Los pies son mucho más que el soporte que permite al cuerpo mantenerse erguido y caminar. Ciertas zonas de su planta y parte interna guardan una conexión sutil con los diferentes sistemas y órganos del cuerpo.

La reflejoterapia parte de esta premisa para, mediante presiones suaves pero profundas en determinados puntos reflejos, conseguir efectos beneficiosos para la salud.

Con un sencillo masaje en los pies se favorece la relajación y el bienestar, consiguiendo así dormir mejor.

Así pues, a la agradable sensación de relajación, ligereza y placer sensorial que produce un simple masaje de pies, se suma, con estas presiones específicas, un efecto terapéutico.

Aplicada por un profesional experimentado, la reflejoterapia puede aliviar y curar algunas dolencias comunes.

Sin embargo, uno de los mayores atractivos de la reflejoterapia radica en que todo el mundo puede utilizarla como un medio simple pero eficaz de relajar el sistema nervioso y proporcionar bienestar a su pareja, hijos o personas cercanas.

Brinda, en definitiva, la oportunidad de expresar afecto a través del tacto, compartir y conocer mejor a la persona a la que se masajea.

Cómo dar un masaje en los pies

Se recomienda llevarlo a cabo en un ambiente armónico y silencioso, y que tanto la persona que da el masaje como la que lo recibe se encuentren en una posición cómoda.

Es importante también observar las reacciones del receptor para graduar adecuadamente la presión que se ejerce en ciertos puntos o zonas reflejas que pueden ser especialmente dolorosas.

Los puntos reflejos se activan con la yema del pulgar, inclinado unos 70º para que resulte más preciso, y con la uña bien cortada.

Si la respuesta es dolorosa, puede indicar que la zona específica que se está tratando presenta un bloqueo o estancamiento. El estímulo no debería entonces causar daño.

Es importante asimismo asegurarse de que la mano que sujeta el pie está bien situada.

Manos, hombros y brazos han de estar lo más relajados posibles. Así, la energía fluirá en armonía y transmitirá a las manos la eficacia y afectividad necesarias.

Masaje de pies para aliviar tensiones

Para relajarse al acabar el día y ayudar a la conciliación de un buen sueño se puede seguir la sesión que proponemos en las fotografías.

  1. Relajación mental. Sostén el talón con una mano y con el pulgar de la otra ejerce una presión en el centro del dedo gordo del pie, donde se encuentra la zona refleja del cerebro.
  2. Reducir la fatiga. Presiona en el lado interno del talón, justo debajo del tobillo, alrededor de un minuto. Este punto estimula la eliminación de líquidos y activa la vitalidad,
  3. Aliviar las piernas pesadas. Sujeta con una mano la punta del pie y presiona hacia abajo. Luego presiona donde se flexiona el tobillo.
  4. Reducir la tensión de la nuca. Sujeta el pie por el talón y con el pulgar ejerce presión en el surco del dedo gordo del pie, entre 30 segundos y un minuto.

Caminar descalzos también masajea el pie

Por Dr. Pablo Saz

Los pies son los encargados de restaurar nuestro equilibrio corporal y psíquico. Su capacidad de adaptación al terreno, a sus condiciones e irregularidades, pone en marcha recursos físicos y psíquicos que estimulan todo el cuerpo.

Guardar el equilibrio es un arte ante la constante atracción de la gravedad, es saber estar en medio de los desequilibrios. Esto lo realizamos a diario con mayor o menor esfuerzo y cuando no somos capaces de ello, todo se derrumba. Levantarse y andar, levantar la moral, el ánimo, el tono, es el arte de recuperar el equilibrio. Y todo comienza desde el apoyo de nuestros pies.

Aplacar el desequilibrio con pastillas y con medicamentos que anulan sensaciones es perderse en el problema. Cuando uno se ve caído y hundido debe volver la conciencia a los pies y confiar en esa capacidad que demostraron para sostenernos de pie desde el primer año de vida.

Sentir y amplificar la base que forman nuestros pies, mejorar y ampliar esta capacidad ele apoyo (la fuerza del talón, el impulso de los dedos, la tensión de la bóveda del pie), es recuperar y ampliar la base de nuestro movimiento, la capacidad ele desenvolvernos en nuestro medio a nivel físico, psicológico y social.

Si sientes que te faltan apoyos, sea en el plano físico o en el psicológico, deja a un lado los zapatos, los tacones o las sandalias y, con los pies en la tierra, toca y siente el fondo de la evidencia.