La llegada del calor se nota en las piernas: hinchazón de pies y tobillos, pesadez, cansancio, rigidez e incluso calambres nocturnos son síntomas que aparecen con mayor frecuencia en los meses calurosos, aunque no son exclusivos de estos.

Los trastornos de mala circulación en las piernas se agravan, además, si se mantiene una misma postura durante mucho tiempo, ya sea sentado o de pie. Sin movimiento, el flujo sanguíneo tiende a estancarse.

De ahí que para facilitar el retorno venoso sea fundamental acostumbrarse a, cada tanto, mover los dedos de los pies, rotar los tobillos, flexionar y estirar las piernas... en definitiva, a realizar cualquier movimiento que implique un cambio de postura.

Cómo prevenir los problemas de circulación

Algunos estiramientos sencillos alivian la sensación de pesadez e hinchazón. Asimismo hay que:

  • Evitar las prendas que oprimen
  • Optar por ropa holgada y zapatos cómodos
  • Tratar de no sentarse cruzando las piernas, lo que obstaculiza la circulación
  • Beber abundante líquido, como agua o zumos
  • Minimizar el consumo de café y bebidas alcohólicas
  • Practicar ejercicio de forma regular.

Estiramientos para reactivar la circulación de las piernas

Una buena opción son los estiramientos: ayudan a que la sangre circule mejor por las fibras musculares y activan la microcirculación.

Se pueden realizar después de estar varias horas sentado, si se lleva mucho rato conduciendo, o tras un viaje en avión; y, en general, si uno se nota rígido, cansado o con los tobillos y pies hinchados.

Uno de los ejercicios más efectivos para relajar y tonificar las piernas consiste en tenderse en el suelo, con los brazos a los lados, y elevar las piernas hasta formar un ángulo de 90º.

Se flexionan los pies, dirigiendo la punta de los dedos hacia abajo. Hay que concentrar la energía en la zona abdominal y, con la espalda relajada, respirar con normalidad. Se mantiene la postura todo lo que sea posible.

Estiramiento para aliviar las piernas cargadas

  1. De pie, con los pies juntos, flexiona la pierna derecha hacia atrás sujetando el pie con la mano derecha y manteniendo en todo momento las rodillas una junto a otra. Fija la mirada en un punto alejado para mantener el equilibrio.
  2. Realiza entre 5 y 10 respiraciones manteniendo la postura, tratando de llevar el pie levantado hacia el glúteo cuando espiras, de modo que se estire el cuádriceps.
  3. Vuelve a la posición inicial para realizar el ejercicio con la otra pierna.