Cuando llega el calor del verano, hay muchas trampas dietéticas al acecho. Es posible que te hayas sorprendido comiendo varios helados en un día particularmente caluroso, o que una cerveza después del trabajo se haya convertido en una costumbre. Son dos de las cosas en las que no conviene caer.

1. Un helado en cada esquina

Por supuesto, el verano es la temporada de helados. Pero si te refrescas en la heladería todos los días, notarás rápidamente las calorías adicionales.

Demasiado helado en tu dieta tampoco es algo ideal para tu salud. A pesar de ser tan delicioso tiene un alto contenido de grasa y azúcar, que pueden aumentar la inflamación y estresan el sistema cardiovascular.

Si te decides por un helado, mejor que sea un sorbete de frutas, porque se hace sin nata y sin huevo, pero no deja de ser una bomba de azúcar.

¿Son los polos la solución? Desafortunadamente, tampoco, porque tienen mucho azúcar, colorantes y saborizantes. Eso no significa que el helado sea un tabú en verano, solo que debes disfrutarlo conscientemente y no todos los días.

Si haces tu propio helado en casa puedes decidir la cantidad de azúcar y elegir solo ingredientes naturales. Seguro que será más sano que cualquier versión comercial.

2. Exceso de frutas

La fruta es sana, ligera y el alimento perfecto para el verano. Sin embargo, no debes excederte con las fresas, las sandías y demás. Al fin y al cabo la fruta aporta azúcar, anque sea la fuente más sana porque va acompañado de fibra, agua y micronutrientes. No es muy recomendable consumir más de 5 piezas al día (unos 500 g en total).

El límite individual se puede alcanzar rápidamente si tomas, por ejemplo, un batido con plátano para el desayuno, una ensalada de frutas con requesón en el almuerzo, una mezcla de frutos secos con pasas para la merienda y sandía para el postre por la noche.

3. Olvidarse de las proteínas

No es ningún secreto que sin proteínas, reconstruir y mantener los músculos, órganos y tejidos del cuerpo se vuelve difícil. Pero en verano, muchos descuidan este nutriente en su dieta, porque con la idea de comer más ligero y fresco nos olvidamos de los platos que consumimos el resto del año que son ricos en proteínas, como los guisos con legumbres.

Con algunos consejos y trucos, puedes conseguir suficiente energía y proteínas en verano:

  • Puedes tomar un batido frío con proteínas vegetales en polvo. Las hay de buena calidad, de producción ecológica y sin aditivos.
  • Recurre al tofu ahumado en platos fríos.
  • Un puñado de frutos secos, como nueces o anacardos, no puede faltar.
  • Las ensaladas frías se convierten en plato completo con garbanzos o lentejas.

4. Tomar demasiadas cervezas

El calor, las terrazas y el tiempo libre nos invitan a aumentar el consumo de cerveza y otras bebidas alcohólicas.

Recuerda que el alcohol daña el hígado, contiene muchas calorías y puede ralentizar el crecimiento muscular. El agua sigue siendo siendo la mejor bebida del verano.

¿Por qué el alcohol es inadecuado en verano?

  • El alcohol estimula la sudoración.
  • A altas temperaturas, el cuerpo reacciona más rápido e intensamente al alcohol y son más probables los problemas circulatorios.
  • El alcohol aumenta el riesgo de ahogamiento en la playa, la piscina o el río.

¿Quieres disfrutar de una copa sana en verano? Prueba estos mocktails.

5. Beber bebidas muy frías

Si no es una cerveza, al menos un refresco fresquito para combatir el calor. Este es otros errores del verano.

No importa cuál sea la temperatura exterior, tu cuerpo intenta mantenerse siempre a la misma temperatura. Si bebes agua helada, tu cuerpo produce calor para llevar el líquido a la temperatura adecuada. El resultado es que empiezas a sudar e incluso pierdes líquidos. Exactamente lo contrario de lo que necesitas para hidratarte y refrescarte.

Las bebidas demasiado frías también pueden irritar el estómago. Esto causa acidez estomacal o dolor abdominal.

Por lo tanto, es mejor tomar una bebida a temperatura ambiente o incluso una infusión caliente. Las bebidas calientes hacen que los vasos sanguíneos se dilaten y el líquido puede ser mejor absorbido por el cuerpo.

6. Correr riesgos con los microbios

El verano es temporada alta de infecciones gastrointestinales. Las temperaturas cálidas son el caldo de cultivo ideal para patógenos como la salmonela.

A menudo se transmiten a los humanos a través de alimentos contaminados o en mal estado. Los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y las personas con sistemas inmunitarios debilitados corren un riesgo especial. Pero a menudo se pueden evitar las infecciones transmitidas por los alimentos:

  • Presta atención a la cadena de frío, especialmente para alimentos perecederos. Lo mejor es ir de compras con una bolsa térmica y packs fríos.
  • No vuelvas a congelar. Por seguridad, una vez un producto se ha descongelado no puede volver al congelador.
  • Si comes al aire libre, saca rápidamente los restos de la comida del sol y vuelva a colocarlos en el refrigerador.
  • Ten cuidado con la mayonesa hecha con huevos crudos.Prueba la versión vegana (tofunesa), mucho más segura.

7. Cenas pesadas

Como los días son largos y el calor amaina por la noche, caemos en la tentación de cenar tarde. Una cena demasiado tardía (a partir de las 21 horas) o demasiado abundante va a resultar pesada.

Es mejor que cenes temprano (entre las 19 y las 21 horas) y la elaboración sea sencilla, pero completa. Si quieres ideas, aquí tienes 13 cenas saludables y ligeras.