El tratamiento del acné debe plantearse mediante cambios de hábitos alimenticios y de vida que lleven a una mejor condición de la piel.
Elimina el acné con plantas y ejercicio
El acné o las espinillas aparecen en la adolescencia, cuando las hormonas comienzan a estimular los folículos pilosos. Sus manifestaciones pueden ir de leves a otras más graves: pústulas superficiales (acumulación de pus en orificios foliculares), nódulos (acumulación de pus más profunda) y quistes derivados de nódulos que destruyen el tejido de alrededor.
Surge por una alteración del folículo piloso y su glándula sebácea que comienza con la producción en exceso de queratina, el principal componente de la epidermis.
La hiperqueratinización bloquea el canal del folículo y aumenta la concentración de sebo y la producción de Propionibacterium acnes, un bacilo de la biota de la piel que, al descomponer el sebo, produce inflamación.
El aumento de andrógenos y la disminución de ácido linoleico en el sebo de los adolescentes estimula la queratinización y la hipercornificación (callosidad) del canal folicular.
Los alimentos con índice glucémico alto reducen la tolerancia de las personas con acné, incluso se habla de una "diabetes de la piel". La piel precisa contacto con el sol y el aire, la tierra y el agua. Su ausencia puede desencadenar o empeorar los episodios de acné. Hay intoxicaciones medicamentosas que producen acné: anticonceptivos orales, litio, haloides, hidantoides, rifampicina, bromuro, yodo…
No todos los tratamientos son beneficiosos
Evitar tratamientos tóxicos, como los basados en la vitamina A y los retinoles. Son efectivos, pero utilizan derivados sintéticos como tretionina e isotretinoína que pueden tener graves consecuencias. Conviene por eso leer atentamente los efectos secundarios e informarse bien.