Las toallas y otros textiles similares se sienten ásperos y tiesos después de que se han lavado porque se han secado sin moverse. Si la ropa permanece quieta durante el secado, cada fibra permanece en una dirección distinta y este desorden hace que al tacto no se sienta suave. A la espereza también contribuyen la cal del agua y los restos de detergente.

No es necesaria la secadora

Por eso las toallas quedan especialmente esponjosas cuando se secan en la secadora y se mueven suavemente. Sin embargo, este gasto de energía adicional no es necesario en absoluto, porque un poco de viento en el tendedero también asegura que las fibras se muevan.

Incluso en invierno es posible secar la ropa al aire libre sin problemas. Si secas la ropa dentro de casa, una cierta corriente de aire a través de ventanas o puertas abiertas puede proporcionar suficiente movimiento y suavizar las toallas.

Recuerda que si secas la ropa en el interior, la ventilación regular (o mejor aún, la ventilación cruzada a través de ventanas abiertas en dos lados diferentes de la casa) garantiza un clima agradable en la habitación y previene la formación de moho.

Activar el programa antiarrugas

Muchas máquinas lavadoras tienen un programa antiarrugas adicional. Una vez finalizado el proceso de lavado, la ropa se mueve de un lado a otro a intervalos determinados.

Así, si no es posible sacar, sacudir y colgar las toallas inmediatamente después de finalizar el programa de lavado, el programa antiarrugas puede ayudar a mantener las fibras en movimiento.

Amasar la ropa antes o después del secado

También puedes ganar mucho colgando la ropa correctamente: si sacudes las toallas y otros textiles absorbentes (por ejemplo, los pañales de tela) breve pero vigorosamente antes de que terminen en el tendedero, desenredarás las fibras y obtendrás una ropa más suave.

Si las prendas todavía están bastante rígidas cuando las retiras, sacudirlas nuevamente y moverlas suavemente hacia adelante y hacia atrás entre tus manos ayuda a restaurar su esponjosidad original.

Es mejor utilizar suavizante natural

El uso de suavizantes convencionales no sólo es problemático desde el punto de vista de la salud y el medio ambiente, sino que también contribuye a que las toallas pierdan su capacidad de absorción.

Al lavar con suavizante se forma una película alrededor de las fibras que impide que vuelvan a absorber humedad después del lavado.

En su lugar, puedes preparar tú mismo un suavizante ecológico añadiendo un generoso chorrito de vinagre blanco (de 30 a 60 mililitros) al compartimento del suavizante o, para prendas de colores claros, una cucharadita de ácido cítrico.

Esto elimina los depósitos de cal y los residuos de detergente de las fibras, lo que también puede ser la razón por la que las toallas no se sienten realmente suaves.

Algunas personas creen que el vinagre puede hacer daño a la máquina, pero no es cierto.

Remojar las toallas en agua con vinagre

Para toallas especialmente ásperas o rígidas, un chorrito de vinagre en el compartimento del suavizante puede no ser suficiente, ya que es posible que ya tengan depósitos de cal rebeldes.

Entonces se recomienda remojar las toallas en agua con vinagre antes de lavarlas para eliminar permanentemente los depósitos y hacer que los textiles vuelvan a ser muy suaves.

Para ello, pon vinagre de limpieza en un recipiente con agua (como máximo una parte de vinagre por cuatro partes de agua). Deja la ropa en remojo durante una o dos horas y luego lávala como de costumbre.

Si los depósitos de cal aún no han desaparecido, se puede repetir el procedimiento o ampliar el tiempo de remojo. La misma aplicación puede ayudar con camisetas que huelen a sudor a pesar de estar lavadas.

Dosificar el detergente correctamente

La dosis correcta de detergente es crucial para conseguir ropa suave. Demasiado detergente puede provocar que queden residuos en la ropa.

Por el contrario, una cantidad insuficiente de detergente suele provocar depósitos de cal, especialmente en el caso de que el suministro sea de agua dura.

Dado que la mayoría de los hogares tienden a usar demasiado detergente en lugar de muy poco, intenta poner la mitad de la cantidad de detergente en lugar de la cantidad habitual.

Cargar la lavadora correctamente

Una lavadora sobrecargada puede hacer que el detergente se distribuya de manera desigual. Esto produce depósitos de detergente en algunos lugares y depósitos de cal en otros.

Ambos contribuyen a que las fibras queden rígidas. Además, las toallas que se mojan con agua pesan bastante, lo que puede provocar un desequilibrio y por tanto dañar la máquina o aplanar aún más las fibras si está sobrecargada.

La regla general para una carga correcta es dejar siempre al menos el ancho de una mano entre la ropa y el extremo superior del tambor.

Y en lo que respecta al peso de la ropa, presta siempre atención a la información sobre la capacidad máxima de la máquina.

 

No planches las toallas

Mientras que los textiles de tejido liso, como el lino o el algodón, pueden quedar maravillosamente suaves al plancharlos, a las toallas de rizo les pasa lo contrario. Los bucles de hilo del rizo se aplastan, y pierden suavidad y poder absorbente.