Los ácidos grasos omega-3 cumplen con numerosas funciones en el organismo y, por tanto, poseen muchos efectos sobre la salud. Son antiinflamatorios y resultan especialmente beneficiosos para la salud del corazón, el sistema cardiovascular y el cerebro, y para modular la respuesta inmunitaria.

Sin embargo, sus efectos sobre la flora intestinal o la salud intestinal se han mencionado poco hasta ahora. Un estudio ha probado que los ácidos grasos omega-3 tienen un efecto prebiótico específico, es decir, pueden favorecer la multiplicación de bacterias intestinales beneficiosas.

Los ácidos grasos omega-3 tienen un efecto prebiótico similar a la inulina

Los prebióticos son sustancias que pueden servir de alimento a las bacterias intestinales beneficiosas o apoyan su bienestar de alguna otra manera. Ejemplos de prebióticos son:

  • Pectina, un tipo de fibra que se encuentra en manzanas, peras, membrillos y otras frutas.
  • Inulina, otro tipo de fibra, quizá la más beneficiosa para la microbiota, que se halla en alcachofas, cebollas y ajos, puerros o plátanos machos.
  • FOS (fructooligosacáridos, oligofructosas u oligofructanos) se encuentran en alta concentración en el tupinambó y en el yacón.
  • Beta glucano, se halla en el salvado de los granos de cereales como la cebada, avena y algunas setas.

Todos ellos pertenecen a la familia de fibras dietéticas y están disponibles como complementos alimenticios en forma de polvo o cápsulas debido a su efecto amigable con el intestino.

Pero, ¿cómo pueden los ácidos grasos omega-3 tener un efecto prebiótico, si no son una fibra, sino un ácido graso esencial?

Ácidos grasos omega-3 y sus efectos prebióticos

Para el estudio, 69 participantes tomaron 20 g de inulina o 500 mg de aceite de pescado (que contenía 165 mg de EPA y 110 mg de DHA) al día durante 6 semanas. La inulina aumentó la cantidad de bifidobacterias y Lachnospiraceae en la flora intestinal.

Los ácidos grasos omega-3, por otro lado, aumentaron otro grupo de bacterias intestinales, a saber, Coprococcus spp. y Bacteroides spp. Al mismo tiempo, los ácidos grasos omega-3 redujeron las bacterias intestinales llamadas Collinsella spp, que están asociadas con el desarrollo del hígado graso.

Al igual que la inulina, los ácidos grasos omega-3 también podrían provocar un aumento en la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino. Los ácidos grasos de cadena corta son producidos por algunas bacterias intestinales, mejoran el ambiente en el intestino y contribuyen así a la regeneración de la mucosa intestinal.

Una de estas cepas productoras en la Coprococcus, que se multiplica significativamente en presencia de ácidos grasos omega-3. Además, el estudio determinó que se reducían lípidos en la sangre, especialmente las lipoproteínas de muy baja densidad y los triglicéridos.

Los ácidos grasos omega-3 aumentan los ácidos grasos de cadena corta en el intestino

Por lo tanto, los ácidos grasos omega-3 también pueden tener un efecto positivo en la salud cardiovascular a través de su influencia beneficiosa en la flora intestinal. Después de todo, los niveles elevados de lípidos en sangre se consideran un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Por supuesto, una microbiota intestinal sana y el aumento de la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino también tienen otros beneficios para la salud de gran alcance.

Los ácidos grasos de cadena corta se consideran factores importantes que influyen en el sistema inmunitario, el metabolismo y el equilibrio hormonal. Por ejemplo, se sabe que poseen propiedades antiinflamatorias, aumentan la sensación de saciedad (ayudando así a regular el peso) y contribuyen a niveles saludables de azúcar en la sangre.

Ácidos grasos omega-3 en la depresión

Por otra parte, es sabido que las personas con depresión poseen menos Coprococcus en su microbiota intestinal.

No existe un suplemento probiótico con Coprococcus, por tanto el consumo de omega-3 y fibra prebiótica es la manera de estimular su crecimiento.

Los suplementos probióticos (preparados con cepas bacterianas intestinales activas) suelen contener siempre las mismas cepas bien conocidas y bien investigadas, que contribuyen al hecho de que el ambiente en el intestino cambia de tal manera que se establece una variedad saludable y equilibrada de bacterias intestinales.

Una pequeña dosis de ácidos grasos omega-3 es suficiente

Por supuesto, lo más saludable es que la alimentación habitual sea la principal fuente de ácidos grasos. El pescado graso, como la sardina o el salmón, es la principal fuente de omega-3 en la dieta de la mayoría de personas, pero existen fuentes apropiadas en la dieta vegetariana (semillas de lino y chía, y nueces).

Además, influye positivamente hacer ejercicio y respetar el ciclo de sueño-vigilia o mantener el estrés bajo control. En cualquier caso, los ácidos grasos omega-3 pueden tomarse como suplemento dietético. Una pequeña dosis (500 mg) es suficiente.

Referencias científicas: