El regreso de las vacaciones puede ayudarnos a enfocar el nuevo curso con una visión más optimista de la vida.

Tras las vacaciones de verano, los días nos ofrecen todavía muchas horas de luz e infinitas posibilidades para disfrutar del exterior y también para cuidar de nuestro interior e iniciar una pequeña revolución personal.

El sol sale cada día ofreciéndote la oportunidad de tomar parte activa en tu transformación y en la de tu entorno.

Te proponemos 8 ideas para seguir forjando tu mejor versión.

1. MANTÉN TU CUERPO Y TU MENTE FLEXIBLES

Realizar una rutina simple de ejercicios de estiramiento te ayudará a relajar los músculos, liberar las tensiones y el estrés acumulado, pero sobre todo te hará ganar flexibilidad corporal y salir de patrones mentales rígidos.

Esta sencilla secuencia de yoga resulta transformadora si la practicas a diario durante unos 15 minutos:

  1. Túmbate boca arriba sobre una esterilla de yoga, separa un poco los brazos y las piernas, cierra los ojos y realiza un par de respiraciones profundas por la nariz.
  2. Lleva las piernas hacia el pecho y abrázalas. Balancéate suavemente hacia la derecha y la izquierda mientras continúas abrazando las piernas.
  3. Cruza el muslo de la pierna derecha por encima de la rodilla izquierda. Con la mano derecha la puedes empujar un poquito hacia abajo para abrir la cadera.
  4. Sujeta con las dos manos la rodilla izquierda y atráela hacia el pecho sin levantar la cabeza. 
  5. Repite los mismos pasos cambiando de pierna.
  6. Deshaz la postura y siéntate sobre los talones, separa las rodillas e inclina el tronco y la cabeza hacia delante. Acerca la cabeza hacia el suelo. Puedes apoyar la frente sobre los antebrazos.
  7. Respira hondo. Observa cómo se estira toda tu columna. Estás en la postura del niño o balasana.
  8. Puedes acabar la secuencia descansando con las piernas cruzadas y las manos sobre las piernas o el regazo.

2. PLANTÉATE NUEVOS RETOS

Salir de la "zona de confort" y atrevernos a probar actividades nuevas en nuestro tiempo libre puede darnos el impulso que necesitamos para descubrir nuevas habilidades o para conectar con la magia de la vida.

Todos tenemos una actividad en mente que vamos posponiendo para "cuando tenga más tiempo". Como la vida es un lugar de aprendizaje continuo, te reto a dar el paso y vencer la procrastinación.

Quizás tu inquietud sea caminar con un grupo de marcha nórdica por la montaña; aprender a hacer tiro con arco; apuntarte a un curso de cocina o repostería; tomar clases de música, baile, pintura, escritura creativa, patchwork, etc.

Busca qué te motiva más y ve a por ello. Te conocerás mejor y ganarás salud y años de vida.

3. REENFOCA EL TRABAJO

Khalil Gibrán, en su precioso libro El Profeta, habla de la importancia de realizar el trabajo con amor para dar un sentido a nuestra vida: "Trabajar con amor es tejer la tela con hilos extraídos de vuestro corazón, como si el ser amado por vosotros fuera a usar esa tela".

Sea cual sea la realidad de nuestra vida laboral, siempre es posible mejorarla y hacer que contribuya a nuestro bienestar.

El pensamiento precede al comportamiento y solemos atraer aquello que alimentamos en la mente, por lo que visualizar que se trabaja con entusiasmo, encontrando un sentido a lo que se hace, es el primer paso para favorecer que esa realidad se vaya consolidando.

También es útil imaginar que se mantiene una buena relación con los compañeros, que se realizan las tareas disfrutando, demostrando nuestras capacidades.

Otra opción es recordar que nuestro trabajo está resultando útil a los demás.

4. CONECTA CON LA TIERRA

La toma de contacto a diario con la naturaleza te proporcionará un punto de anclaje contigo mismo y con la vida, esencial para la salud mental y emocional, sobre todo si se realiza un trabajo intelectual y sedentario.

Al caminar por un entorno marino o de montaña al inicio del día o al atardecer, nos exponemos a las sustancias volátiles liberadas por las plantas y disfrutamos de sus formas naturales o de los murmullos de la naturaleza.

Todo ello nos equilibrapuedes aprovechar el otoño para plantar alimentos propios de la estación

. A la vez ejercitamos el cuerpo y echamos a volar la mente.

Si te atrae la idea de cultivar un huerto,

, como rúcula, canónigos, lechuga romana, escarola, apio, remolacha, rabanitos, zanahorias, alcachofas, perejil, etc.

Puedes hacerlo aunque solo tengas espacio para unas macetas. Meter las manos en la tierra y ver cómo crece la vida es un placer que se puede compartir con familia y amigos.

Otra cosa que puedes hacer para favorecer esta conexión con la tierra es ir a recoger setas por el bosque o visitar un humedal donde sea fácil avistar o fotografiar aves.

Por otra parte, los baños de sol y de mar, ahora que el calor no es tan sofocante, o el disfrute del baño en algún río o cascada, te revitalizarán y te permitirán depurarte y sentirte mejor en todos los sentidos.

5. ENFÓCATE EN LO IMPORTANTE

En nuestro tiempo de ocio, lo más fácil es dejarse llevar por las programaciones exteriores: por las noticias fatalistas, por los contenidos superficiales de las grandes plataformas multimedia, por las redes sociales, etc.

Cedemos parte de nuestro poder sobre nuestra vida a esos medios y a menudo perdemos el tiempo con simples entretenimientos.

Hoy más que nunca resulta fundamental poner el foco en nuestro cuidado personal y emocional, en nuestro crecimiento, y en la conexión real con las personas que nos rodean.

Apagar las pantallas, silenciar el móvil y buscar actividades que enriquezcan nuestro ser es un acto de soberanía individual necesario. Podemos empezar por quedar con amigos con más frecuencia y activar las relaciones sociales, pues harán que nos sintamos más felices.

También podemos implicarnos en proyectos medioambientales y humanitarios destinados a construir un mundo mejor. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer? Más que nunca, urge enfocarse en lo esencial.

6.  MEDITA PARA CONECTAR CON EL NIÑO INTERIOR

Esta meditación está inspirada en una del conferenciante Javier Wolcoff.

  1. Siéntate con la cabeza y la columna alineadas. Cierra los ojos y visualízate en un lugar familiar y seguro.
  2. Respira lenta y profundamente. Imagina que las células tienen una boca y que exhalan cuando tú exhalas. Cuando inhalas, aceptas los cambios que llegan a tu vida; cuando exhalas, eliminas miedos y dudas.
  3. Visualiza que tienes una llave en la mano y una puerta enfrente. Al abrir esa puerta vas a encontrar una escalera hacia abajo que da a un sótano.
  4. Respira hondo, llénate de amor y baja tranquilamente y con total seguridad los siete escalones. A medida que desciendes, sientes alegría. Ese sótano está lleno de tus recuerdos, de tus vivencias, de tus álbumes de fotos, de las memorias y los objetos de toda tu vida.
  5. Sientes que hay alguien en el cuarto. Ves que en una esquina hay un niño escondido. Se dio cuenta de que le descubriste y te sonríe. Sus ojos son los tuyos. Ese niño o niña, que tiene unos 5 años, se sienta en una silla pequeña y tú te sientas en otra enfrente. Tu felicidad es enorme.
  6. Quiere saber por qué estás ahí y tú le explicas que para ser su guía, porque conoces su futuro. Le miras a los ojos y le informas de los eventos importantes de lo que será su vida. Le avisas de que vas a estar ahí, especialmente en los momentos duros, y le explicas que siempre existe otra opción y que vas a protegerlo, guiarlo, desde eso que él aprenderá a llamar intuición.
  7. Dile que eres un viajero que viene del futuro para corregir aquello que no pudimos hacer con amor.

7. Cuida las relaciones auténticas

"Eres porque los demás son y los demás son porque tú eres", dice Satish Kumar, educador, ecologista y pacifista fundador del Schumacher College.

Con los amigos se comparten sonrisas e inquietudes y nos ayudan a salir a flote cuando lo necesitamos.

Para construir relaciones positivas vale la pena tener en cuenta las dos claves siguientes:

  • Escucha activa: Dejar que el otro se exprese, mirándolo con serenidad y atención, mostrando que se valora lo que explica, es fundamental para tener una comunicación fluida, rica y sana.
  • Ser generoso: Las investigaciones de Martin Seligman, pionero de la psicología positiva, demuestran que la alegría que acompaña a un acto de bondad desinteresada proporciona una satisfacción profunda y duradera. Aprovechemos la amistad para ser generosos.

8. Date friegas con sal

Las friegas con sal nos regeneran cuando estamos cansados y abatidos.

Para las friegas, pondremos en un bol sal marina ecológica. Mójate debajo de la ducha y luego aplícate la sal con las manos por todo el cuerpo concienzudamente, hasta por el pelo, la nuca y la espalda.

A la vez que exfolia la piel de todo el cuerpo y deja la piel suave y libre de impurezas, este tratamiento de sal también ejerce un efecto depurativo en el organismo que ayuda a ganar paz y a dormir mucho más descansados tras la jornada laboral.