El Rolfing, un método de integración de las estructuras del cuerpo humano, lleva el nombre de su fundadora, la doctora Ida Pauline Rolf, que falleció en 1979 a los 83 años. Su profunda fascinación por el cuerpo humano la llevó a investigar métodos alternativos de curación debido a los desafíos que le planteaba la salud de uno de sus hijos.
Además de poseer formación académica en química, exploró diversas disciplinas como el yoga, la osteopatía y la quiropráctica, buscando soluciones que abordaran la relación entre la estructura del cuerpo y el bienestar general.
Rolfing, Un método único de integración corporal
La doctora Rolf desarrolló un enfoque único llamado «integración estructural», centrado en liberar las restricciones en los tejidos conectivos que rodean y sostienen músculos, órganos y huesos, y la relación del cuerpo con la gravedad terrestre. Este tejido, conocido como fascia, desempeña un papel crucial en la forma y función del cuerpo. A través de manipulaciones precisas y sistemáticas, el Rolfing busca restaurar el equilibrio y la armonía en las estructuras del cuerpo.
El enfoque holístico del Método Rolfing de Integración Estructural no se enfoca en «curar» los sín-tomas. El objetivo es generar un sistema más resistente y de mayor energía. El organismo queda entonces en mejores condiciones para defenderse contra la enfermedad y superar el estrés, y la mayor energía hace su propio trabajo beneficioso en la prevención, la curación y la relajación.
El enfoque en las fascias es una parte esencial del proceso. Son tejidos omnipresentes en el cuerpo al que no solo dan forma, sino que también actúan como una especie de «memoria» de los patrones de movimiento erróneos y las influencias mecánicas externas que afectan al organismo.
Rolfing, un camino personal hacia la armonia corporal
El objetivo del Rolfing no es forzar una uniformidad en la apariencia de las personas, sino encontrar un camino individual de realineación y bienestar. El Rolfing reconoce que factores como accidentes, malos hábitos y actitudes pueden perturbar la fácil relación del cuerpo con la gravedad, lo que se refleja en las fascias. Sin embargo, las fascias pueden reorganizarse con la manipulación que realiza el Rolfer y mientras el cliente participa activamente con su movimiento.
Este método busca que todos los segmentos del cuerpo estén alineados, lo que permite que los músculos profundos actúen de manera eficaz para relacionar el cuerpo con la gravedad. La liberación de tensiones y la restauración de la relación armoniosa del cuerpo con la gravedad son fundamentales en el Rolfing.
Las «diez sesiones» de rolfing
La doctora Rolf sostenía que el cuerpo podía realinearse a lo largo de un proceso que implicaba una serie de diez sesiones específicas. Estas sesiones se enfocaban en reorganizar sistemáticamente el cuerpo, procediendo desde las capas externas hasta las más profundas, creando un sistema integrado de equilibrio. Este trabajo desarrolla una mayor autoconciencia y un mayor conocimiento del propio cuerpo.
Las diez sesiones proporcionan un marco integral para lograr un cambio y una transformación realmente duraderos. El objetivo es que la interacción dinámica de todas las partes del cuerpo eleve al organismo hacia un nivel superior de funcionamiento.
La manipulación y los consejos sobre cómo actuar en la vida cotidiana son fundamentales para reducir tensiones y mejorar la armonía en el movimiento.
Numerosos atletas y celebrities del mundo del espectáculo, para quienes el dominio de su cuerpo y la armonía en los movimientos son fundamentales, han recurrido a este método para mejorar su rendimiento y bienestar.
Así es una sesión de Rolfing
Una sesión de Rolfing dura de 60 a 90 minutos y solo puede ser impartida por personas autorizadas (Rolfing y Rolfer son marcas registradas). Durante la sesión se busca normalizar las tensiones en las fascias y reorganizar las estructuras corporales.
El Rolfer realiza manipulaciones con presiones específicas para actuar sobre las fascias y otros tejidos conectivos. De esta manera, se libera la rigidez existente entre segmentos corporales, lo que genera mayor flexibilidad, equilibrio y bienestar al cuerpo.
La práctica se adapta a cada persona, según sus actividades y circunstancias. El Rolfer acompaña y ayuda a la persona para que descubra sus patrones de respiración, sus apoyos, posturas y gestos repetitivos. Para ello, se trabajan la comunicación, la actitud y la percepción con ejercicios prácticos aplicables en el día a día.
«Aunque cada sesión tiene los mismos objetivos y áreas generales que tratar, la forma en que se desarrolla el trabajo y lo que hay que hacer exactamente difiere mucho de una persona a otra. Tus ‘diez sesiones’ serán únicas, no exactamente las mismas que las de otra persona», explica la Rolfer Sara Bega, para quien recibir sus sesiones «significó un antes y un después» en su vida. «El estar más en mi cuerpo me ayudó a estar más presente, participando con conciencia en todos los acontecimientos de mi vida», explica otra rolfista, Esther Hernández.
Rolfing: las 10 sesiones que te cambian
Como hemos dicho, la terapia Rolfing se organiza en torno a series de diez sesiones. Cada una se enfoca en un aspecto de la estructura corporal:
- Sesiones 1 a 3: Esta etapa se inicia movilizando los hombros, caderas y tórax y trabajando la diferenciación entre el torso y la pelvis. Se actúa sobre las estructuras más superficiales. La primera sesión se centra en la respiración, en la apertura del torax. La segunda, en los apoyos, los pies. La tercera, en la implicación de la columna y las cinturas pélvica y escapular al caminar.
- Sesiones 4 a 7: Es la parte central del método, el núcleo. Las sesiones están relacionadas con los volúmenes, la transición de las curvas de la columna vertebral y la relación entre las estructuras viscerales y superficiales. En la cuarta sesión se trabaja sobre las estructuras profundas de la pierna, el suelo pélvico y la parte anterior de la columna vertebral. En la quinta, se centra en la línea media profunda, que va desde el suelo hasta los espacios abdominal y torácico. En la sexta, la protagonista es la espalda. En la séptima, se trabaja el cuello, la cara y la relación con la verticalidad.
- Sesiones 8 a 10: En este grupo de sesiones se trata de fortalecer el trabajo realizado con anterioridad. Se ofrecen indicaciones al paciente sobre cómo relacionarse con el exterior en sus actividades diarias con la finalidad de mejorar el cuidado de la higiene postural y para no volver a caer en movimientos indebidos, entre otras cosas. Algunas personas desean recibir series periódicamente para profundizar en los beneficios.
Rolfing, un proceso vital
El Rolfing logra cambios inmediatos, pero es normal que luego se vuelva a los patrones habituales. Lleva tiempo, es un proceso.
«Nada parece estar sucediendo y entonces, de repente, hay un momento en el que la inteligencia de tu cuerpo claramente establece una conexión, aparecen más recursos, quizás ya los tenías; y repentinamente tu sistema nervioso no tiene que preocuparse por enderezarse, expandirse, buscar sostén», relata Esther.
«Me sentí impresionada –añade– por lo profundo que puede llegar a ser un ‘toque’ y, cuanto más profundo es, más sutilmente se aprecia. Las diez sesiones constituyen un proceso y el comienzo de un viaje, porque continúas cambiando e integrando el trabajo durante seis meses a un año después de tu primera serie. Algunas personas deciden volver para realizar más trabajo. Las series adicionales te ayudan a continuar evolucionando en tu nivel de organización y funcionamiento.»
El Rolfing es, en definitiva, un camino hacia una mayor calidad y libertad de movimiento, que lleva a un enriquecimiento de la vida, experimentada con creatividad y libertad plenas.
Rolfing: beneficios físicos y mentales
Como método holístico, el Rolfing es beneficioso para una amplia gama de personas y edades.
- El dolor crónico, como el de la espalda o las articulaciones, puede mejorar con los métodos suaves del Rolfing, que incrementan la calidad de vida en general.
- La postura corporal se puede transformar gracias a un trabajo gradual y suave.
- Las lesiones muscoloesqueléticas pueden tratarse, ya que muchas se derivan de un mal uso del cuerpo.
- Aumenta la flexibilidad, permitiendo una mayor amplitud de movimiento con un menor desgaste. Los deportistas pueden, incluso, mejorar el rendimiento.
- Es muy recomendable como apoyo en la fase de crecimiento infantil. Los niños son especialmente receptivos a las manipulaciones, que inducen cambios en su estructura.
- El estrés y la ansiedad disminuyen al experimentar la conexión con el propio cuerpo. El Rolfing libera tensiones acumuladas y promueve una sensación de relajación profunda. Puede complementar la terapia bioenergética, la psicoterapia Gestalt o la meditación.
- Mejora la consciencia corporal, algo especialmente interesante para actores y otras personas que trabajan con la expresión.
- Ayuda a restablecer la armonía en el cuerpo y a tomar conciencia de los propios hábitos, abriendo la posibilidad de modificarlos.
- Mejora el equilibrio y la coordinación en todo tipo de disciplinas o ejercicio físico: pilates, aikido, equitación, atletismo, yoga, taichí... Los cambios se traducen en la posibilidad de realizar movimientos más eficientes y sufrir menos cansancio, tanto físico como mental.