Peñíscola, en la provincia de Castellón, es uno de los pueblos costeros más atractivos de España por sus riquezas naturales e históricas. Es un destino ideal para disfrutar de la naturaleza, de la gastronomía y de la alegría de la vida con estilo mediterráneo.

Viajes de National Geographic le ha dedicado un extenso reportaje como el pueblo más bonito para viajar en este mes de marzo, donde descubren los enclaves históricos y los atractivos turísticos más importantes. Nosotros vamos a profundizar en las maravillas naturales de Peñíscola así como en su oferta de turismo de bienestar y salud.

El Parque Natural Sierra de Irta

La visita a este espacio natural, que se encuentra entre los municipios de Peñíscola, Alcalà de Xivert y Santa Magdalena de Pulpis, es imprescindible. La primavera es una estación ideal para recorrerlo, pues la naturaleza se encuentra en pleno esplendor y el sol no te abrasa como en los meses de verano.

La Sierra de Irta es un paraíso mediterráneo donde el mar y la montaña se funden a lo largo de 13 kilómetros de costa virgen, que ha quedado milagrosamente a salvo de los atentados de la urbanización. Tropezarás tanto con acantilados como con playas de arena blanca fina y aguas cristalinas, como las del Pebret o la del Russo, o de arena más gruesa, como la Basseta o la Cala Argilaga.

Si eres naturista, estás de enhorabuena, porque las playas del Russo y de Argilaga son libres y podrás disfrutar en ellas del mar y el sol sin bañador. Otras playas naturistas en la zona son la playa de Cudolá, las Tres Playas, la playa de Las Fuentes y la Cala Blanca.

A las playas puedes llegar recorriendo senderos que discurren entre matorrales, pinos y rocas. Destacan el breve Sendero de la Cala del Moro, y la Ruta Circular por el Mas del Senyor, Clot de Maig, Dunas del Pebret y Torre Badum. Por el camino puedes encontrarte con muchas especies vegetales y animales, como la tortuga mediterránea, el halcón peregrino, el cernícalo y el milano real.

Otras rutas que vale la pena hacer si tienes tiempo son la Ruta Azul, que discurre por la costa; la Ruta Roja, que va del faro de Alcossebre a la Cala de la Cubanita y pasa por la playa de cantos rodados del Serradal; y la Ruta Amarilla, que va del cementerio al castillo de Santa Magdalena cruzando un denso bosque de pinos.

Misterio en el castillo templario

Disfruta de todos los atractivos naturales de Peñíscola, pero no te puedes perder la visita a un castillo de película. Nunca mejor dicho, porque ha sido escenario de films como El Cid (Anthony Mann, 1961) o series como Juego de Tronos.

Además de su espectacularidad, con sus impresionantes muros y las vistas a la extensa Playa Norte, tiene misterio, pues fue erigido a partir de 1294 sobre una alcazaba musulmana por la orden de los caballeros templarios, cuyos miembros, después de ser declarados herejes, se refugiaron en este castillo. Una cuidada exposición muestra los símbolos, ritos y creencias de esta orden mítica de sacerdotes-guerreros-banqueros.

Además, el castillo fue la residencia entre 1411 y 1417 del Papa Luna, Benedicto XIII, cuyo nombre fue Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor antes de convertirse en uno de los tres pontífices que por entonces se enfrentaban entre sí. Después de que el Papa de Roma Martín V lo declarara hereje, el Papa Luna continuó viviendo en el castillo hasta que murió en 1423 a los 94 años de edad. La leyenda dice que su fantasma habita el castillo y repite día tras día "el verdadero Papa soy yo". A su persistencia debemos la expresión "mantenerse en sus trece".

Prueba la infusión del Papa Luna

El Papa Luna sufrió varios intentos de envenenamiento, pero los sobrevivió gracias a los cuidados con plantas medicinales de un médico hebreo. Quién sabe cuántas veces se tomó la infusión que formaba parte de su botica y que hoy puedes encontrar en los herbolarios de Peñíscola. Se prepara con semillas de coriandro, anís, hinojo, alcaravea y de comino, raíces de regaliz y de díctamo y canela. Esta fórmula era popular durante el siglo XV como remedio en problemas digestivos, dolores de cabeza y dolencias de riñón.

Una gastronomía natural deliciosa

Como todo gran destino turístico, Peñíscola cuenta con restaurantes para todos los gustos. Muchos locales incluyen opciones vegetarianas y veganas, como el Namasté, la crepería ecológica Blat Negre o el Goa, especializado en cocina de la India.

Además de los típicos platos marineros, a buen seguro encontrarás platos fantásticos con alcachofas. Las locales cuentan con la Identificación Geográfica Protegida "Alcachofa de Benicarló", que lleva el nombre de la población hermana y posee una característica forma chata y compacta.

Además, no te puedes ir sin probar los pastelitos de confitura de calabaza y los flaons, unas empanadillas dulces rellenas de almendra molida y requesón.

Alojamientos de wellness y salud

Peñíscola cuenta con varios centros de wellness y campings donde puedes relajarte y recuperarte de las caminatas con tratamientos de hidroterapia.

  • El Centro Wellness & SPA posee una espectacular piscina terapéutica central con chorros de agua y un equipo de especialistas que te indicará el tratamiento más adecuado para reducir el estrés o cuidar dolencias.
  • El Gran Wellness Spa del Gran Hotel Peñíscola está concebido como un espacio destinado al relax, la salud y la belleza donde ofrecen los tradicionales tratamientos de hidroterapia.
  • El Spa Minos está decorado como un templo minoico y ofrece baños aromáticos y masajes que incorporan aceites, vino, miel y otros productos naturales.

Camping con spa

Si lo tuyo son los campings, Peñíscola te ofrece una opción original y única: en el Spa Natura Resort EcoCamping puedes montar tu tienda o alquilar un bungalow y recibir, por ejemplo, un masaje ayurvédico con aceites esenciales. Está situado en un bonito paraje de la Costa de Azahar, junto al Parque Natural de la Sierra de Irta. Cuenta con piscinas cubiertas y al aire libre.

Otra posibilidad es el camping El Cid, una instalación coqueta y familiar con 15 bungalows de madera, 6 caravanas y 140 parcelas.