Según la sabiduría popular, estar en contacto con la naturaleza es beneficioso para la salud.

Nuestro organismo se relaciona con el entorno y se encuentra en intercambio permanente con él. Por ejemplo, nuestro sistema inmunitario es sensible a los terpenos que emiten las plantas para protegerse.

Al pasear y disfrutar de ciertos paisajes se reducen a la mitad la secreción de hormonas del estrés. Y el mero hecho de ver los árboles a través de la ventana del hospital acelera los procesos de recuperación de los enfermos.

Los 7 beneficios del contacto con la naturaleza

Terry Hartig, profesor de psicología en la Universidad de Upsala (Suecia), ha demostrado que después de una excursión de 40 minutos por la naturaleza se agudizan las habilidades intelectuales.

Un paseo por la ciudad o descansar en casa no consigue los mismos resultados. Cuanto más tiempo y más natural y aislado sea el entorno, mejores son los resultados.

Estar en un medio natural, lejos del ruido, del consumismo… tiene un gran efecto saludable.

1. La naturaleza siempre nos acepta

Los animales, las plantas o la tierra no nos piden nada, nos aceptan tal como somos: seres vivos entre otras innumerables formas de vida.

Desafortunadamente esto no siempre sucede en otros ambientes, donde se tiende a clasificar a las personas y no se aceptan a las que no cumplen determinados estándares.

2. Nos sentimos más libres

Podemos ser como somos: trabajadores o vagos, tristes o alegres, rápidos o lentos, introvertidos o extrovertidos, ricos o pobres, bellos o feos.

La naturaleza nos acoge sin juzgarnos. "Permitirse ser como uno es" es uno de los efectos psicológicos curativos más eficaces.

3. La naturaleza es fuente de inspiración

Nos brinda estímulos que nos alejan de las rutinas (del pensamiento único, de las convenciones) y liberan la creatividad (se duplica, según los psicólogos Paul y Ruth Ann Atchley, de la Universidad de Kansas).

Todo lo que vemos puede convertirse en una inspiración. En la naturaleza nos redescubrimos.

4. Tomar distancia

Nuestras preocupaciones y problemas parecen más lejanos. Nos reconciliamos con el cuerpo y las obsesiones se desvanecen.

También nos beneficiamos de no tener acceso a internet, el correo electrónico y las redes sociales.

5. Un estado de conciencia más saludable

El entorno natural modifica el modo en que funciona nuestra mente. Cuando nos movemos con todos los sentidos abiertos por el campo, la atención dirigida descansa y es reemplazada por la fascinación.

Es un descanso, una restauración que a menudo necesitamos, pues la atención dirigida que nos exigen el trabajo o el aprendizaje causa fatiga y conductas impulsivas.

Los psicólogos ambientales Rachel y Stephen Kaplan utilizan las estancias en medios naturales para tratar la hiperactividad y la falta de concentración. Para los Kaplan, los profesores debieran tener en cuenta el efecto del entorno natural.

Richard Louv, autor de Volver a la naturaleza (Ed. RBA), aboga por iniciar a los niños en la convivencia con lo natural.

El poder sanador de la naturaleza

LECTURA RECOMENDADA

El poder sanador de los árboles

6. El entorno nos ayuda a sanar

La causa de la mayoría de enfermedades se desconoce. Son consecuencia de procesos complejos que no suceden solo en el interior del cuerpo. Las sustancias que ingerimos tampoco lo explican todo.

Lo que nos ocurre puede explicarse mejor si tenemos en cuenta el entorno con el que estamos íntimamente relacionados.

7. Nos abre a terapias más eficaces

¡El ser humano no acaba en la piel! Apenas conocemos los detalles de las relaciones con nuestro espacio vital y con los demás seres vivos. Estamos atravesados por redes químicas y electromagnéticas y seguramente por energías que desconocemos.

Entender al ser humano como parte de la intrincada red de la vida significa abrir perspectivas a nuevas estrategias preventivas y a terapias más eficaces.