Las miodesopsias –o moscas volantes, como se las conoce popularmente– son condensaciones de colágeno que se forman en el líquido gelatinoso transparente que rellena el globo ocular, llamado humor vítreo. Cuando la luz pasa a través de estos cúmulos de colágeno, proyectan su sombra sobre la retina y eso se manifiesta en la visión como un conjunto de manchas, puntos o filamentos suspendidos en el campo visual.

Aunque estas manchas parecen estar volando frente a nosotros en realidad flotan en el interior del ojo. De ahí que se las denomine "moscas volantes", o también "cuerpos flotantes".

Aunque el tratamiento convencional, y solo excepcionalmente en los casos más graves, propone cirugía para eliminar el humor vítreo (vitrectomía) o el uso de láser para deshacer las condensaciones (vitreolisis con láser), la presencia de estos "cuerpos flotantes" se puede mantener bajo control de forma natural con la ayuda de complementos naturales o mediante pequeños ejercicios.

Moscas volantes: cuándo preocuparse

Si bien son molestas, en realidad son el resultado de un proceso de envejecimiento y no son un problema patológico para el ojo o la visión. Ocurre porque el humor vítreo no se renueva, con lo que a lo largo de los años el colágeno puede ir acumulándose hasta formar esas condensaciones capaces de proyectar sombras.

Sin embargo, ante su presencia, conviene realizar un examen del fondo del ojo, una prueba sencilla que consiste en aplicar unas gotas para dilatar la pupila y observar mediante técnicas de imagen el interior del globo ocular.

El objetivo de esta prueba es descartar un desprendimiento de retina, un trastorno que también puede provocar la aparición de moscas volantes y que requeriría atención inmediata, puesto que pone en riesgo la visión.

Cómo tratar las miodesopsias

Las miodesopsias o "moscas volantes" se ven más en fondos blancos, luminosos, cielos grises... Cuanto más se observan más se perciben, por lo que la recomendación general es intentar no fijarse en ellas y adoptar una mirada relajada, mirando más allá de ellas o como si se viera a su través, ignorándolas.

Los caracteres obsesivos tienen más dificultad en ver de esta manera, pero lo que es claro es que nuestra visión se adapta corticalmente a los cambios y es capaz de “rellenar” o “completar” el mundo visual a partir de imágenes fragmentadas o cortadas. Por tanto, esa actitud de mirada distendida es la mejor recomendación.

Simultáneamente existen en el mercado complementos a base de glucosamina, colágeno hidrolizado y vitamina E, útiles para renovar y proteger los tejidos conectivos del organismo, como el humor vítreo. Estas sustancias pueden ayudar a reducir la cantidad y la intensidad de cuerpos flotantes en el humor vítreo.

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Estudios recientes apuntan a la utilidad de aumentar el consumo de determinadas sustancias antioxidantes para proteger el humor vítreo frente a la degradación por la edad. El humor vítreo es un tejido del ojo en el que naturalmente hay una gran presencia de antioxidantes, pero esta se reduce con la edad. El ácido ascórbico o vitamina C, la hesperidina (un flavonoide presente en la mandarina y otros cítricos), el zinc, la leucocianidina (otro flavonoide presente, por ejemplo, en el plátano), la l-lisina y los verbacósidos son algunos de los compuestos que en estudios en animales han mostrado mayor efecto inhibidor frente a la degeneración vítrea.

Otros estudios se han interesado por las consecuencias psicológicas de problemas de visión como las miodeopsias, lo que refuerza la importancia, no solo de aprender a adaptarse a la presencia de las moscas volantes, sino de cuidar de la salud visual.

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