Un estudio realizado por la Universidad de Granada demuestra que una mezcla de extracto de cebolla y polvo de ajo mejora la inmunidad de las personas mayores y puede utilizarse como medida preventiva contra las enfermedades respiratorias infecciosas comunes en centros de atención residencial.

Los ancianos que viven en estos centros tienen un mayor riesgo de contraer neumonía, gripe y otras enfermedades respiratorias causadas por virus. A pesar de la amplia vacunación en esta población, siguen produciéndose brotes que causan enfermedad y muerte. Además, una vez infectados, los residentes tienen más probabilidades de desarrollar complicaciones respiratorias graves, lo que a menudo hace necesaria su hospitalización.

Puedes combinar las propiedades del ajo y la cebolla

Los autores del estudio afirman que las formulaciones a base de hierbas naturales y compuestos relacionados podrían ser una opción terapéutica valiosa para estas enfermedades. Estudios anteriores en laboratorio han demostrado que los  extractos de ajo y cebolla poseen actividad antimicrobiana. El equipo de la Universidad de Granada se propuso investigar el efecto de la combinación de ambos productos ricos en compuestos organosulfurados sobre la gravedad y la duración de las infecciones respiratorias en adultos mayores sanos.

El estudio reclutó a 65 voluntarios mayores sanos de ambos sexos. Se llevó a cabo un estudio controlado, aleatorizado y doble ciego, dividido en dos grupos durante 36 semanas, en los meses de mayor incidencia de enfermedades respiratorias (octubre de 2020 a junio de 2021). Los participantes fueron asignados al azar para recibir el producto activo o un placebo (33 sujetos en el grupo activo y 33 en el grupo de placebo).

El producto activo contenía extracto concentrado de cebolla (86 mg) con 10 mg compuestos organosulfurados derivados de propiina, ajo en polvo (14 mg) y celulosa microcristalina. El grupo placebo recibió solo cápsulas de celulosa microcristalina.

Cada 28 días, durante todo el estudio, se monitorearon 14 parámetros clínicos relacionados con las enfermedades respiratorias, como tos, fiebre, congestión nasal, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor de huesos, fatiga, dolor en el pecho, dificultad para respirar, pérdida del olfato/gusto, náuseas, diarrea, falta de apetito y problemas para dormir. Además, se registró la ingesta de medicamentos y el total de enfermedades durante el período de intervención.

Menos síntomas y menos intensos

La gravedad de los eventos se analizó mediante el recuento de la cantidad de síntomas experimentados por cada participante y la duración de los síntomas. En todos los casos, el grupo que recibió el tratamiento activo mostró un menos síntomas y menos intensos en comparación con el grupo de control.

Estas diferencias fueron estadísticamente significativas para la tos, dolor de huesos, fatiga, dificultad para respirar y falta de apetito.

Además, la gravedad de los episodios de enfermedades respiratorias infecciosas fue significativamente menor en el grupo de tratamiento, ya que el número de síntomas experimentados por los participantes fue 3,2 veces menor y la duración de los síntomas fue 3,5 veces menor.

 Compuestos sulfurados con propiedades antiinflamatorias

En cuanto al mecanismo de acción, los autores del estudio explican que diferentes compuestos presentes en el ajo y la cebolla pueden actuar de manera sinérgica para proporcionar beneficios después de su consumo.

Por ejemplo, la alicina en el ajo es un compuesto inestable que se transforma rápidamente en otros compuestos, como las ditiinas o el disulfuro de dialilo. Otros compuestos organosulfrados que se encuentran en el ajo, como la aliina, pueden contribuir a sus efectos beneficiosos debido a las propiedades antiinflamatorias.

En la cebolla, el compuesto de azufre más común es la propiina (S-propil-L-cisteína sulfóxido), que se convierte en derivados de la propina, como los tiosulfinatos y compuestos de tiosulfonatos, como el PTS y el PTSO, mediante la acción de la enzima alinasa. Estos derivados son más estables y exhiben propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias o antitumorales.

Numerosos estudios preclínicos respaldan la capacidad de estos compuestos para reducir la incidencia de infecciones respiratorias. Además, se ha demostrado que estos compuestos tienen la capacidad de modular el microbioma intestinal en animales acuáticos y terrestres, promoviendo el desarrollo de bacterias beneficiosas en detrimento de las bacterias patógenas. Esto mejora la inmunidad, mantiene la homeostasis intestinal e inhibe la inflamación.