Muchos niños van a empezar ahora la guardería o, como prefieren llamarles los educadores, la escuela de educación infantil 0-3. Es un paso importante para los niños pero, aparte de las implicaciones emocionales y de desarrollo que conlleva este cambio para ellos, entrar en la escuela infantil suele implicar también un cambio en su salud: con el inicio de la guardería se ponen en contacto con nuevos virus y bacterias y empiezan a encadenar periodos de enfermedad.

Esta sensación es de lo más frecuente en las familias cuando niños y niñas empiezan su escolarización. Sin embargo, podemos ayudar a los niños a superar esta etapa de la forma más saludable posible.

¿Por qué los niños se ponen enfermos en la guardería?

La mayoría de aulas infantiles son zonas propensas al cultivo de bacterias y virus no deseables. La calefacción, la falta de ventilación y la concentración en poco espacio de niños y niñas facilitan su crecimiento y propagación.

¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes los primeros años de escolarización? Los órganos más afectados corresponden al área otorrinolaringológica, y los mecanismos más frecuentes de transmisión son el aire, los alimentos y las bebidas.

Es algo muy habitual. Por ejemplo, Cristina había sido madre de dos niños, de 1 y 4 años respectivamente. El mayor tomó pecho casi tres años, no le pusieron vacunas, practicó el colecho hasta hace poco y hasta este curso no había ido a la guardería ni al colegio. Los mismos hábitos y pautas seguían con el pequeño.

Habían sido niños muy sanos hasta que el mayor empezó el colegio; de ahí en adelante ninguno ha pasado una semana entera sin mocos: resfriado tras resfriado y otitis serosa continua, laringitis...

¿Cómo prevenir los virus de guardería?

Como en la práctica es difícil influir sobre las condiciones ambientales de las aulas y los lácteos que allí se administran, en un niño propenso se ha de procurar corregir esos factores en casa: en invierno calefacción moderada, ambiente hidratado (con vaporizadores o recipientes con agua que disminuyan la sequedad), renovación diaria del aire de las habitaciones...

  • Hidroterapia para prevenir enfermedades en niños y niñas

El vapor húmedo facilita la movilización y expulsión de la mucosidad. Los vahos con plantas como el eucalipto, el tomillo y la manzanilla son muy útiles, y un baño turco en casa siempre se agradece.

El entrenamiento vascular, que consiste en acabar la ducha o el baño con agua fría, aunque solo sea en las extremidades, acostumbra al cuerpo a los cambios de temperatura y protege de las infecciones en general.

  • Dieta para reforzar el sistema inmune de los más pequeños

Otro factor que estimula la respuesta inmunitaria, y por tanto la congestión e inflamación de estos tejidos linfoides, es el consumo diario de lácteos y azúcares refinados. En la leche de vaca se han identificado más de veinte fracciones de proteína con capacidad alérgena.

Por eso, de cara a reforzar la inmunidad de los niños es recomendable una dieta sin productos refinados y con pocos lácteos (mejor bebidas de avena o arroz, tofu, yogur de soja, etc.).

Para aumentar la resistencia a las infecciones se pueden tomar de forma habitual polen y levadura de cerveza, cítricos y, cuando empiece el otoño, preparados dietéticos con oligoelementos como el cinc y el manganeso, y vitaminas C, E y del grupo B.

Los productos fitoterapéuticos con própoleo, equinácea y tomillo también son muy útiles.