Uno de los motivos de consulta más frecuente en los despachos de los psicólogos es el de las relaciones tóxicas.

Muchas personas acuden en busca de asesoramiento cuando se dan cuenta de que con la mayoría de sus parejas –a veces todas– han mantenido unas relaciones que les han creado insatisfacción y un gran malestar emocional.

Es una buena decisión, puesto que sanar los daños emocionales produce cambios importantes que influyen también en nuestras relaciones amorosas.

¿Por qué hacer terapia puede ayudar en el terreno sentimental?

Las personas que acuden a terapia al darse cuenta de que han tenido siempre relaciones tóxicas, suelen empezar la terapia con el pensamiento de que tienen mala suerte al encontrar pareja o que la mayoría de las personas con las que coinciden resultan ser tóxicas.

Casi llegan a plantearse una vida de ascetismo, alejada de cualquier tipo de relación. A medida que la terapia avanza, esta vivisión va cambiando:

  • Comprenden que no todo es cuestión de suerte. A lo largo de sus trabajos terapéuticos vamos comprendiendo los motivos por los que sus relaciones anteriores no funcionaron, sanando sus patrones y cambiando su manera de entender las relaciones de pareja.
  • Cambia su perspectiva. Poco a poco, su campo de visión se va ampliando y comienzan a conocer a otro tipo de personas diferentes. Incluso el tipo de pareja que les atrae o con quien comienzan una relación también suele ser muy distinto a los anteriores.

8 cosas que mejoran en tus relaciones tras hacer terapia

Basándome en las experiencias de cientos de personas que han realizado este proceso de cambio en mi consulta, he preparado este resumen de características de cómo suelen ser las relaciones de pareja antes y después de hacer una terapia.

Obviamente, esto son generalidades que no se aplican a todas las parejas. Hay parejas que viven muy bien desde sus inicios en la juventud hasta que son ancianos, pero sí que puede arrojar algo de luz para aquellas personas que se encuentran repitiendo relaciones de pareja tóxicas.

1. Madurez

  • Antes: Se tienen menos filtros y menos exigencias a la hora de elegir pareja.
  • Después: Se sabe mejor lo que se busca en una pareja, también, se tienen más claras aquellas características no deseables.

2. Atracción

  • Antes: Atracción más centrada en lo físico.
  • Después: El atractivo físico es importante, pero también se tiene en cuenta la madurez emocional de la persona.

3. Egoísmo versus pareja

  • Antes: Interés egoísta, centrado en uno mismo
  • Después: Además de un necesario nivel de autocuidado (un egoísmo bien entendido), también se da un interés genuino por la pareja, para ayudarla y apoyarla en sus objetivos y metas. También aparece un interés en la pareja como proyecto en común.

4. Miedo a la soledad

  • Antes: Muchas personas, por miedo a perder la pareja, hacen cualquier cosa para mantenerla, incluso si esto va contra su propia naturaleza o su propio bienestar.
  • Después: Cuando una persona avanza en su terapia, se encuentra bien consigo misma y no tiene miedo a la soledad. A nivel de pareja, lo importante es mantener una relación sana, sin abusos. Si esto se puede lograr, genial. Pero si no puede ser, no pasa nada, es mejor dejar la pareja

5. Nivel de comunicación

  • Antes: No se dice todo lo que se piensa para no herir o por miedo a que el otro se vaya a enfadar.
  • Después: Puedes decir lo que piensas, siendo honesta o honesto contigo en primer lugar, y confiando en que el otro entienda tu punto de vista.

6. Respeto por la individualidad

  • Antes: Sacrifican tus propios intereses y sus relaciones de familia y amigos por los de la otra persona.
  • Después: Cada miembro de la pareja respeta y apoya los intereses y actividades de la otra persona. Se mantiene una relación equilibrada con los amigos individuales, comunes y con los familiares.

7. Todos son importantes

  • Antes: Se priorizan las necesidades y los deseos de uno de los miembros de la pareja.
  • Después: Ambos son igual de importantes. No existe una relación jerárquica en la pareja, sino horizontal.

8. Necesidad de control

  • Antes: Uno de los miembros quiere controlar todo lo que se hace en pareja y quiere tomar todas las decisiones importantes.
  • Después: Las decisiones se consensúan. Nadie tiene la necesidad de mantener el control. Ambos miembros de la pareja tienen igual importancia y las decisiones se toman en conjunto.