El dolor de cuello es algo muy habitual que suele estar causado por una mala postura, aunque también puede tener otras causas.

Pero, ¿cuándo preocuparse por un dolor de cuello? En general, no es grave y con cambios posturales, reposo, fisioterapia y otros cuidados puede desaparecer o aliviarse. No obstante, hay que estar atento al tipo de dolor y a los síntomas que lo acompañan aporque en algunos casos puede deberse a problemas más graves.

Causas del dolor de cuello

Un dolor en el cuello (dolor cervical o cervicalgia) puede deberse a vario factores. Lo más frecuente es que se deba a un esguince o distensión muscular, que suele estar causado por una mala postura o movimientos repentinos que tensan los músculos del cuello.

Otras causas habituales de un dolor en el cuello son:

  • Una mala ergonomía, es decir, estar sentado durante mucho rato en posturas que ejercen presión sobre el cuello.
  • Un problema en un disco cervical (hernia discal) que presiona los nervios cercanos.
  • Artrosis cervical, que ocurre cuando los discos y huesos de la columna cervical se desgasta y deterioran, a menudo debido al envejecimiento.
  • La estenosis espinal cervical, una patología que implica el estrechamiento del canal espinal en el cuello y puede provocar presión sobre la médula espinal y los nervios.
  • Un traumatismo o lesión en el cuello, como un latigazo cervical (muy frecuente en los accidentes de coche).
  • El estrés puede causar tensión muscular y rigidez en el cuello y los hombros.

Además, enfermedades como la fibromialgia, entre muchos otros síntomas, pueden provocar también dolor en el cuello.

dolor de cuello: cuándo preocuparse

El dolor de cuello puede variar mucho en intensidad y gravedad. Aunque en la mayoría de casos el dolor de cuello no es algo grave, en algunas personas puede ser señal de algo más serio y conviene estar atento a algunas señales:

  • El dolor es muy intenso y persistente o limita el movimiento del cuello y las actividades diarias.
  • Si, además de dolor de cuello, hay problemas para el control de los intestinos o la vejiga, pues puede ser un signo de una afección grave en la médula espinal o los nervios.
  • Si el dolor de cuello va acompañado de fiebre, rigidez o dolor de cabeza podría ser signo de una infección o inflamación (como una meningitis) y hay que buscar ayuda de inmediato.
  • Si hay entumecimiento, hormigueo o debilidad en los brazos, las manos o las piernas (junto con dolor de cuello), pues puede ser señal de compresión o daño en los nervios.
  • Si el dolor ha aparecido después de una lesión, como una caída o un accidente de coche, hay que acudir al médico para descartar fracturas o daños en la médula espinal.
  • Si hay antecedentes de cáncer o trastornos del sistema inmunitario.

También hay que acudir al médico si el dolor dura más de cinco o seis semanas, empeora con el tiempo o aparecen cualquier otro síntoma (por ejemplo, glándulas del cuello inflamadas, inestabilidad grave, presión en el pecho…).

Cómo aliviar el dolor de cuello

 Una vez descartadas causas más graves, además de mantener una buena postura, hay diversas medidas que pueden ayudarte a aliviar el dolor de cuello y que puedes aplicar tú mismo en casa:

  • Aplicar hielo (envuelto en una tela, nunca directamente sobre la piel para evitar quemaduras) ayuda a bajar la inflamación en las primeras fases del dolor.
  • En etapas posteriores (más allá de las 48 horas desde la aparición del dolor), el calor puede ayudar a aliviar la contractura y el dolor. Puedes aplicar compresas calientes, una almohadilla térmica o simplemente una ducha con agua tibia.
  • Realizar ejercicios y estiramientos suaves (mejor si lo haces guiado por un fisioterapeuta), puede ayudar a mejorar la flexibilidad, aliviar la tensión muscular y reducir el dolor de cuello.
  • Técnicas de relajación (mindfulness, respiración consciente…) te ayudarán a relajar los músculos.