriñe los vasos sanguíneos y apoya el proceso de curación. No pongas hielo directamente sobre el ojo porque puede causar una herida con cicatriz irreversible.

2. Compresa de salvia

La salvia no solo es buena para la cocina. El remedio casero también puede ayudar en un derrame ocular. Una compresa embebida en una infusión de salvia posee un efecto antiinflamatorio y calmante en los ojos.

3. Bolsita de infusión de hinojo

Las bolsitas de infusión de hinojo pueden producir un efecto positivo en los capilares rotos. Sólo tienes que preparar la infusión, dejar que la bolsita se enfríe y colocarlas sobre el ojo afectado varias veces al día durante 3 a 5 minutos.

¿Cuánto dura un derrame en el ojo?

Las manchas rojas en el ojo se curan de manera similar a los morados en el cuerpo. Gracias a los propios procesos de curación del cuerpo, la sangre se descompone y absorbe rápidamente.

El morado cambia de color y gradualmente se vuelve amarillo. Dependiendo del tamaño del área inyectada de sangre, este proceso puede tardar entre una y cuatro semanas. En la mayoría de los casos, el ojo volverá a tener un aspecto normal después de una semana o dos.

¿Cuándo ir al médico?

Debes consultar a un médico, especialmente si los derrames aparecen con cierta frecuencia. Además, si hay síntomas acompañantes como visión borrosa, sensación de ardor intenso o dolores de cabeza, es recomendable acudir a un especialista. El médico puede aclarar si una enfermedad o lesión grave es la razón del hiposfagma y, si es necesario, iniciar el tratamiento adecuado.