Es un lugar común afirmar que atravesamos una epidemia de obesidad y que la causa de este problema de salud es multifactorial. Se citan como desencadenantes de la obesidad los genes, el sedentarismo, la dieta desequilibrada, la ansiedad o los contaminantes ambientales obesógenos, entre otros factores. 

Ahora, investigadores de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) afirman que han descubierto la causa principal para el desarrollo de la obesidad, que se describe con una sola palabra: fructosa.

la fructosa: la clave que conecta todas las causas de obesidad

Según los autores del estudio, existen diferentes explicaciones para la obesidad, pero todas pueden acogerse a una que funciona a modo de paraguas: la denominada "hipótesis de la supervivencia de la fructosa."

En pocas palabras, la hipótesis dice que cuando el cuerpo metaboliza la fructosa, reduce la energía en forma de ATP (trifosfato de adenosina), lo que provoca hambre y, por tanto, aumento de la ingesta de alimentos.

El ATP se describe como la “moneda energética” de las células. Según los científicos, la fructosa reduce el nivel de ATP al suprimir la función de las mitocondrias (las "centrales energéticas" de las células) y, al mismo tiempo, bloquear la “reposición de ATP” de las reservas de grasa corporal. El bajo nivel de ATP intracelular conduce a una mayor ingesta de alimentos grasos y ricos en energía.

En consecuencia, la obesidad es un trastorno del metabolismo energético en el que la energía disponible o ATP es baja a pesar del aumento de la ingesta total de energía.

La fructosa es un riesgo subestimado

La palabra fructosa remite a la fruta, pero esta no es la principal fuente en la alimentación. De hecho, la fruta no es el problema: aporta pequeñas cantidades de fructosa que van acompañadas de vitaminas, fibra y sustancias antioxidantes que solo producen beneficios.

El problema está esencialmente en los azúcares añadidos, es decir, en el azúcar o sacarosa -compuesta por fructosa y glucosa al 50 por ciento- que se añade en casa o en los ultraprocesados industriales a todo tipo de preparaciones, desde el café a la salsa de tomate, pasando por los refrescos, la bollería, etc.

Además de en la sacarosa, la fructosa se encuentra en ingredientes como el jarabe de maíz, el jarabe de glucosa-fructosa. A veces, incluso, se añade directamente como endulzante. El jarabe de agave y la miel también son ricos en fructosa.

Por otra parte, el hígado también agradece una ingesta baja de fructosa. Porque, a diferencia de la glucosa, la fructosa se metaboliza en el hígado y participa en el desarrollo de la enfermedad del hígado graso.

En conclusión, para reducir la fructosa en la dieta es necesario disminuir o eliminar el consumo de azúcares añadidos y de alimentos ultraprocesados.

Sobrepeso y obesidad, ¿cuál es la diferencia?

La obesidad se define como una desproporción de la grasa corporal. Para determinar el grado de obesidad se utiliza el el índice de masa corporal (IMC), resultado de dividir el peso (en kilogramos) por el cuadrado de la altura (en metros).

  • Peso normal: 18,5-24,99
  • Sobrepeso (preobesidad): 25-29,99
  • Obesidad grado 1: 30 a 34,99
  • Obesidad grado 2: 35 a 39,99
  • Obesidad grado 3: más de 40
  • Obesidad grado 4: más de 50

Tanto el sobrepeso como la obesidad son un factor de riesgo para enfermedades como la diabetes tipo 2, los trastornos del metabolismo de los lípidos y las enfermedades cardiovasculares. Además, la obesidad se considera una enfermedad en sí misma, mientras que el sobrepeso no lo es.

En España, según el Observatorio Global de la Obesidad, el 37,8 % de los adultos pesa más de lo que debería y el 16 % es obeso, con un crecimiento medio anual del 1,9 % desde 2010. La previsión es que en 2030, la prevalencia de la obesidad sea del 37 %.

La obesidad sigue siendo multifactorial

El metabolismo de la fructosa es clave, pero a la hora de prevenir y tratar la obesidad no se pueden dejar de lado los factores psicosociales y ambientales que la favorecen

Referencia científica: