Los últimos estudios apuntan a los ejercicios de fuerza como la clave para ganar salud y alargar la vida. Una de las claves es que los ejercicios de fuerza reducen la inflamación de los tejidos y, por tanto, los marcadores de inflamación

Por eso todos, tengamos la edad que tengamos, incluidos niños y ancianos, deberíamos realizar entrenamientos enfocados en mejorar nuestra resistencia, con ejercicios adecuados y adaptados a las condiciones físicas de cada uno. Y, por eso, también, los ejercicios de fuerza deberían formar parte de un plan antiinflamatorio serio y eficaz.

Aunque es común asociar las rutinas de fuerza a pesas e infraestructuras concretas, lo cierto es que la fuerza y la masa muscular se puede trabajar en casa de manera sencilla y segura. Lo más importante es la constancia: es recomendable entrenar 2-3 veces a la semana.

En cuanto al material requerido, se pueden utilizar mancuernas, kettlebells, balones medicinales, ruedas abdominales, máquinas de gimnasio, botellas de agua... o simplemente nuestro propio peso corporal.

6 ejercicios de fuerza para hacer en casa

A continuación, te proponemos 6 ejercicios de fuerza que puedes hacer fácilmente en casa o al aire libre.

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Ejercicio de fuerza para los bíceps

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Ejercicio de fuerza para los bíceps

Colócate de pie, con las piernas juntas o ligeramente separadas, y coge el mismo peso con cada mano. Pueden ser mancuernas, pequeñas botellas rellenas de agua o arena, kettlebells (pesas rusas, que trabajan más músculos con el mismo peso), etc.

Extiende los brazos, pega los codos al cuerpo y sube las pesas agarrándolas con las palmas de las manos hacia arriba. Las puedes subir y bajar a la vez, sin llegar a estirar los codos al bajar y sin tocar los hombros al subir. También puedes hacerlo alternativamente. Es clave que los codos permanezcan pegados al cuerpo.

Realiza tres series de 10 repeticiones cada una.

Flexión clásica

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Flexiones clásicas

Las flexiones son un ejercicio excelente para brazos, pecho y zona abdominal. Tumbada boca abajo, pon las manos, con el dedo índice apuntando hacia delante, alineadas a la anchura de los hombros.

Bloquea los hombros y comienza a bajar. Fíjate que es el codo el que se flexiona hacia atrás y hacia fuera. El pecho no debe tocar el suelo, tiene que quedar a un par de dedos antes de subir.

Mantén el tronco recto en todo momento, activando tanto los glúteos como la faja lumbo-abdominal. Si mantienes las rodillas apoyadas, las flexiones te resultarán más fáciles.

Realiza tres series de ocho repeticiones cada una.

Fondos de tríceps

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Fondos de tríceps

Siéntate en el suelo delante de una silla o taburete y apoya las palmas de las manos en el borde del asiento, con las puntas de los dedos mirando hacia tu propio cuerpo.

Extiende los brazos por completo desde esa posición, hasta que los hombros queden alineados con codos y muñecas. Desde ahí, desciende despacio el tronco, de forma controlada, hasta que la parte superior del brazo quede horizontal, paralela al suelo.

Empuja con las manos hacia la posición inicial de forma controlada. Intenta que el tronco se acerque a la posición vertical.

Comienza con tres series de ocho repeticiones.

Plancha horizontal

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Plancha horizontal

Túmbate boca abajo en el suelo. La postura básica e inicial es aquella en la que se apoyan los codos y los antebrazos en el suelo, quedando los codos alineados con los hombros y los brazos en línea recta. Las piernas deben quedar igualmente extendidas y el apoyo debe efectuarse sobre las punteras.

Haz fuerza y empuja el cuerpo manteniendo la espalda recta y alineada con las piernas. Tus glúteos y abdomen deben estar completamente activados. Recuerda que tu cuerpo debe formar una línea recta de la cabeza a los talones.

Procura aguantar en esta posición entre 10 y 45 segundos, más o menos.

Puente para tonificar glúteos, piernas y espalda

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Puente para tonificar glúteos, piernas y espalda

Túmbate de espaldas, apoyando bien las plantas de los pies. A continuación, empuja desde los talones para elevar la cadera, sin llegar a arquear la espalda baja.

Contrae los glúteos y comprueba que en la posición final las rodillas estén perfectamente alineadas con la cadera y los hombros.

Póntelo más difícil colocando un peso sobre la cadera o apoyándote sobre una sola pierna.

Comienza realizando unas tres series de 10 repeticiones cada una.

Sentadillas para tonificar con el propio peso corporal

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Sentadillas para tonificar con el propio peso corporal

Ponte de pie, separa los pies a la anchura de la cadera y abre un poco las puntas hacia fuera. El peso de tu cuerpo debe caer sobre los talones.

Lleva la cadera hacia atrás y flexiona las rodillas como si te fueses a sentar. Mantén la espalda recta.

Baja hasta que las rodillas estén alineadas con la cadera y activa los glúteos al subir. Procura que los talones no se despeguen del suelo, que las rodillas no se cierren y mira siempre al frente.

Empieza efectuando tres series de 10 repeticiones.

El efecto antiinflamatorio de los ejercicios de fuerza

Los ejercicios de fuerza actúan reduciendo la inflamación tisular.

La relación entre inflamación y enfermedad es clara: en el cáncer y en la mayoría de enfermedades crónicas existe un estado hiperinflamatorio permanente. Pero con los ejercicios de fuerza reducimos los marcadores de inflamación, pues producimos miokinas, que son potentes proteínas con efecto anticáncer y antiinflamatorio.

Otros beneficios de los ejercicios de fuerza

Además de con una reducción de los marcadores de inflamación, entrenar la fuerza con ejercicios de fuerza como los que te hemos propuesto más arriba se ha asociado con multitud de beneficios:

  • Ajusta el nivel hormonal. Al entrenar la fuerza se incrementa la testosterona y se reducen los estrógenos, ayudando a evitar el cáncer de próstata y de mama.
  • Regula el metabolismo. Previene la resistencia a la insulina, la diabetes y la hipertensión. La resistencia a la insulina es un marcador que subyace a la diabetes, la obesidad y a ciertos cánceres.
  • Mejora la higiene postural, previene lesiones y reduce el dolor. Para adoptar una postura correcta se necesita una musculatura fuerte que contribuya a mantenerla sin esfuerzo. Además, unos músculos fuertes nos protegen frente a posibles golpes y caídas.
  • Previene la osteoporosis. Frena la pérdida de densidad ósea y reduce las fracturas de huesos.
  • Optimiza la composición corporal. El sedentarismo genera sarcopenia o pérdida de masa muscular, lo que se traduce en una reducción del gasto metabólico y en un aumento de peso y de grasa corporal. Por el contrario, una mayor masa muscular activa el metabolismo basal y quema más calorías gracias a la hormona irisina, producida por el músculo. Al entrenar la fuerza también reducimos el porcentaje de grasa.
  • Favorece la calidad del sueño y el estado de ánimo. Descansar durante la noche es esencial para disfrutar de una buena salud.
  • Prolonga la vida. Un mayor aumento de masa muscular y fuerza se ha asociado a un menor riesgo de mortalidad. Se ha comprobado que 30 minutos de entrenamiento de fuerza generan similares beneficios que 2,5 horas de caminata intensa.