Zapatos estrechos, tacones altos... los dictados de la moda no suelen respetar la anatomía de los frágiles pies, la base dinámica sobre la que se apoya en equilibrio el resto del cuerpo y alteran la forma en la que caminamos sin ser consiente de ello, según un estudio publicado en American Podiatric Medical Association. Tanto los zapatos muy bajos tipo chanclas como los tacones pueden provocar molestias, aunque existen estiramientos y ejercicios para aliviar el dolor tras usarlos.

Por qué duelen los pies al usar tacones

En el caso de los zapatos de tacón, el peso corporal cae casi por completo sobre los huesos de la parte central, lo que supone una enorme sobrecarga. Además los tacones provocan acortamientos de los músculos de las pantorrillas.

Los expertos aconsejan en las mujeres tacones de entre 3 y 4 cm y en los hombres, de entre 1,5 y 2 cm. Por encima de estas alturas se modifican los ejes del cuerpo y, en consecuencia, se tensan los músculos que impiden que nos caigamos.

Además, los tacones altos provocan una retracción de los gemelos y el acortamiento del tendón de Aquiles.

El consejo generalizado es intentar evitar zapatos incómodos y no llevar tacones altos a diario.

Si se usan en una ocasión especial conviene compensar después a los pies con algunos mimos, estirando el tendón de Aquiles y los músculos de las pantorrillas con ejercicios como los que presentamos a continuación.

Ejercicio para estirar los pies tras usar tacones

  1. Con las puntas de los pies en el borde de un escalón, de forma que cuelguen los talones, se apoyan las manos en una barandilla o en la pared para mantener el equilibrio.
  2. Se bajan los talones poco a poco hasta donde se pueda, sintiendo un estiramiento desde la pantorrilla hasta la parte posterior del talón.
  3. Se mantiene la postura durante 30 segundos y se vuelven a subir los talones.
  4. A continuación se hace el ejercicio con las rodillas ligeramente dobladas. Se repiten cinco veces los dos estiramientos.

Estiramiento con banda para el arco del pie

  1. Siéntate en el suelo con la pierna derecha extendida hacia delante y la izquierda doblada a un lado con el talón izquierdo apoyado a la altura de la rodilla derecha.
  2. Rodea el arco del pie derecho con una toalla y sostén las puntas con ambas manos.
  3. Pon el pie en punta y aguanta 15 segundos con la toalla firme. Relaja. Se repite 15 veces a cada lado.

Por qué duelen los pies al llevar chanclas

Cuando llevamos chanclas damos pasos más cortos y, en comparación a cuando calzamos una zapatilla de deporte con cordones, y los dedos se ponen en garra porque no tienen suficiente agarre en ellas.

El ortopeda Florian Dirisamer considera que como accesorio de moda veraniega las chanclas son divertidas para un rato. En pequeñas dosis no suponen un problema. Sin embargo, no es un calzado adecuado para muchas horas ni para recorridos largos. A los pies les falta sujeción y una plantilla adecuada.

Después de un paseo con chanclas sobre el duro asfalta de la ciudad es muy probable que sufras dolores en las plantas de los pies al final del día.

También pueden aparecer calambres en la musculatura del pie o de los dedos. Para aliviarte puedes darte un buen masaje en la zona del arco.

Puedes, incluso, acabar produciénte heridas. La tira que está entre los dedos produce fricciones o ampollas. Además son poco recomendables para personas con malas posiciones del pie como las que tienen los pies planos o cabos.

Ejercicio para prevenir el dolor de pies al llevar chanclas

Realizar estos ejercicios mantendrá tus pies en forma y puede prevenir dolores y molestias cuando se usa un calzado menos adecuado.

  • Siéntate en el suelo. Extiende las piernas delante de ti, intenta cogerte los pies sin doblar las rodillas y ponlos en punta durante 15 segundos. Luego flexiónalos hacia ti y mantén la postura otros 15 segundos. Repite 5 veces.
  • Camina de puntillas durante dos o tres minutos. Reforzarás los gemelos y favorecerás la circulación sanguínea.
  • Para relajar la planta del pie, siéntate y haz rodar una pelota de goma o de tenis por toda la planta.

La opinión de un terapeuta corporal

Por Gerard Arlandes

De los distintos tipos de chancletas, que son calzado sin sujeción posterior por encima del tobillo, las más inadecuadas para caminar son las que a partir de dos tiras se aguantan entre el dedo gordo y el segundo dedo del pie.

Suelen elaborarse con goma, aunque algunas llevan suela de piel y se usan para salir de noche en verano. Este tipo de calzado es muy práctico para dar unos pasos por casa, o ir a la playa, si la playa está cerca, pero no para andar mucho rato con él.

Y, desde luego, es una temeridad caminar con chancletas cuando van acopladas a tacones altos: el pie debe entonces acertar a encontrar el tacón del zapato, con el peligro que eso conlleva para la estabilidad. Las probabilidades de torcerse el tobillo son elevadas.

El calzado en general debe ajustarse a quien lo lleva. De él no solo depende el pie, sino el cuerpo entero que se apoya sobre él.

Si al andar con chancletas relajáramos el pie, al tercer paso a lo sumo la chancleta saldría disparada. Para que no suceda, tensamos los dedos de los pies encogiéndolos en diverso grado.

Si andamos cien metros con ellas (unos ciento cincuenta pasos), habremos tensado ciento cincuenta veces los pies, con la consiguiente pérdida de movilidad y de superficie de apoyo plantar.

Además tensaremos las pantorrillas, tensión que se transmitirá a la cadera y desde ella al resto del cuerpo, incluyendo la espalda, las cervicales y la cabeza. Las chancletas pueden producir, además, pequeñas estrías y callos en los bordes del talón por la falta de sujeción.

Existe un tipo de chancletas que tiene el reborde de la planta ligeramente elevado, lo cual permite la sujeción del pie, evita la tensión en los dedos, así como las estrías y callos.