El verano  nos permite gozar de los placeres de la naturaleza a partir del propio cuerpo.

Desde la tranquilidad podemos recuperar la libertad de movimientos, tenemos mayor percepción del cuerpo y aumenta la sensibilidad hacia él. Podemos expresar mejor todas sus posibilidades, practicar deporte al aire libre, tomar baños en una poza de un río o en el mar, o aventurarnos por caminos desconocidos en busca de imágenes bellas para recordar durante todo el año. ¿Cómo disfrutar del verano al máximo conectando con la naturaleza? Te lo contamos

1. disfruta de las noches al aire libre

La naturaleza de noche es una gran desconocida. El hermoso cielo estrellado estival nos invita a concebir las dimensiones de las galaxias y otros cuerpos celestes que aportan relatividad a nuestros minúsculos problemas personales.

Algunos animales duermen de día y son más activos de noche. Cárabos, lechuzas y murciélagos empiezan a desperezarse al anochecer. Tienen la prudencia de pasar desapercibidos, por eso para observarlos hay que ubicarse en un lugar reservado y aguardar quietamente su presencia. A los niños, esta actividad les enseña a ser discretos.

Los procesos vitales de la naturaleza se desarrollan en estrecha relación con los ritmos cósmicos. Lo que sucede allá arriba tiene influencia aquí abajo. Y ahora es momento de la abundancia, de la entrega, de compartir.

Los afortunados que disponen de un huerto están en plena actividad. Todo esfuerzo anterior ha empezado a dar su fruto. Se tiene casi la impresión de una sobreabundancia de producción. Por lo tanto, también es un buen momento para regalar el excedente de las cosechas.Tomates, lechugas, melones, cebollas... se obsequian a vecinos, familiares y amigos.

2. regálate o regala un masaje

El verano, durante el cual nos liberamos de buena parte de la ropa, es buen momento para aprender técnicas como el masaje. En esta época es fácil ensayar y descubrir habilidades que ofrecen, dan y nos entregan a los demás. Eso nos puede ayudar a percibir aspectos físicos que habían pasado desapercibidos.

Suele decirse que es más fácil dar un masaje que recibirlo, puesto que para masajear, el aprender las técnicas de masaje (californiano, tailandés, sueco...) es cuestión de más o menos tiempo. Pero para recibirlo y disfrutarlo de verdad hay que abandonarse a las manos del compañero, entregarse a él, confiar en su capacidad, cuestión que podemos ejercitar ahora con mayor libertad.

La afamada neuróloga Mary Carlson estudió durante tres décadas el efecto de tocar en el desarrollo del cerebro. Carlson concluyó que el tacto resulta crucial para la liberación de cortisol (una importante hormona suprarrenal) y la regulación de nuestra respuesta al estrés. Eso influye en el funcionamiento del metabolismo, la inmunidad y el sistema nervioso.

Los niños que no son tocados muestran importantes problemas sociales y de comportamiento, como falta de emociones básicas o disminución del crecimiento físico, y tardan más en empezar a andar, guardar el equilibrio, coger un lápiz y recordar y verbalizar las palabras básicas.

Pero las necesidades táctiles no cambian con la edad. En todo caso, lo que hacen es aumentar. Los bebés y los niños no son los únicos que necesitan ser tocados. Todos necesitamos tocar y ser tocados para gozar de buena salud y felicidad.

Sin embargo, cuando nos hacemos mayores nos volvemos cautos de tocarnos por miedo a cómo puede ser interpretada la situación. Casi nos hemos acostumbrado a conectar más con las máquinas que con nuestra piel.

El mundo tecnológico nos ofrece la posibilidad de enviar correos electrónicos y de conectar al instante casi con todos los rincones del mundo. Por desgracia, ese asfalto de banda ancha prescinde del necesario contacto humano y disminuye nuestra capacidad para acercarnos de forma auténtica.

Un simple abrazo puede decir mucho más de la persona de lo que nos podría transmitir un e-mail o una conversación telefónica.

3. libera tu pasión

Solemos asociar el verano con el sol, la expansión, la amistad... Curiosamente, de acuerdo con las estaciones chinas, el verano se corresponde con el elemento fuego y con el corazón, el órgano de la alegría, el habla, la risa.

Hace más de 3.000 años, los chinos dedujeron que el universo está formado por 5 elementos, que ellos denominaron fuego, tierra, metal, agua y madera.

Cada elemento da nacimiento al siguiente (el agua alimenta a la madera, que da lugar al fuego, que se convierte en tierra, de la que se obtiene el metal. generando agua en ese proceso...). De forma que cada elemento es madre del siguiente, y abuelo del que viene a continuación. 

Para la medicina china, el ser humano, como parte del universo, está formado por esos 5 elementos, que se relacionan con los órganos:

  • El elemento fuego se vincula con el corazón y el intestino delgado.
  • La tierra, con bazo y estómago.
  • El metal se relaciona con el pulmón y el intestino grueso.
  • El agua, con el riñón y la vejiga.
  • La madera con el hígado y la vesícula biliar.

De todos ellos, los primeros de cada pareja (corazón, bazo, pulmón, rinón e hígado) representan los "órganos tesoro", pues son los que desarrollan la función del elemento al que pertenecen, mientras que sus acompañantes tienen un papel de apoyo.

Los 5 elementos están relacionados con aspectos de este universo: sabores, alimentos, colores, emociones, fenómenos climáticos, estaciones del año. Por eso las enfermedades propias de un órgano se tratan mejor durante su estación madre.

El verano es la estación favorable para compartir experiencias con los amigos. Realizar fiestas, acudir a conciertos, participar en actividades lúdicas, conforman la esfera de posibilidades que surgen de forma espontánea.

Para los acupuntores, en verano el corazón tiene el momento de máxima expresión de sus cualidades. A nivel físico, cuando el corazón funciona bien la sangre fluye sin problemas y el pulso es estable y regular.

La persona está psicológicamente equilibrada y su armonía interna se manifiesta en una alegría noble y sencilla y una predisposición a interaccionar con los demás.

4. date el placer de caminar sin zapatos

¿Recuerdas cuando de pequeño te olvidabas de ponerte las sandalias? Pues eso es lo que has de hacer ahora. Tomar paseos con los pies en la tierra, en la madre tierra o en la arena de la playa. Tanto si estás en el camino de Santiago, en el jardín de tu casa o en un desierto de musgo viendo el sol de medianoche, enchufa la "toma tierra" de tu cuerpo. Aterriza, estás aquí.

De acuerdo con el feng-shui, en las ciudades vivimos en un medio demasiado yang. Todo son líneas rectas, arquitectura dura, vigas de hierro... Faltan las líneas curvas, la sinuosidad, la relajación del yin.

Los edificios de las ciudades son tan yang, que para equilibrar ese sistema el yin que falta lo ponen las personas que habitan en ellos.

De manera que es lógico que se den tantos síntomas yang en nuestra cultura occidental, como el estrés, los enfados, las arritmias, las migrañas...

Por lo tanto, conecta con el yin de la tierra ahora que puedes. Descálzate, y a lo mejor incluso te emocionas al redescubrir la tierra. Que, para más detalles, es el planeta en el que habitas y del que procedes.

No estás solo en el viaje. Lo compartes con una infinidad de criaturas que tampoco usan zapatos. Tengamos pelo o plumas, con nuestras patitas vamos formando senderos que recorren sinusoidalmente la tierra, y ahora puedes recorrerlos. Puedes estar seguro de que estas vacaciones no las vas a olvidar jamás. 

5. disfruta los BAÑOS DE SOL

En verano puedes tomar el sol desnudo en un lugar discreto. Aumenta las horas de exposición de forma gradual; empieza con diez minutos para no quemarte y evita las horas centrales del día, entre las doce y las cuatro de la tarde.

6. ABRAZA LOS ÁRBOLES

Alisos, encinas o sauces, todos los árboles se dejan abrazar. Cierra los ojos, abra un árbol y une tu corazón con el suyo, tranquilamente. Sin darte cuenta te sentirás transportado muy lejos, y después te sentirás recargado de energía y serenidad.

7. APRENDE YOGA

Ahora es un buen momento para estirar músculos y articulaciones. Aprovecha tus vacaciones para encontrar un rincón tranquilo en la naturaleza, despliega tu estera y realiza las asanas o posturas de yoga. En pareja, el placer es doble.