El verano ofrece muchas horas de sol y temperaturas cálidas para disfrutarlas al aire libre, pero a veces puede resultar muy estresante para el organismo. Practicar ejercicio físico, trabajar o mantenerse concentrado puede ser más complicado. Una dieta con alimentos ligeros y frescos puede ayudar a que el cuerpo sea más eficiente y resistente al calor.

Dieta para afrontar el calor

1. Bebe mucho, pero de forma adecuada

Beber lo suficiente es de vital importancia en verano. Bajo el sol, el cuerpo a menudo anhela un refrigerio fresco. Se supone que las bebidas heladas ayudan, pero en realidad tienen el efecto contrario.

Las bebidas frías permanecen más tiempo en el estómago, el estímulo del frío hace que cambie el ritmo del estómago y que su contenido llegue al intestino delgado más lentamente.

Por el contrario, las bebidas calientes dilatan los vasos sanguíneos del estómago y los intestinos y, por lo tanto, se absorben más rápidamente. Una deshidratación leve se puede corregir más rápidamente con una bebida tibia o caliente.

En los días calurosos, se recomiendan bebidas tibias, por ejemplo, infusiones. Si bien es cierto que te pueden hacer sudar, el sudor que se evapora en la piel también te ayudará a reducir la temperatura corporal.

Si se practica deporte con mucho calor, el requerimiento de agua puede duplicarse rápidamente. Un déficit hídrico de un 2% pueden perjudicar al rendimiento y a la concentración, ya que el flujo de sangre al cerebro, los músculos y los órganos no funciona muy bien.

Por lo tanto, se debe beber al menos 1,5 a 2 litros de líquido todos los días y más si hace calor. Las mejores bebidas son claramente el agua y las infusiones de frutas y plantas sin azucarar

2. Los alimentos ricos en agua son ideales

Los alimentos con un alto contenido de agua deben estar sin ninguna duda en el menú diario durante los meses estivales. No solo proporcionan al cuerpo una gran cantidad de líquido, sino que generalmente no son pesados para el estómago y se digieren más fácilmente.

Especialmente las ensaladas y las frutas, así como muchas verduras, son ideales para el verano. Las sandías, los melones, los pepinos o los melocotones, por ejemplo, aportan un contenido de agua elevado. Los caldos frescos de verduras, como el gazpacho, son muy recomendables.

Las bayas también son un complemento ideal para las comidas del día, ya que son especialmente bajas en calorías y aportan al organismo sustancias importantes como vitaminas y antioxidantes.

Por otra parte, de acuerdo con la nutrición ayurvédica (medicina tradicional de la India), los productos lácteos como el yogur, el quark y similares tienen un efecto refrescante ideal para el verano.

3. Come alimentos ligeros cuando hace calor

Como las altas temperaturas son un desafío para el cuerpo, las comidas abundantes, pesadas o ricas en grasas lo someterían a una presión adicional, por lo tanto, la comida ligera con las grasas justas resulta mucho más conveniente.

Las ensaladas son tan buenas para esto como las verduras al vapor, el tofu y el seitán. Los batidos saludables, a poder ser verdes, también proporcionan al cuerpo energía y muchos minerales.

Las frutas y verduras también son perfectas para un tentempié entre horas. Lo ideal es preparar una pequeña cantidad de zanahorias, pepinos, manzanas, etc. por la mañana para luego poder comerlas a lo largo del día.

Ten en cuenta que no debes cenar ni muy tarde ni alimentos pesados o de difícil digestión, porque te pueden provocar una mala noche.

4. El ayuno intermitente alivia el cuerpo

Para no forzar el cuerpo durante las noches calurosas, también se puede recurrir al ayuno intermitente en las diferentes variantes.

Eso significa comer en las horas frescas de la mañana y luego otra vez temprano por la tarde, después de eso nada más. Es el plan perfecto para un verano ligero.

5. Evita el alcohol y las comidas picantes en verano

A pesar de que sea tentador, el alcohol, incluso en forma de cerveza fresca o aperitivo afrutado, solo debería beberse en cantidades muy discretas o, mejor, abstenerse completamente.

El calor y el alcohol no se llevan nada bien. Además, el alcohol reseca el cuerpo debido a su efecto deshidratante, lo que puede conducir a problemas circulatorios.

Si estás luchando con las altas temperaturas, también es importante evitar las comidas picantes. Si bien la capsaicina que se encuentra en el chile y la pimienta negra es beneficiosa para la digestión, puede aumentar la temperatura corporal.