El síndrome de Rapunzel es una entidad clínica rara que toma su nombre de su curiosa relación con el cabello. Las personas se arrancan el pelo de forma impulsiva y se lo comen sin ser conscientes de su acción. El pelo acumulado forma una bola en el interior del estómago y, si el problema no se detecta a tiempo, puede causar la muerte. Parece que existen alteraciones psicológicas y emocionales que subyacen en el fondo del psiquismo aún sin resolver.

Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que es poco probable que alguno de vosotros padezca el desconocido “Síndrome de Rapunzel”. Una rara entidad clínica que toma su nombre del famoso cuento de los hermanos Grimm titulado “Rapunzel” en el que una bella joven es encerrada por una malvada bruja en un torreón inexpugnable sellado a cal y canto. Rapunzel poseía el atractivo de una bella, larga y resplandeciente cabellera rubia y ese era el sistema por el que la bruja trepaba cada día para llevarle su alimento después de ordenarle con su cavernosa voz: ¡Rapunzel, Rapunzel, suelta tu larga cabellera!

La familiaridad del nombre podría sugerirnos la impresión de que es muy común, pero nada más lejos de la realidad. Este lo debe a su curiosa relación con el cabello pues estas personas se arrancan el pelo de forma impulsiva y se lo comen sin ser conscientes de su acción.

Síntomas del síndrome de Rapunzel

Al principio acuden al médico aquejados de varios síntomas gastrointestinales que suelen ser bastante inespecíficos, como dolor abdominal, anorexia y vómito. Y, en los casos más graves, aparecen complicaciones como obstrucción intestinal y peritonitis.

Una buena exploración clínica revelará que todo se debe al pelo acumulado que se aloja en el estómago en forma de una peligrosa bola llamada “tricobezoar”. Ésta se implanta de forma perenne porque el cabello humano es muy resistente a la digestión debido a su superficie lisa.

La ingesta continuada de pelo hace que se vaya mezclando con moco y alimento, así se forma una contundente bola que se acumula en los pliegues del estómago. Los largos filamentos del cabello se van desplegando como una larga cola, de ahí toma el nombre de Rapunzel, hacia la parte proximal del intestino pudiendo llegar a perforarlo y ocasionar la muerte.

Curiosamente este síndrome fue descrito por vez primera allá por 1968 por Vaughan et al. En la actualidad, solo se hallan registrados en todo el mundo menos de un centenar de casos y suele aparecer en la franja de edad entre los 15 y 20 años.

Parece ser que las personas sufren alteraciones mentales como tricofagia y tricotilomanía. En algunos casos también aparecen síntomas de depresión, ansiedad y baja autoestima.

Relación con alteraciones emocionales y psicológicas

Lo curioso en estos casos es que pese a que la aparente causa el síndrome es la ingesta continuada de pelo, hay un origen más profundo y estas personas no son conscientes del por qué se comportan así y mucho menos de cualquier señal de sufrimiento emocional que dispare la conducta.

Si observamos con atención veremos que el estiramiento y el retorcimiento del pelo son actividades bastante frecuentes. Todos tenemos en la cabeza esas imágenes de adolescentes indolentes masticando chicle y manoseando el pelo mientras se hallan sentados delante de un libro enredados en sus propios pensamientos.

Pues bien, la tricotilomanía se dispara, como afirma Marilyn Shelock, presidenta del Instituto de Tricotilomanía de Londres ante crisis de depresión y estrés.

  • Estas personas van acariciándo distraídamente el cabello mientras la tensión psicológica aumenta en su interior y culmina con el arrancamiento del pelo que les proporciona una sensación de alivio y gratificación.
  • Este proceso es curiosamente indoloro y solo resta al final una sensación de cosquilleo o prurito en la zona donde se arranca el pelo.
  • También es frecuente observar la aparición de rituales específicos y así el arrancamiento se acompaña de su ingesta, llamada tricofagia, o de chuparse el pelo durante un buen rato.
  • El pelo puede arrancarse de distintas partes del cuerpo como el de la cabeza, la barba, las cejas y las pestañas. Estas zonas son las más frecuente pero también puede darse el del tronco, el pubis o las axilas.

¿Qué precipita el síndrome de Rapunzel?

Estas personas viven desconectadas de cualquier conciencia de sufrimiento emocional que subyace a la emergencia de la señal de alarma de los primeros síntomas y que debe de abordarse por un Psicólogo sin falta.

La tricotilomanía es considerada por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales DSM- V, como un “Trastorno del Control de los impulsos” y en más de un cuarto de casos se relaciona con situaciones estresantes como:

  • Haber sufrido una dolorosa pérdida afectiva reciente.
  • Trastornos de la relación madre hijo.
  • Miedo a estar solo.

Todas ellas se citan a menudo como factores críticos que desembocan en su génesis.

Aún recuerdo vívidamente el caso de Araceli una joven opositora a juez devorada por la preocupación, el estrés y la ansiedad a la hora de cantar temas ante su preparador. Ante tanta presión comenzó ciegamente a arrancarse mechones del cabello. Al tiempo, urgaba compulsivamente cualquier pelo que descubría en sus piernas provocándose heridas y costras cada vez más grandes que se arrancaba una y otra vez. Poco a poco aparecieron calvas indisimulables pese a los originales peinados que buscaba ocultarlas y su autoestima empezó a resentirse seriamente.

Como vemos, la tricotilomanía se relaciona con otros cuadros psiquiátricos como ansiedad, trastorno de excoriación- cuando la persona se rasca compulsivamente- o con el trastorno obsesivo compulsivo.

En estos casos es fundamental que la persona se ponga en tratamiento siendo abordado mediante una combinación de farmacología, antidepresivos y ansiolíticos, con Psicoterapia intensiva destinadas a controlar el impulso de arrancarse el pelo y a mejorar la comprensión y el manejo de su mundo emocional.