El estreñimiento ha sido considerado durante mucho tiempo como un gran mal o una enfermedad, en muchos casos sobrediagnosticada. Se llegó a denominar "estreñido" a todo aquel que no realizaba tres deposiciones diarias. Como consecuencia mucha gente fue avasallada con lavativas y purgantes.

Hoy en día ha cambiado el punto de vista médico y el estreñimiento se considera más bien un síntoma dentro de un intestino al que hay que regular y cuidar.

Socialmente sigue siendo un problema: se dice que lo puede padecer entre un 2 y un 27% de la población, dependiendo de los criterios con los que se diagnostique.

Acudir al lavabo cada día y hacerlo sin esfuerzo ni preocupaciones es un síntoma de buena salud. Pero no conviene obsesionarse cuando eso no sucede.

Es importante considerar que ciertas circunstancias clínicas pueden tener un efecto negativo sobre el estreñimiento crónico: infecciones urinarias, que son más frecuentes en estos casos; lesiones del nervio pudendo e incontinencia fecal; prolapso rectal; hemorroides y cirugías innecesarias en mujeres jóvenes, por ejemplo.

En pacientes mayores, las asas intestinales distendidas con contenido fecal pueden conllevar la aparición de un vólvulo de sigmoides o una colitis isquémica. Finalmente, la impactación fecal, de forma poco frecuente, puede predisponer a la aparición de úlceras rectales y perforación rectal.

Otros problemas menores pero más comunes también están relacionados con el estreñimiento: el aumento de la reabsorción del colesterol, la retención venosa o los trastornos biliares. Es además una fuente potencial de toxinas. También se ha relacionado con aumentos de crisis de migrañas o de trastornos cutáneos.

Cúando se trata el estreñimiento crónico

El paciente con estreñimiento casi siempre se siente molesto y reclama soluciones a los médicos. Por las encuestas realizadas a los facultativos se tiene la sensación de que necesitan nuevas opciones de tratamiento del estreñimiento crónico (90%) y también de que no disponen de medicamentos efectivos para estos pacientes (60%).

Uno de los aspectos más importantes en la evaluación inicial de las personas con esta afección es descartar una causa orgánica. Sin embargo, no siempre está justificado realizar estudios diagnósticos extensos y complicados, ya que la mayoría de los pacientes responde adecuadamente a un tratamiento médico conservador y a cambios en su estilo de vida.

Aunque es importante que un intestino trabaje de modo regular, todavía no está claro cuál es el objetivo exacto del tratamiento del estreñimiento, ya que no existe un acuerdo sobre la frecuencia de las evacuaciones.

Médicos especializados en temas de nutrición recomiendan hacer dos o tres evacuaciones diarias, como ocurre con personas sanas que se alimentan de dietas ricas en fibra y llevan a cabo el ejercicio adecuado.

Algunos naturistas sugieren incluso que lo apropiado es que las evacuaciones sean más frecuentes, ya que cada vez que se ingieren alimentos se inicia una acción peristáltica, como en el caso de los bebés. Estas consideraciones han dado lugar a diagnosticar demasiados estreñimientos.

Por otro lado, hay médicos que dejan que el intestino sea más libre en el ritmo de evacuaciones mientras se mantenga la defecación en buenas condiciones y resulte agradable para la persona, sin producirle patología.

Se puede considerar normal, sobre todo en bebés alimentados solo con leche materna, evacuaciones de una vez a la semana.

Las medidas generales de tratamiento del estreñimiento crónico (específicamente líquidos, ejercicio, ingesta de alimentos contra el estreñimiento y reflejo condicionado), son las más elementales, pero tan eficaces y sin efectos secundarios que no ha hecho falta realizar estudios para comprobar su valor.

Síntomas del estreñimiento crónico

Se considera que alguien sufre estreñimiento crónico cuando durante los últimos tres meses presenta dos o más de los siguientes criterios de Roma III:

  • Menos de 3 deposiciones por semana.
  • Apenas evacuaciones sueltas sin usar laxantes.
  • Esfuerzo necesario para llevar a cabo al menos una cuarta parte de las evacuaciones.
  • Heces duras o en forma de escíbalos (bolitas) en al menos una cuarta parte de las evacuaciones.
  • Sensación de evacuación incompleta en al menos una cuarta parte de las evacuaciones.
  • Sensación de obstrucción o bloqueo anal en al menos una cuarta parte de las evacuaciones.
  • Necesidad de aplicar maniobras manuales para facilitar más de una cuarta parte de las evacuaciones.

El movimiento ayuda a combatir el estreñimiento

Algunos estudios epidemiológicos indican una mayor prevalencia del estreñimiento en poblaciones sedentarias cuando se compara con individuos que realizan una actividad física regular.

Los mecanismos fisiológicos que podrían explicar un aumento en el tránsito del colon asociado con el ejercicio no son totalmente claros e incluyen un aumento en su motilidad, modificaciones del flujo sanguíneo intestinal y la liberación de hormonas y péptidos gastrointestinales.

No está claro a qué nivel de actividad física es necesario llegar para lograr este posible efecto beneficioso, tanto en la fisiología como en la respuesta clínica, pero sí se sabe que el ejercicio suele activar el tránsito intestinal.

Crear hábitos reflejos previene el estreñimiento

Para combatir el estreñimiento resulta igualmente útil adquirir hábitos intestinales con un patrón regular.

Se trata de una recomendación tradicional, basada en conceptos fisiológicos y estudios observacionales, en los que se ha encontrado que el inicio de la evacuación puede desencadenarse por un reflejo condicionado.

Teniendo en cuenta que la actividad motora del colon es mayor al despertarse y después de las comidas, se considera eficaz establecer un horario regular para la evacuación al despertarse y después de tomar el desayuno, durante períodos no superiores a cinco minutos y con una actividad de pujo moderada.

Utilizar laxantes naturales

Algunas personas recurren a laxantes fuertes para solucionar el estreñimiento pero no conviene emplearlos de forma sistemática.

Cuando la dieta y el ejercicio no bastan, se pueden usar remedios naturales, como la compota de manzanas y ciruelas, consumida de manera regular:

  • Se prepara cortando varias manzanas en trozos gruesos e hirviéndolos hasta que la fruta esté tierna junto con un poco de agua, miel y corteza de limón, además de con una parte igual de ciruelas secas.
  • Si se desea, también se pueden incluir higos secos.
  • Se puede conservar varios días en la nevera.
  • Aporta una buena cantidad de pectina (fibra soluble) de la manzana y los elementos laxantes de las ciruelas y los higos.
  • Además, es un magnífico alimento y sabe bien.

Para ayudar al intestino son recomendables también los estimulantes de la vesícula biliar, como el aceite de oliva de primera presión (una o dos cucharillas en ayunas), las olivas maduras bien curadas o el agua de carabaña (también una o dos cucharillas en ayunas).

En general, para tratar y prevenir el estreñimiento conviene consumir abundante fibra dietética, presente en verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos, sobre todo.

Por otra parte, conviene reducir el consumo de los alimentos que favorecen el estreñimiento, como carnes, pescados, leche, huevos, grasas, azúcar y harinas refinadas.

Se pueden usar laxantes osmóticos

Los laxantes osmóticos irritan la mucosa digestiva y provocan una secreción de jugos intestinales que reblandece las heces y estimula así la defecación. Se trata de un proceso similar al que se da en la diarrea inflamatoria.

Entre estos laxantes se encuentran los azúcares no absorbibles (lactulosa), los agentes salinos (hidróxido de magnesio) y el PEG (polietilenglicol).

Paradójicamente el más recomendado por los estudios sería el PEG, seguido de la lactulosa y después el hidróxido de magnesio. Este último es el menos estudiado pero las aguas sulfatadas y las sales de magnesio se llevan utilizando desde hace muchos años para regular el estreñimiento. Yo recomendaría primero las sales y, en segundo lugar, la lactulosa.

Hay que recordar, sin embargo, que cualquier laxante enérgico, si se toma de forma permanente, acostumbra al intestino a ese estímulo y lo vuelve, por tanto, perezoso y dependiente.

La flora intestinal siempre es delicada y más en enfermos graves sometidos a antibióticos o a tratamientos que atacan al sistema inmunitario. Para recuperarla es importante tomar bacterias beneficiosas del tipo lactobacilos, o vegetales fermentados como chucrut, frutas desecadas, alimentos ricos en grupos bacterianos no patógenos, etc.

El agua es asimismo una fuente de recuperación bacteriana, siempre que no esté tratada o esterilizada. Son buenas aguas las minerales naturales, las de fuente o riachuelo (limpio y sin contaminar). Las aguas mineromedicinales (cloruradas, sulfatadas, sulfuradas, ferruginosas...) contienen bacterias y algas microscópicas beneficiosas para la flora intestinal.

También puede resultar eficaz contra el estreñimiento el agua de mar. Para beberla es mejor atenuar su concentración de sales mezclándola con agua mineral natural, a partes iguales. Otra buena bebida es el aguamiel, que es agua mezclada con una porción de miel.

Biorretroalimentación para tratar el estreñimiento

La biorretroalimentación se recomendó como tratamiento para pacientes con contracción paradójica del suelo pélvico.

Se trata de un método de aprendizaje por medio del cual los pacientes reciben retroalimentación visual y auditiva de una función de la que usualmente no son conscientes (disinergia del suelo pélvico), en este caso para facilitar la relajación con maniobras abdominales y permitir el paso de la materia fecal. Se puede realizar por medio de electromiografía o con manometría.

Para lograr un tratamiento satisfactorio son indispensables una correcta explicación de las instrucciones por parte del terapeuta, un adecuado nivel de educación del paciente y cierta capacidad para comprender la técnica. Además, el paciente ha de estar dispuesto a cooperar y mejorar, y ha de mantener una buena relación con el terapeuta.

Otras terapias a tener en cuenta

  • La terapia de masaje puede ser un tratamiento prometedor para el estreñimiento crónico, aunque es preciso definir bien los tipos de masaje. Han demostrado su efectividad el clásico y los de la cura Mayr.
  • Lavativas e hidroterapia de colon. La literatura médica actual sobre estos procedimientos depurativos del intestino y del cuerpo es contradictoria. Por un lado, existen estudios y encuestas que recogen la satisfacción general de los pacientes y médicos que se someten a estos tratamientos o los practican. Pero por otro lado también se registran los efectos secundarios producidos por un exceso de tratamiento o por haberlo practicado mal. Mi recomendación es que solo se realice un enema o lavado de forma puntual: la lavativa para tratar el estreñimiento, en un cuadro de fiebre o de cólicos renales, y la hidroterapia de colon en casos de obstrucción y con personal bien preparado para realizarlo. En la actualidad se abusa de los lavados y la hidroterapia de colon, sobre todo en pacientes con cáncer o enfermedades crónicas graves, que buscan la curación definitiva sin ser conscientes de que, en exceso, estas técnicas tienen efectos secundarios. Los desequilibrios producidos por estos grandes lavados a veces son consecuencia de la formación de forúnculos y abscesos intestinales. Conviene ser muy cuidadoso con estas prácticas.

Fitoterapia: plantas para combatir el estreñimiento

Existen plantas que aportan sustancias gelatinosas (lubrican y forman bolos), y plantas laxantes que irritan la mucosa intestinal y provocan la secreción de jugos. Estas últimas deberían usarse solo bajo control médico.

Aunque hay muchas plantas que facilitan la digestión, las laxantes solo constituyen una solución puntual y agresiva para los problemas de estreñimiento. Las plantas irritantes de la mucosa intestinal deberían usarse en casos excepcionales y bajo supervisión médica, pues tienen contraindicaciones y pueden resultar peligrosas.

Los estudios con plantas chinas se han comparado con medicamentos de poca efectividad. Las plantas resolvieron mejor el problema pero no eran tan efectivas como el masaje para resolver el estreñimiento.

Plantas formadoras de masa

Las plantas que lubrican las heces y las hacen más blandas y de mayor tamaño, como la zaragatona, la goma guar o el glucomanano, tienen muy pocas contraindicaciones, ya que resultan útiles por su fibra dietética soluble. Por otra parte, esta fibra se puede conseguir también a través de la dieta.

Tanto la frecuencia como la consistencia de las evacuaciones mejoran con la zaragatona (Plantago ovata), que se utiliza como laxante mucilaginoso que aumenta la masa fecal. La dosis típica es de una a dos cucharaditas colmadas, disueltas en un vaso lleno de agua, tras las comidas.

Plantas laxantes irritantes o estimulantes

La mayor parte de los laxantes de plantas como aceite de ricino, cáscara, aloe, sen o ruibarbo son activos por su contenido en antraquinonas. Pero una dosis excesiva puede producir evacuaciones frecuentes, cólicos, colapso y deposiciones sanguinolentas.

El dolor abdominal derivado de su consumo y la necesidad de escalar las dosis según la tolerancia limitan el uso de estas plantas.

  • La cáscara sagrada (Rhamnus purshiana) se utiliza como laxante desde hace mucho tiempo. Actúa en el intestino grueso aumentando el peristaltismo (la actividad muscular del colon).
  • Las hojas de sen (Cassia senna) se utilizan por sus propiedades purgantes.
  • Muchas especies dealoe (Aloe vera) se han utilizado como laxantes pero producen más cólicos e irritación que la cáscara sagrada o el sen.

Lecturas para ampliar información

  • Cuerpo sano, intestino sano; Renate Collier, Ed. RBA
  • La cura Mayr; Eric Rauch, Ed. Océano
  • Enciclopedia de medicina natural; Murray y Pizzorno, Ed. Tutor