Todos los futbolistas aficionados, los jugadores de hockey, rugby, pádel y otros deportes que se practican sobre campos de césped artificial, y los padres de los niños que aprenden estos deportes, saben lo que es el granulado de caucho que se utiliza para amortiguar las caídas y los botes de las pelotas. Se mete en el calzado, lo ensucia todo y es un residuo, del tipo de los microplásticos, que perjudica gravemente el medio ambiente. Por eso la la Comisión Europea ha decidido prohibir la comercialización de este material a partir del 17 de octubre de 2031 (reglamento 2023/2055).

Según la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), "los campos de césped artificial son los mayores emisores de microplásticos, con mucha diferencia".  En el conjunto del planeta, se estima que pueden estar produciendo 16.000 toneladas anuales, mientras que otros desechos industriales y agrícolas, como los fertilizantes, son responsables de 10.000 toneladas.

Granulado de caucho: un problema ambiental y un problema para la salud

El principal motivo que esgrime la comisión es el ambiental, pero la salud humana resulta directamente perjudicada por este material sobre el que retozan miles de niños desde hace un par de décadas. Las familias buscan el deporte como fuente de salud y se encuentran con que las criaturas respiran sobre un material que emite 17 hidrocarburos volátiles, sobre todo cuando hace calor. Estos hidrocarburos son tóxicos para las neuronas y pueden alterar el sistema hormonal, que a su vez actúa sobre el metabolismo. 

Si crees que el problema se ciñe a los miles de niños que juegan sobre césped artificial, te equivocas, porque afecta a todos los niños que pisan sobre el blandito suelo de las zonas de juego infantil en ciudadades y pueblos, construidas con el mismo material, pero aglomerado en lugar de suelto. ¿No te ha llamado la atención el olor a asfalto de estas superficies cuando las calienta el sol?

 Contiene metales pesados

La Universidad de Compostela realizó un estudio pionero sobre los posibles efectos del caucho en los niños, este material podría favorecer los casos de leucemia y linfoma no-Hodgkin, entre otros problemas de salud, según el estudio publicado en la revista Chemosphere. El granulado SBR (caucho estireno-butadieno) contiene metales pesados muy tóxicos y emite compuestos orgánicos volátiles.

 La prohibición del caucho sintético forma parte de la estrategia europea para reducir la contaminación con microplásticos. Ya se ha prohibido la purpurina, otro material omnipresente en nuestras vidas. Te puedes preguntar, entonces, por qué si el caucho es tan dañino no se prohibe inmediatamente. La razón es que sustituirlo va a ser una odisea económica. Es un negocio muy rentable para las empresas que reciclan neumáticos, que tendrán que reconvertirse y buscar otras fuentes de ingresos o cerrar. Y los clubes, colegios y todas las empresas y organizaciones que cuentan con pistas de césped artificial van a tener que encontrar una alternativa limpia que no hunda sus presupuestos.

El granulado de caucho se fabrica triturando neumáticos 

Solo en España hay más de 10.000 campos de fútbol y cada año se construyen o se renuevan unos 400. Como parte del caucho se lo llevan los deportistas en sus zapatillas y botas, o es arrastrado por el agua de riego (sí, los campos de césped artificial se riegan) o por la lluvia, junto a cada pista hay enormes sacos de caucho para reponerlo. Consecuencia: la alternativa será un negocio que moverá miles de millones de euros. Por cierto, las empresas que reciclan neumáticos preguntan qué se va a hacer con los millones de neumáticos que van a dejar de triturarse, teniendo en cuenta que para amortiguar un solo campo de fútbol se usan unos 27.000 neumáticos. Probablemente se quemarán fuera de la Unión Europea, pero esa es otra cuestión.  

En la Universidad de Castilla-La Mancha, el grupo de investigación IGOID ha inidicado el proyecto "Circular and safe solution for synthetic turf pitches" (LIFET4C) para encontrar una alternativa perfecta al caucho. Los expertos tienen claros los requisitos: si es de plástico, el tamaño tiene que ser mayor de cinco milímetros (de lo contrario, sería, de nuevo, un microplástico),  de origen reciclado y, a su vez, reciclable, y su ciclo de vida tiene que ser controlado, es decir, no puede acabar en las alcantarillas.

Alternativas: rellenos naturales de corcho y fibras vegetales

Sin embargo, salir del microplástico para meterse en el macroplástico no parece la mejor solución. La alternativa real pasa por encontrar un relleno natural. La buena noticia es que ya existen: el corcho, la fibra de coco, los huesos de aceituna, el maíz y otros residuos vegetales podrían ser la alternativa. De hecho, unos cuantos clubes profesionales ya han elegido este material natural para sus campos de entrenamiento. 

El problema del granulado del caucho en las pistas deportivas solo es la punta de un iceberg. Las fibras de césped son de polietileno y están pegadas a una base de poliuretano. Todo esto se convierte en microplásticos. Y en las ciudades respiramos caucho en polvo porque se liberan continuamente al rozar las ruedas contra el asfalto... ¿Para cuando una alternativa a los neumáticos de caucho sintético?