En la actualidad, cuando un médico receta un antibiótico puede añadir un complemento probiótico para proteger la microbiota intestinal o puede recomendar que se coma un yogur al día.  Estas medidas tratan de aumentar el número y favorecer a las bacterias beneficiosas, que también pueden ser atacadas por el medicamento. 

Los antibióticos pueden alterar la microbiota intestinal y causar efectos secundarios. La descomposición, las náuseas y el dolor abdominal son algunas de las consecuencias más comunes, pero también pueden producirse otras que no parecen relacionadas con los antibióticos, como los trastornos del sueño. 

Por qué los antibióticos pueden causar trastornos del sueño

 Además de las molestias digestivas y las alteraciones del sueño, los antibióticos también pueden causar erupciones cutáneas y fatiga persistente.

Los síntomas suelen desaparecer inmediatamente después de suspender el medicamento y luego se olvidan pronto, pero los investigadores de la Universidad de Tsukuba quisieron indagar en esta cuestión algo más.

Los científicos ya sabían por estudios anteriores que una disbiosis (alteración del equilibrio entre las poblaciones de bacterias que componen la microbiota intestinal) puede influir sobre diversos procesos fisiológicos, incluidas las funciones cerebrales.  

El equipo ha llevado a cabo más investigaciones. Según sus resultados, los cambios en la microbiota intestinal pueden estar asociados con una presión arterial alta y con trastornos del sueño, a veces de magnitud grave.

Los antibióticos podrían afectar a los niveles de serotonina

El líder de la investigación, el profesor Masashi Yanagisawa, y sus colegas basan sus hallazgos en un estudio con ratones.

Algunos de los animales de prueba habían sido tratados previamente con fuertes antibióticos potentes con el objetivo de provocar cambios en la flora intestinal.  Otros grupo de animales sirvió de control. Posteriormente, los investigadores midieron la actividad en la corteza cerebral de todos los ratones mientras dormían utilizando electrodos.

Resultó que en los animales que habían tomado antibióticos cayeron los niveles de serotonina y su ritmo de sueño se alteró, alternándose las fases de sueño y vigilia con más frecuencia que en los animales no tratados.

Recomendación: evitar la disbiosis

El estudio concluyó que la disbiosis causada por los antibióticos reduce la producción de serotonina intestinal, según el profesor Yanagisawa, uno de los autores de la investigación.  Los niveles de serotonina son importantes porque influyen en los ciclos de sueño y vigilia. 

Los hallazgos sugieren que un tratamiento bacteriano para la flora intestinal podría usarse específicamente para tratar los trastornos del sueño.

El sueño y la microbiota se influyen mutuamente

Las conexiones entre el intestino y el cerebro van en las dos direcciones. Es decir, la microbiota intestinal influye en la calidad del sueño, pero este también determina el estado de la microbiota. 

Una manera eficaz de cuidar la microbiota es dormir bien y esto puede ser aún más importante durante un tratamiento con antibióticos.  Durante la noche se aceleran los procesos de renovación celular y el intestino es precisamente uno de los que tienen mayor tasa de actividad nocturna. Es lógico pues la noche es el periodo más largo en que el intestino deja de recibir alimentos. 

Dieta adecuada durante un tratamiento con antibióticos

Una manera de cuidar la microbiota, además de tomar los suplementos probióticos indicados por el médico, es realizar una buena selección de ingredientes para confeccionar los menús. 

  • Añade alimentos fermentados, como el yogur, el kimchi o la kombucha
  • Consume suficientes alimentos con fibra prebiótica, como espárragos, cebollas, ajos, puerros, avena. Pero durante el tratamiento no conviene consumir un exceso de fibra porque podría reducir la absorción del medicamento.

Referencias científicas: